
A lo largo del país se realizaron "un total de 51 marchas" que congregaron a "175.000 personas, 50.000 de las cuales fueron en Santiago", dijo el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, al hacer un balance final de la jornada.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor sindical del país que agrupa al 10% de la fuerza laboral y que convocó a la manifestación, cifró la adhesión en 600.000 personas y dijo que la jornada se desarrolló "con total éxito".
Más temprano, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, cifró en un 9% la adhesión de funcionarios públicos, mientras que la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef) dijo que fue de "más de un 80%".
"El paro no ha tenido éxito, el paro no logró sus objetivos" de paralizar por completo al país, discrepó el portavoz de Gobierno, Andrés Chadwick.
La paralización general, a la que adhirieron algunos trabajadores privados, se enmarca en el ambiente de efervescencia social que desde hace semanas vive Chile y que ha puesto en jaque al gobierno del presidente Sebastián Piñera a 17 meses de haber asumido.
Este jueves en Santiago, en su mayoría estudiantes y profesores, se reunieron en cuatro puntos de Santiago para converger en la céntrica Alameda, a unas dos cuadras del palacio gubernamental, fuertemente custodiado por fuerzas policiales.
La Policía cercó con vallas metálicas el perímetro que rodea la casa de Gobierno para evitar el avance de los manifestantes, que coparon varias cuadras de la Alameda.
La marcha tuvo el carácter festivo y pacífico de las pasadas convocatorias de estudiantes y se desarrolló en su mayor parte de manera "ordenada", según el gobierno.
No obstante, una vez que finalizó grupos de encapuchados atacaron a la policía con piedras y palos y saquearon algunos comercios, además de atacar una iglesia, antes de ser dispersados con chorros de agua y gases lacrimógenos.
Los desórdenes agregaron otros 210 detenidos y 27 lesionados, al saldo de 456 detenidos y 78 heridos, en su mayoría policías, que sumaban hasta antes de la manifestación de este jueves, precedida durante la madrugada por disturbios en barrios periféricos, donde varios policías resultaron heridos de bala y se registraron también saqueos.
La protesta "es la respuesta del pueblo de Chile a los que les niegan sus derechos, a los que no quieren conversar. Ahora es el momento de ponernos a conversar de verdad o si no esto va a seguir", aseguró el líder de la CUT, Arturo Martínez.
El gobierno acusó además a la CUT de sumarse a la convocatoria de los estudiantes.
"Lo que queda claro es que el tema es la educación. En la marcha hemos visto a los mismos jóvenes de las marchas estudiantiles. La CUT se ha sumado al movimiento estudiantil", aseguró el portavoz Chadwick.
"Se está pensando en nuevas convocatorias. Hemos dicho que tener una educación es un problema social, es un problema de nuestras familias. Los trabajadores están con nuestros padres también", señaló la dirigente estudiantil Camila Vallejo.
La manifestación fue convocada con pedidos que van desde una reforma a la Constitución y un cambio en el Código del Trabajo, hasta la rebaja de los impuestos a los combustibles. También hace propia la reivindicación de los estudiantes.
La manifestación golpea al presidente Piñera en un momento en que su popularidad se encuentra en un mínimo de un 26%, arrastrada por el extenso conflicto estudiantil al que ha dado respuesta con tres propuestas calificadas de "insuficientes" por los estudiantes.
El gobierno tiene "ceder sus posturas ideológicas y dar paso a una posición que es mayoritaria en el país", señaló otro de los líderes estudiantiles, Giorgio Jackson.
Los disturbios de este jueves se sumaron a las escaramuzas que se registraron durante todo el miércoles, en especial en las afueras de sedes universitarias, y a las barricadas incendiarias que se instalaron de mañana en varias intersecciones de Santiago, alterando el desplazamiento en la hora punta de la mañana.
En ambas jornadas oficinas públicas y parte del comercio del centro de Santiago permanecieron cerradas. En el oriente de la ciudad, en tanto, la situación era más normal.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor sindical del país que agrupa al 10% de la fuerza laboral y que convocó a la manifestación, cifró la adhesión en 600.000 personas y dijo que la jornada se desarrolló "con total éxito".
Más temprano, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, cifró en un 9% la adhesión de funcionarios públicos, mientras que la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef) dijo que fue de "más de un 80%".
"El paro no ha tenido éxito, el paro no logró sus objetivos" de paralizar por completo al país, discrepó el portavoz de Gobierno, Andrés Chadwick.
La paralización general, a la que adhirieron algunos trabajadores privados, se enmarca en el ambiente de efervescencia social que desde hace semanas vive Chile y que ha puesto en jaque al gobierno del presidente Sebastián Piñera a 17 meses de haber asumido.
Este jueves en Santiago, en su mayoría estudiantes y profesores, se reunieron en cuatro puntos de Santiago para converger en la céntrica Alameda, a unas dos cuadras del palacio gubernamental, fuertemente custodiado por fuerzas policiales.
La Policía cercó con vallas metálicas el perímetro que rodea la casa de Gobierno para evitar el avance de los manifestantes, que coparon varias cuadras de la Alameda.
La marcha tuvo el carácter festivo y pacífico de las pasadas convocatorias de estudiantes y se desarrolló en su mayor parte de manera "ordenada", según el gobierno.
No obstante, una vez que finalizó grupos de encapuchados atacaron a la policía con piedras y palos y saquearon algunos comercios, además de atacar una iglesia, antes de ser dispersados con chorros de agua y gases lacrimógenos.
Los desórdenes agregaron otros 210 detenidos y 27 lesionados, al saldo de 456 detenidos y 78 heridos, en su mayoría policías, que sumaban hasta antes de la manifestación de este jueves, precedida durante la madrugada por disturbios en barrios periféricos, donde varios policías resultaron heridos de bala y se registraron también saqueos.
La protesta "es la respuesta del pueblo de Chile a los que les niegan sus derechos, a los que no quieren conversar. Ahora es el momento de ponernos a conversar de verdad o si no esto va a seguir", aseguró el líder de la CUT, Arturo Martínez.
El gobierno acusó además a la CUT de sumarse a la convocatoria de los estudiantes.
"Lo que queda claro es que el tema es la educación. En la marcha hemos visto a los mismos jóvenes de las marchas estudiantiles. La CUT se ha sumado al movimiento estudiantil", aseguró el portavoz Chadwick.
"Se está pensando en nuevas convocatorias. Hemos dicho que tener una educación es un problema social, es un problema de nuestras familias. Los trabajadores están con nuestros padres también", señaló la dirigente estudiantil Camila Vallejo.
La manifestación fue convocada con pedidos que van desde una reforma a la Constitución y un cambio en el Código del Trabajo, hasta la rebaja de los impuestos a los combustibles. También hace propia la reivindicación de los estudiantes.
La manifestación golpea al presidente Piñera en un momento en que su popularidad se encuentra en un mínimo de un 26%, arrastrada por el extenso conflicto estudiantil al que ha dado respuesta con tres propuestas calificadas de "insuficientes" por los estudiantes.
El gobierno tiene "ceder sus posturas ideológicas y dar paso a una posición que es mayoritaria en el país", señaló otro de los líderes estudiantiles, Giorgio Jackson.
Los disturbios de este jueves se sumaron a las escaramuzas que se registraron durante todo el miércoles, en especial en las afueras de sedes universitarias, y a las barricadas incendiarias que se instalaron de mañana en varias intersecciones de Santiago, alterando el desplazamiento en la hora punta de la mañana.
En ambas jornadas oficinas públicas y parte del comercio del centro de Santiago permanecieron cerradas. En el oriente de la ciudad, en tanto, la situación era más normal.