Rusia, por su parte, dijo que que "la construcción de colonias en los territorios palestinos ocupados por Israel en 1967, incluyendo Jerusalén Este, es ilegal", y "no reconocida" por la la comunidad internacional.
Los embajadores israelíes en Francia y en Gran Bretaña fueron convocados el lunes por la mañana para escuchar "la desaprobación" de París y las "preocupaciones" de Londres por la extensión de las colonias judías en los territorios palestinos.
Poco después, Suecia y Dinamarca tomaron la misma medida.
España convocó asimismo al embajador de Israel en Madrid para protestar por el anuncio de construcción de viviendas, pero también por la decisión de congelar la transferencia de impuestos que Israel recauda para los territorios palestinos, dos medidas que "no son pasos hacia la paz", sino "más bien hacia la prolongación del conflicto", declaró el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Alemania no convocó al embajador pero dijo estar "muy inquieta" porque considera que "Israel zapa la confianza en su voluntad de negociación".
Israel anunció el viernes su intención de construir 3.000 viviendas más en Jerusalén Este y Cisjordania, en particular en la zona llamada E1.
Esta zona está situada entre Jerusalén y la colonia de Maalé Adumim. La construcción de nuevas colonias en este corredor uniría Maalé Adumim a los barrios de colonización de Jerusalén Este, con lo que Cisjordania quedaría cortada en dos y se comprometería la viabilidad de un futuro Estado palestino.
La decisión israelí ha suscitado críticas internacionales, incluso de Estados Unidos, aliado tradicional de Israel. Washington consideró que el proyecto hace "retroceder la causa de la paz".
Israel anunció su proyecto de construcción un día después de que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara una resolución que otorga a Palestina el estatuto de Estado observador no miembro.
Francia, España, Suecia y Dinamarca votaron a favor de esa resolución. Gran Bretaña y Alemania se abstuvieron.
Como represalia, el gobierno israelí también decidió bloquear la transferencia a la Autoridad Palestina de 460 millones de shekels (unos 92 millones de euros) en impuestos que Israel recauda para los territorios palestinos.
Obstáculo a la creación de dos Estados
Para el gobierno británico, la decisión de expandir los asentamientos, "amenaza la viabilidad de la solución de dos Estados", que incluye la creación de un estado palestino.
"Hemos instado al gobierno israelí a que reconsidere [su decisión], si sigue adelante con esta decisión, entonces habrá una fuerte reacción", señaló el Foreign Office en un comunicado.
Según el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, ese proyecto sería "un obstáculo serio para constituir dos Estados" porque impediría "la contigüidad territorial de un futuro Estado palestino".
Pero Francia y Gran Bretaña no confirmaron que se plantearan llamar a sus embajadores en Israel, lo que sería una primicia en sus relaciones diplomáticas con ese país. Según el diario israelí Haaretz, París y Londres se plantean tomar esa medida de manera concertada.
El presidente François Hollande afirmó el lunes que Francia "no quiere entrar en una lógica de sanciones" con Israel sino que quiere llevar a cabo un "trabajo de convicción". "Nuestra gran preocupación es la instalación de nuevas colonias con todas las consecuencias que ello podría tener en el proceso de paz", dijo Hollande.
Por su parte el ministerio británico de Relaciones Exteriores indicó, sin dar más precisiones, que "cualquier otra medida que el Reino Unido pueda tomar contra Israel dependerá del desenlace de nuestras discusiones actuales con el gobierno israelí y nuestros socios internacionales, entre ellos Estados Unidos y la Unión Europea".
En Israel, una fuente del despacho del primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que el gobierno israelí no renunciará a su proyecto pese a las presiones internacionales.
"Israel insiste siempre en sus intereses vitales, incluso bajo las presiones internacionales, y no habrá cambio en la decisión que ha sido tomada", dijo la fuente.
La embajada israelí en París afirmó en un comunicado que "no es posible esperar que Israel se quede con los brazos cruzados después de la gestión unilateral palestina en la ONU".
Los embajadores israelíes en Francia y en Gran Bretaña fueron convocados el lunes por la mañana para escuchar "la desaprobación" de París y las "preocupaciones" de Londres por la extensión de las colonias judías en los territorios palestinos.
Poco después, Suecia y Dinamarca tomaron la misma medida.
España convocó asimismo al embajador de Israel en Madrid para protestar por el anuncio de construcción de viviendas, pero también por la decisión de congelar la transferencia de impuestos que Israel recauda para los territorios palestinos, dos medidas que "no son pasos hacia la paz", sino "más bien hacia la prolongación del conflicto", declaró el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Alemania no convocó al embajador pero dijo estar "muy inquieta" porque considera que "Israel zapa la confianza en su voluntad de negociación".
Israel anunció el viernes su intención de construir 3.000 viviendas más en Jerusalén Este y Cisjordania, en particular en la zona llamada E1.
Esta zona está situada entre Jerusalén y la colonia de Maalé Adumim. La construcción de nuevas colonias en este corredor uniría Maalé Adumim a los barrios de colonización de Jerusalén Este, con lo que Cisjordania quedaría cortada en dos y se comprometería la viabilidad de un futuro Estado palestino.
La decisión israelí ha suscitado críticas internacionales, incluso de Estados Unidos, aliado tradicional de Israel. Washington consideró que el proyecto hace "retroceder la causa de la paz".
Israel anunció su proyecto de construcción un día después de que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara una resolución que otorga a Palestina el estatuto de Estado observador no miembro.
Francia, España, Suecia y Dinamarca votaron a favor de esa resolución. Gran Bretaña y Alemania se abstuvieron.
Como represalia, el gobierno israelí también decidió bloquear la transferencia a la Autoridad Palestina de 460 millones de shekels (unos 92 millones de euros) en impuestos que Israel recauda para los territorios palestinos.
Obstáculo a la creación de dos Estados
Para el gobierno británico, la decisión de expandir los asentamientos, "amenaza la viabilidad de la solución de dos Estados", que incluye la creación de un estado palestino.
"Hemos instado al gobierno israelí a que reconsidere [su decisión], si sigue adelante con esta decisión, entonces habrá una fuerte reacción", señaló el Foreign Office en un comunicado.
Según el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, ese proyecto sería "un obstáculo serio para constituir dos Estados" porque impediría "la contigüidad territorial de un futuro Estado palestino".
Pero Francia y Gran Bretaña no confirmaron que se plantearan llamar a sus embajadores en Israel, lo que sería una primicia en sus relaciones diplomáticas con ese país. Según el diario israelí Haaretz, París y Londres se plantean tomar esa medida de manera concertada.
El presidente François Hollande afirmó el lunes que Francia "no quiere entrar en una lógica de sanciones" con Israel sino que quiere llevar a cabo un "trabajo de convicción". "Nuestra gran preocupación es la instalación de nuevas colonias con todas las consecuencias que ello podría tener en el proceso de paz", dijo Hollande.
Por su parte el ministerio británico de Relaciones Exteriores indicó, sin dar más precisiones, que "cualquier otra medida que el Reino Unido pueda tomar contra Israel dependerá del desenlace de nuestras discusiones actuales con el gobierno israelí y nuestros socios internacionales, entre ellos Estados Unidos y la Unión Europea".
En Israel, una fuente del despacho del primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que el gobierno israelí no renunciará a su proyecto pese a las presiones internacionales.
"Israel insiste siempre en sus intereses vitales, incluso bajo las presiones internacionales, y no habrá cambio en la decisión que ha sido tomada", dijo la fuente.
La embajada israelí en París afirmó en un comunicado que "no es posible esperar que Israel se quede con los brazos cruzados después de la gestión unilateral palestina en la ONU".