El presidente de Sudán del Sur, Salva Kirr, y el vicepresidente estadounidense, Joe Biden.
"El Consejo recibe con gran satisfacción el compromiso de la República de Sudán del Sur de defender las propuestas y principios de la Carta de Naciones Unidas y de cumplir todas las obligaciones allí contenidas", dijo el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Wasterwelle, cuyo país ejerce la presidencia rotativa del organismo de 15 integrantes.
"Esperamos que la República de Sudán del Sur se una a nosotros como miembro de Naciones Unidas y trabaje estrechamente con sus representantes", agregó.
Ante esta recomendación, el voto del jueves debería ser una simple formalidad, y Sudán del Sur transformarse en el miembro de la ONU número 193, subrayaron diplomáticos.
Sudán del Sur declaró su independencia el sábado ante decenas de miles de sus ciudadanos y numerosos líderes extranjeros, después de casi 50 años de guerra civil en Sudán y millones de muertos.
La comunidad internacional, con Estados Unidos, China, Rusia y la Unión Europea a la cabeza, reconoció rápidamente al nuevo país africano, que figura entre los más pobres del mundo a pesar de sus riquezas petroleras, y le ha ofrecido su apoyo.
En América Latina, Brasil, Chile y Uruguay manifestaron este miércoles su voluntad de establecer relaciones diplomáticos con el nuevo Estado. También lo hicieron Israel y Canadá.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki Moon, recordó que el pueblo de Sudán del Sur "debió soportar 21 años de guerra civil", que determinó la muerte o el desplazamiento de "millones" de personas.
"Ahora tienen su propio país, pero los problemas recién empiezan. Las instituciones gubernamentales son débiles y deben hacer frente a desafíos en todos los planos, sea en materia de servicios sociales como de salud o de educación", agregó.
"Como todo recién nacido, Sudán del Sur necesita ayuda", consideró el secretario de la ONU, y agregó que en ese terreno "el papel de las Naciones Unidas será vital. La ONU debe estar en el centro, y la dirección que tome el Consejo de Seguridad será crucial para los meses y los años venideros", destacó.
La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Susan Rice, saludó "el coraje de un pueblo que jamás perdió las esperanzas".
David Douillet, representante de Francia en la ONU, dijo por su lado que la independencia de Sudán del Sur constituye "un acontecimiento mayor en África" y "marca el fin de una guerra de 50 años".
El conjunto del territorio sudanés ha quedado en ruinas tras cinco décadas de enfrentamientos entre sucesivos gobiernos centrales y rebeldes que reclamaban la independencia del sur.
Además de hacer frente a la carencia de las infraestructuras más elementales, el gobierno del nuevo país debe atender el problema de la violencia fronteras adentro, que dejó un saldo de 1.800 muertos en lo que va del año.
A ello debe sumarse la corrupción rampante entre la dirigencia política y las serias violaciones a los derechos humanos cometidas por los propios rebeldes, que deben emprender un proceso de transformación hacia un ejército regular.
Pierre-Antoine Donnet
"Esperamos que la República de Sudán del Sur se una a nosotros como miembro de Naciones Unidas y trabaje estrechamente con sus representantes", agregó.
Ante esta recomendación, el voto del jueves debería ser una simple formalidad, y Sudán del Sur transformarse en el miembro de la ONU número 193, subrayaron diplomáticos.
Sudán del Sur declaró su independencia el sábado ante decenas de miles de sus ciudadanos y numerosos líderes extranjeros, después de casi 50 años de guerra civil en Sudán y millones de muertos.
La comunidad internacional, con Estados Unidos, China, Rusia y la Unión Europea a la cabeza, reconoció rápidamente al nuevo país africano, que figura entre los más pobres del mundo a pesar de sus riquezas petroleras, y le ha ofrecido su apoyo.
En América Latina, Brasil, Chile y Uruguay manifestaron este miércoles su voluntad de establecer relaciones diplomáticos con el nuevo Estado. También lo hicieron Israel y Canadá.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki Moon, recordó que el pueblo de Sudán del Sur "debió soportar 21 años de guerra civil", que determinó la muerte o el desplazamiento de "millones" de personas.
"Ahora tienen su propio país, pero los problemas recién empiezan. Las instituciones gubernamentales son débiles y deben hacer frente a desafíos en todos los planos, sea en materia de servicios sociales como de salud o de educación", agregó.
"Como todo recién nacido, Sudán del Sur necesita ayuda", consideró el secretario de la ONU, y agregó que en ese terreno "el papel de las Naciones Unidas será vital. La ONU debe estar en el centro, y la dirección que tome el Consejo de Seguridad será crucial para los meses y los años venideros", destacó.
La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Susan Rice, saludó "el coraje de un pueblo que jamás perdió las esperanzas".
David Douillet, representante de Francia en la ONU, dijo por su lado que la independencia de Sudán del Sur constituye "un acontecimiento mayor en África" y "marca el fin de una guerra de 50 años".
El conjunto del territorio sudanés ha quedado en ruinas tras cinco décadas de enfrentamientos entre sucesivos gobiernos centrales y rebeldes que reclamaban la independencia del sur.
Además de hacer frente a la carencia de las infraestructuras más elementales, el gobierno del nuevo país debe atender el problema de la violencia fronteras adentro, que dejó un saldo de 1.800 muertos en lo que va del año.
A ello debe sumarse la corrupción rampante entre la dirigencia política y las serias violaciones a los derechos humanos cometidas por los propios rebeldes, que deben emprender un proceso de transformación hacia un ejército regular.
Pierre-Antoine Donnet