"Delante del pueblo soberano de Costa de Marfil, juro solemnemente y por honor respetar y defender fielmente la Constitución", declaró Gbagbo en su discurso en el palacio presidencial en Abiyán.
Una década después de su elección, que ya fue polémica, Gbagbo fue investido ante unas 200 personas, entre las que se encontraban los embajadores de países africanos aliados como Angola, Sudáfrica, así como también Líbano.
Gbagbo fue proclamado el viernes vencedor de las presidenciales celebradas el 28 de noviembre con el 51,45% de los votos por el Consejo Constitucional, que invalidó los resultados proclamados por la Comisión Electoral Independiente (CEI), que dieron como vencedor a Ouattara con el 54,1% de los votos.
En un correo manuscrito dirigido al presidente del Consejo Constitucional, Ouattara prestó también "juramento" al considerarse "presidente electo", según los resultados de la CEI.
Al mismo tiempo, Guillaume Soro, primer ministro y líder de la ex rebelión Fuerzas Nuevas (FN), que controla el norte del país, reconoció la victoria de Ouattara y le presentó su dimisión. Éste le recondujo en todas sus funciones, constató un periodista de la AFP en un acto celebrado este sábado por la tarde en un hotel de la capital.
Estas elecciones, que estaban llamadas a poner fin a una década de crisis político-militares, han causado un daño sin precedentes en el país y la violencia marcó la jornada de investidura.
Durante el toque de queda nocturno, al menos dos personas fallecieron por disparos de las fuerzas del orden. En varios barrios de la capital se enfrentaron partidarios de ambos candidatos y se oyeron disparos durante la noche.
Por la mañana, los partidarios de Ouattara se manifestaron por toda la capital contra la proclamación de Gbagbo.
El investido presidente se encuentra ahora sólo ante buena parte de la comunidad internacional, como ya lo estaba tras el estallido de la crisis político-militar en 2002.
La ONU reconoció la victoria electoral de Ouattara. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió "al presidente electo que trabaje por una paz duradera, la estabilidad y la reconciliación en Costa de Marfil".
El representante onusiano en el país, Youn-jin Choi, contestó los resultados del Consejo Constitucional, dirigido por un allegado a Gbagbo. En respuesta, las autoridades amenazaron con expulsar a este "agente de desestabilización".
Estados Unidos también reconoció la victoria de Ouattara, al que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, calificó de "vencedor legítimo".
El ministerio británico de Relaciones Exteriores emitió un comunicado en el que se llamó a "todas las partes" a "respetar los resultados anunciados" por la CEI.
En Francia, ex potencia colonial, el presidente Nicolas Sarkozy apeló a la "neta e incontestable" victoria de Ouattara. Unas 500 personas se manifestaron el sábado en París para reclamar la marcha de Gbagbo.
El investido presidente denunció este sábado "injerencias" extranjeras ante las reacciones de la comunidad internacional. "Para que nuestra soberanía no sea pisoteada, no llamemos a los otros a inmiscuirse en nuestros asuntos", dijo.
Gbagbo comenzó el viernes a prepararse el terreno para mantenerse en el poder. Los grandes jefes del ejército regular, cuya actitud es decisiva para salir de la crisis, se "pusieron a su disposición".
Una década después de su elección, que ya fue polémica, Gbagbo fue investido ante unas 200 personas, entre las que se encontraban los embajadores de países africanos aliados como Angola, Sudáfrica, así como también Líbano.
Gbagbo fue proclamado el viernes vencedor de las presidenciales celebradas el 28 de noviembre con el 51,45% de los votos por el Consejo Constitucional, que invalidó los resultados proclamados por la Comisión Electoral Independiente (CEI), que dieron como vencedor a Ouattara con el 54,1% de los votos.
En un correo manuscrito dirigido al presidente del Consejo Constitucional, Ouattara prestó también "juramento" al considerarse "presidente electo", según los resultados de la CEI.
Al mismo tiempo, Guillaume Soro, primer ministro y líder de la ex rebelión Fuerzas Nuevas (FN), que controla el norte del país, reconoció la victoria de Ouattara y le presentó su dimisión. Éste le recondujo en todas sus funciones, constató un periodista de la AFP en un acto celebrado este sábado por la tarde en un hotel de la capital.
Estas elecciones, que estaban llamadas a poner fin a una década de crisis político-militares, han causado un daño sin precedentes en el país y la violencia marcó la jornada de investidura.
Durante el toque de queda nocturno, al menos dos personas fallecieron por disparos de las fuerzas del orden. En varios barrios de la capital se enfrentaron partidarios de ambos candidatos y se oyeron disparos durante la noche.
Por la mañana, los partidarios de Ouattara se manifestaron por toda la capital contra la proclamación de Gbagbo.
El investido presidente se encuentra ahora sólo ante buena parte de la comunidad internacional, como ya lo estaba tras el estallido de la crisis político-militar en 2002.
La ONU reconoció la victoria electoral de Ouattara. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió "al presidente electo que trabaje por una paz duradera, la estabilidad y la reconciliación en Costa de Marfil".
El representante onusiano en el país, Youn-jin Choi, contestó los resultados del Consejo Constitucional, dirigido por un allegado a Gbagbo. En respuesta, las autoridades amenazaron con expulsar a este "agente de desestabilización".
Estados Unidos también reconoció la victoria de Ouattara, al que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, calificó de "vencedor legítimo".
El ministerio británico de Relaciones Exteriores emitió un comunicado en el que se llamó a "todas las partes" a "respetar los resultados anunciados" por la CEI.
En Francia, ex potencia colonial, el presidente Nicolas Sarkozy apeló a la "neta e incontestable" victoria de Ouattara. Unas 500 personas se manifestaron el sábado en París para reclamar la marcha de Gbagbo.
El investido presidente denunció este sábado "injerencias" extranjeras ante las reacciones de la comunidad internacional. "Para que nuestra soberanía no sea pisoteada, no llamemos a los otros a inmiscuirse en nuestros asuntos", dijo.
Gbagbo comenzó el viernes a prepararse el terreno para mantenerse en el poder. Los grandes jefes del ejército regular, cuya actitud es decisiva para salir de la crisis, se "pusieron a su disposición".