SAN JOSÉ, 18 julio 2009 (AFP) -
El presidente costarricense convocó a ambas delegaciones a las 10H00 locales (16H00 GMT) en su residencia privada del selecto barrio de Rohrmoser, para proponerles una salida a la crisis originada por el golpe de Estado que derrocó a Zelaya el 28 de junio. Ni Zelaya ni Micheletti tenían previsto llegar a San José.
"La restauración del orden constitucional en Honduras pasa por la restitución del presidente José Manuel Zelaya", ha dicho el mandatario costarricense, quien va a proponer a a las partes un gobierno de "reconciliación nacional".
A cambio, Zelaya tendrá que desistir de llevar a cabo su proyecto de convocar un referéndum el próximo 29 de noviembre, coincidiendo con las elecciones generales, para reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial.
Las declaraciones de Zelaya y Micheletti, compañeros del Partido Liberal pero ahora rivales políticos, se han sucedido en las últimas horas, mientras desde la comunidad internacional se han alzado voces para apurar el regreso de Zelaya a Honduras -como la del presidente venezolano Hugo Chávez- o para instar a la negociación pacífica, lideradas por Estados Unidos.
Zelaya ha vuelto a reiterar, desde Managua, su intención de regresar a su país "de una forma u otra" aunque esperará a que "culmine el proceso de diálogo" de San José.
"La tensión es muy alta", declaró un portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood, quien pidió paciencia porque ahora se trata de "llevar a las partes a concentrar sus esfuerzos sobre la manera de retornar al orden democrático y constitucional".
Micheletti, que cuenta con el apoyo del Congreso, el ejército, la Justicia, la Iglesia Católica, la clase empresarial y amplios sectores de la sociedad hondureña, ya ha dicho que está dispuesto a irse, pero a condición de que Zelaya no regrese al poder.
El gobierno de facto, que ha lanzado una cruzada contra lo que denomina "intromisiones" de Chávez en los asuntos internos del país, elevando incluso una denuncia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, llega a San José con una propuesta "creativa" que no ha querido desvelar.
El canciller y jefe de la delegación de Micheletti, Carlos López, advirtió a Zelaya que será su responsabilidad si acaba el diálogo de San José, mientras cesó a 16 embajadores de su gobierno, incluyendo a Jorge Arturo Reina en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a Carlos Sosa en Estados Unidos.
En Honduras, miles de simpatizantes del depuesto presidente bloquearon de nuevo el viernes las principales arterias del país para reclamar el retorno de Zelaya, mientras cordones de la policía vigilaban de cerca a los manifestantes sin intentar dispersarlos pese a la incomodidad que causaban a cientos de personas en vehículos privados y a camiones de transporte de mercancías.
Prometen seguir haciéndolo hasta que se restituya a Zelaya en la presidencia.
bur-af/dk
© 1994-2009 Agence France-Presse
El presidente costarricense convocó a ambas delegaciones a las 10H00 locales (16H00 GMT) en su residencia privada del selecto barrio de Rohrmoser, para proponerles una salida a la crisis originada por el golpe de Estado que derrocó a Zelaya el 28 de junio. Ni Zelaya ni Micheletti tenían previsto llegar a San José.
"La restauración del orden constitucional en Honduras pasa por la restitución del presidente José Manuel Zelaya", ha dicho el mandatario costarricense, quien va a proponer a a las partes un gobierno de "reconciliación nacional".
A cambio, Zelaya tendrá que desistir de llevar a cabo su proyecto de convocar un referéndum el próximo 29 de noviembre, coincidiendo con las elecciones generales, para reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial.
Las declaraciones de Zelaya y Micheletti, compañeros del Partido Liberal pero ahora rivales políticos, se han sucedido en las últimas horas, mientras desde la comunidad internacional se han alzado voces para apurar el regreso de Zelaya a Honduras -como la del presidente venezolano Hugo Chávez- o para instar a la negociación pacífica, lideradas por Estados Unidos.
Zelaya ha vuelto a reiterar, desde Managua, su intención de regresar a su país "de una forma u otra" aunque esperará a que "culmine el proceso de diálogo" de San José.
"La tensión es muy alta", declaró un portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood, quien pidió paciencia porque ahora se trata de "llevar a las partes a concentrar sus esfuerzos sobre la manera de retornar al orden democrático y constitucional".
Micheletti, que cuenta con el apoyo del Congreso, el ejército, la Justicia, la Iglesia Católica, la clase empresarial y amplios sectores de la sociedad hondureña, ya ha dicho que está dispuesto a irse, pero a condición de que Zelaya no regrese al poder.
El gobierno de facto, que ha lanzado una cruzada contra lo que denomina "intromisiones" de Chávez en los asuntos internos del país, elevando incluso una denuncia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, llega a San José con una propuesta "creativa" que no ha querido desvelar.
El canciller y jefe de la delegación de Micheletti, Carlos López, advirtió a Zelaya que será su responsabilidad si acaba el diálogo de San José, mientras cesó a 16 embajadores de su gobierno, incluyendo a Jorge Arturo Reina en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a Carlos Sosa en Estados Unidos.
En Honduras, miles de simpatizantes del depuesto presidente bloquearon de nuevo el viernes las principales arterias del país para reclamar el retorno de Zelaya, mientras cordones de la policía vigilaban de cerca a los manifestantes sin intentar dispersarlos pese a la incomodidad que causaban a cientos de personas en vehículos privados y a camiones de transporte de mercancías.
Prometen seguir haciéndolo hasta que se restituya a Zelaya en la presidencia.
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