El papa Francisco, Abdulá y su esposa Rania
Francisco confirmó, durante su encuentro con el rey de Jordania en el Vaticano el jueves, esta postura: "La vía de la negociación y del diálogo es la única opción" para la Santa Sede y Jordania, según un comunicado emitido tras la reunión con Abdalá II.
El papa había hecho el domingo un llamamiento a "acallar el ruido de las armas" en Siria y estimó que "no es el enfrentamiento lo que ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas".
Este encuentro con el rey de Jordania, país frágil afectado directamente por el conflicto en Siria y que acoge a un millón de refugiados, se organizó de forma urgente, debido a la crisis, según fuentes cercanas del Vaticano.
La nitidez de la postura de la Santa Sede recuerda el "no" de Juan Pablo II a la intervención en Irak del presidente George W. Bush.
Los patriarcas de Oriente consideran que si están separados no se les tendrá suficientemente en cuenta, y esperan que Francisco vuelva a hablar y sea escuchado por las capitales occidentales.
El Vaticano, a través del diario Osservatore Romano y la radio, insistió en dar a conocer el miedo de los cristianos de Oriente, que temen ser barridos por la violencia del islamismo radical.
En la última edición del Osservatore Romano, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto para las Iglesias Orientales, dirigió una súplica para que el "interés superior de la paz y de la vida prevalezca por encima de cualquier otro interés".
Los cristianos de Oriente apoyaron en su mayoría los regímenes autoritarios y laicos --Sadam Husein en Irak, la dinastía Asad en Siria--, que protegían sus derechos y garantizaban su seguridad.
Desde el derrocamiento de Sadam Husein, en 2003, centenares de miles de cristianos tuvieron que abandonar sus ciudades.
En el conflicto sirio, una mayoría de cristianos apoyan a Bashar al Asad por miedo a la alternativa islamista.
"El miedo de los cristianos a un ataque militar se basa en la historia de los últimos 10 años", estima el vaticanista Marco Politi.
"La evolución de Irak mostró cómo puede desestructurarse un país que tenía, por cierto, un dictador, pero que era laico", sostiene Politi.
"La guerra de religión entre musulmanes se agravó, el terrorismo se expandió y la situación de los cristianos empeoró", agrega.
"Lo mismo va a pasar en Siria, pues la oposición más eficaz es la de los yihadistas. No se puede ser ingenuo e irresponsable", como algunos filósofos que hablan del deber de actuar, señala.
De Jerusalén a Alepo y de Beirut a Bagdad, los patriarcas de las Iglesias implantadas desde el nacimiento del cristianismo denuncian la perspectiva de ataques occidentales.
El más virulento es Louis Raphael Sako, patriarca de los caldeos de Irak, que dice que un ataque estadounidense "hará estallar un volcán destinado a arrastar a Irak, el Líbano y Palestina".
El obispo de la ciudad siria de Alepo, Antoine Audo, habla del riesgo de una "guerra mundial" y el patriarca maronita Bechara Boutros Rai acusa a algunos países, "sobre todo de Occidente, pero también de Oriente", de "fomentar todos esos conflictos".
"Estamos viendo la destrucción total de lo que los cristianos pudieron construir durante 1.400 años" de cohabitación con los musulmanes, agrega Boutros Rai.
El patriarca sirio-católico Yusef III Yunan acusa a las potencias extranjeras "de haber armado a los rebeldes, incitado a la violencia y envenenado las relaciones entre sunitas y chiitas".
"Occidente piensa que con los sunitas en el poder la democracia va a reemplazar a la dictadura, pero es una gran ilusión", dice.
Los patriarcas señalan que los occidentales no parecen interesados en esperar las conclusiones de la investigación de la ONU y recuerdan que hace 10 años intervinieron en Irak aduciendo la existencia de armas de destrucción masiva que nunca se encontraron.
Incluso los cristianos opuestos a Bashar al Asad están en contra de un ataque militar: el monasterio del padre italiano Paolo Dall'Oglio, actualmente secuestrado en el norte de Siria, exhortó a "rechazar todo tipo de violencia".
El papa había hecho el domingo un llamamiento a "acallar el ruido de las armas" en Siria y estimó que "no es el enfrentamiento lo que ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas".
Este encuentro con el rey de Jordania, país frágil afectado directamente por el conflicto en Siria y que acoge a un millón de refugiados, se organizó de forma urgente, debido a la crisis, según fuentes cercanas del Vaticano.
La nitidez de la postura de la Santa Sede recuerda el "no" de Juan Pablo II a la intervención en Irak del presidente George W. Bush.
Los patriarcas de Oriente consideran que si están separados no se les tendrá suficientemente en cuenta, y esperan que Francisco vuelva a hablar y sea escuchado por las capitales occidentales.
El Vaticano, a través del diario Osservatore Romano y la radio, insistió en dar a conocer el miedo de los cristianos de Oriente, que temen ser barridos por la violencia del islamismo radical.
En la última edición del Osservatore Romano, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto para las Iglesias Orientales, dirigió una súplica para que el "interés superior de la paz y de la vida prevalezca por encima de cualquier otro interés".
Los cristianos de Oriente apoyaron en su mayoría los regímenes autoritarios y laicos --Sadam Husein en Irak, la dinastía Asad en Siria--, que protegían sus derechos y garantizaban su seguridad.
Desde el derrocamiento de Sadam Husein, en 2003, centenares de miles de cristianos tuvieron que abandonar sus ciudades.
En el conflicto sirio, una mayoría de cristianos apoyan a Bashar al Asad por miedo a la alternativa islamista.
"El miedo de los cristianos a un ataque militar se basa en la historia de los últimos 10 años", estima el vaticanista Marco Politi.
"La evolución de Irak mostró cómo puede desestructurarse un país que tenía, por cierto, un dictador, pero que era laico", sostiene Politi.
"La guerra de religión entre musulmanes se agravó, el terrorismo se expandió y la situación de los cristianos empeoró", agrega.
"Lo mismo va a pasar en Siria, pues la oposición más eficaz es la de los yihadistas. No se puede ser ingenuo e irresponsable", como algunos filósofos que hablan del deber de actuar, señala.
De Jerusalén a Alepo y de Beirut a Bagdad, los patriarcas de las Iglesias implantadas desde el nacimiento del cristianismo denuncian la perspectiva de ataques occidentales.
El más virulento es Louis Raphael Sako, patriarca de los caldeos de Irak, que dice que un ataque estadounidense "hará estallar un volcán destinado a arrastar a Irak, el Líbano y Palestina".
El obispo de la ciudad siria de Alepo, Antoine Audo, habla del riesgo de una "guerra mundial" y el patriarca maronita Bechara Boutros Rai acusa a algunos países, "sobre todo de Occidente, pero también de Oriente", de "fomentar todos esos conflictos".
"Estamos viendo la destrucción total de lo que los cristianos pudieron construir durante 1.400 años" de cohabitación con los musulmanes, agrega Boutros Rai.
El patriarca sirio-católico Yusef III Yunan acusa a las potencias extranjeras "de haber armado a los rebeldes, incitado a la violencia y envenenado las relaciones entre sunitas y chiitas".
"Occidente piensa que con los sunitas en el poder la democracia va a reemplazar a la dictadura, pero es una gran ilusión", dice.
Los patriarcas señalan que los occidentales no parecen interesados en esperar las conclusiones de la investigación de la ONU y recuerdan que hace 10 años intervinieron en Irak aduciendo la existencia de armas de destrucción masiva que nunca se encontraron.
Incluso los cristianos opuestos a Bashar al Asad están en contra de un ataque militar: el monasterio del padre italiano Paolo Dall'Oglio, actualmente secuestrado en el norte de Siria, exhortó a "rechazar todo tipo de violencia".