Críticas en Reino Unido al plan contra las descargas


El lugar de vacaciones de los políticos suele ser un dato irrelevante. No en el caso del número dos del Gobierno británico, Lord Mandelson, que aprovechó sus días de descanso en Corfú, Grecia, para cenar con el magnate de la industria discográfica David Geffen. Los internautas acaban de apreciar la diferencia.



Críticas en Reino Unido al plan contra las descargas
De forma inesperada, el Gobierno de Gordon Brown ha decidido endurecer los castigos a las descargas de música y películas en el proyecto de ley que presentará en septiembre. La desconexión del acceso a Internet será la pena impuesta a los que vulneren los derechos de autor. Las empresas de telecomunicaciones han reaccionado enfurecidas y acusan al Gobierno de vulnerar derechos básicos.
Un plan con trampa
En junio, el Gobierno presentó el gran programa sobre nuevas tecnologías llamado Digital Britain después de numerosas consultas con todos los sectores implicados. La vía más represiva quedaba apartada a cambio de que los usuarios recibieran notificaciones de aviso si se excedían en la descarga de contenidos culturales. La prioridad era extender el uso de Internet y que en 2012 cada hogar tuviera acceso a banda ancha, al menos con la modesta velocidad de dos megas.
Los proveedores de acceso a Internet, como Virgin Media y Talk Talk, alegan que el nuevo proyecto castiga a todos los internautas. "Lord Mandelson se ha rendido a la presión del poderoso lobby de la industria cultural", denunció Talk Talk, el mayor proveedor de banda ancha del Reino Unido.
Lo que es indudable es que los empresarios que forman parte del círculo de asesores informales de Mandelson se movilizaron contra Digital Britain en las últimas semanas. Lucian Grainge, presidente de Universal, fue uno de los que se reunieron con el Gobierno británico para detener el primer proyecto. La única duda es si Geffen, cofundador de Dream-works, terminó de convencer a Manderlson el 7 de agosto o si el ministro ya había decidido entonces aplicar la mano dura contra los internautas que descarguen archivos protegidos por los derechos de autor.

Presiones en la industria cultural

La industria reaccionó con rapidez ante la noticia de que Digital Britain no seguía sus consejos y multiplicó los contactos con Mandelson. Su Ministerio niega haber sucumbido a estas presiones, pero la acusación ha calado incluso entre miembros de su propio partido. El diputado laborista Tom Watson, uno de los responsables del proyecto inicial, denuncia que el Gobierno está cometiendo un error. “La nueva propuesta se ajusta a los intereses de los propietarios de los derechos que son los mismos que no han podido encontrar un nuevo modelo de negocio para la era digital”, dijo en su blog.
Jueves, 27 de Agosto 2009
Público, Madrid, España
           


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