Rafiq alHariri y, a la derecha,Hasan Nasralá
En verdad, esta defensa del TEL por parte de Israel muestra que éste es una herramienta dirigida a lograr los objetivos que Israel ha sido incapaz de alcanzar desde 2006: el desarme y desmantelamiento de Hezbollah.
De este modo, Israel se cree con el derecho de “lamentar” la postura del primer ministro Saad Hariri e incluso trata de “justificarla” afirmando que él “tiene miedo” de que le llegue el mismo destino que a su padre o que Líbano se deslice hacia una devastadora y destructiva guerra civil.
Sin embargo, Israel se vio sorprendido el jueves mientras escuchaba al secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, hablar acerca del tribunal y sus esperados hallazgos. El shock no fue debido a los sólidos argumentos ofrecidos por Hezbollah, negando cualquier implicación de su organización en el asesinato del antiguo primer ministro, sino por la revelación de Sayyed Nasrallah de que el propio Saad Hariri le informó del contexto del veredicto final.
“Se esperaba que el secretario general de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, dedicara gran parte de su discurso de ayer a negar la implicación de su organización en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri en 2005. Lo que era menos esperado fue su afirmación de que el hijo de Hariri, el actual primer ministro Saad Hariri, fue quien le informó de que un fiscal del tribunal planeaba acusar a unos operativos indisciplinados de Hezbollah de tener una responsabilidad en el crimen,” dijo el diario israelí Haaretz el viernes.
El diario israelí citó a Sayyed Nasrallah, que afirmó que Hariri le había asegurado también que estaba convencido de que Hezbollah como organización no había estado implicada en el caso. Haaretz mostró su disgusto por esa afirmación. “Si esto es verdad, eso sólo demuestra que los vínculos políticos son más espesos que los de la sangre,” dijo Haaretz.
Sin embargo, lo más sorprendente del artículo del periódico israelí fue su “justificación” de la postura de Hariri, al que presentan como si “conociera” algo, pero no pudiera actuar como le gustaría. “La supervivencia política de Hariri depende de la aquiescencia de Hezbollah, algo que evidentemente es más importante para él que el honor de su familia,” opinó Haaretz. “Él puede haber llegado a la conclusión que si apoya al tribunal internacional, compartirá el destino de su padre o, alternativamente, podría hacer frente al riesgo de guerra civil entre Hezbollah y sus aliados, por un lado, y su propio Movimiento del 14 de Marzo, por otro. En caso de tal enfrentamiento, Hezbollah, sin duda, ganaría.”
El diario israelí concluye afirmando que Hariri espera resolver el problema estableciendo una distinción entre los operativos indisciplinados y la organización, distinción ésta que ha sido rechazada ya por el partido de la Resistencia.
De este modo, Israel se cree con el derecho de “lamentar” la postura del primer ministro Saad Hariri e incluso trata de “justificarla” afirmando que él “tiene miedo” de que le llegue el mismo destino que a su padre o que Líbano se deslice hacia una devastadora y destructiva guerra civil.
Sin embargo, Israel se vio sorprendido el jueves mientras escuchaba al secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, hablar acerca del tribunal y sus esperados hallazgos. El shock no fue debido a los sólidos argumentos ofrecidos por Hezbollah, negando cualquier implicación de su organización en el asesinato del antiguo primer ministro, sino por la revelación de Sayyed Nasrallah de que el propio Saad Hariri le informó del contexto del veredicto final.
“Se esperaba que el secretario general de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, dedicara gran parte de su discurso de ayer a negar la implicación de su organización en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri en 2005. Lo que era menos esperado fue su afirmación de que el hijo de Hariri, el actual primer ministro Saad Hariri, fue quien le informó de que un fiscal del tribunal planeaba acusar a unos operativos indisciplinados de Hezbollah de tener una responsabilidad en el crimen,” dijo el diario israelí Haaretz el viernes.
El diario israelí citó a Sayyed Nasrallah, que afirmó que Hariri le había asegurado también que estaba convencido de que Hezbollah como organización no había estado implicada en el caso. Haaretz mostró su disgusto por esa afirmación. “Si esto es verdad, eso sólo demuestra que los vínculos políticos son más espesos que los de la sangre,” dijo Haaretz.
Sin embargo, lo más sorprendente del artículo del periódico israelí fue su “justificación” de la postura de Hariri, al que presentan como si “conociera” algo, pero no pudiera actuar como le gustaría. “La supervivencia política de Hariri depende de la aquiescencia de Hezbollah, algo que evidentemente es más importante para él que el honor de su familia,” opinó Haaretz. “Él puede haber llegado a la conclusión que si apoya al tribunal internacional, compartirá el destino de su padre o, alternativamente, podría hacer frente al riesgo de guerra civil entre Hezbollah y sus aliados, por un lado, y su propio Movimiento del 14 de Marzo, por otro. En caso de tal enfrentamiento, Hezbollah, sin duda, ganaría.”
El diario israelí concluye afirmando que Hariri espera resolver el problema estableciendo una distinción entre los operativos indisciplinados y la organización, distinción ésta que ha sido rechazada ya por el partido de la Resistencia.