Este déficit representa casi el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de EEUU, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial.
Durante el año fiscal 2009, los ingresos del gobierno llegaron a 2,1 billones de dólares, una caída del 16,6 por ciento respecto a 2008, mientras que los gastos gubernamentales aumentaron hasta 3,52 billones de dólares, lo que significó un alza del 18,2 por ciento en comparación con el año anterior.
El Departamento del Tesoro predijo que los déficits alcanzarían la suma total de 9,1 billones de dólares durante la próxima década, a menos de que se tomen acciones correctivas.
El secretario del Tesoro, Tim Geithner, señaló que el rápido incremento de la deuda federal es el resultado de las acciones empredidas por el gobierno para combatir la peor recesión económica desde la Gran Depresión en la década de 1930.
La administración Obama lanzó un paquete de estímulo con valor de 787.000 millones de dólares para impulsar la economía, y otro de 700.000 millones de dólares para estabilizar el sistema financiero, desde que el presidente tomó el cargo a inicios de este año.
Además, Geithner señaló que parte de la deuda proviene del periodo de gobierno de George W. Bush.
El déficit del año fiscal 2009 es en gran parte el producto del gasto y la política fiscal heredada de la administración anterior, de acuerdo con el Departamento.
"El déficit de este año es menor de lo que habíamos anticipado anteriormente, lo cual se debe en parte a que estamos logrando reparar el sistema financiero con un menor costo para los contribuyentes", añadió Geithner.
El presidente Barack Obama ha prometido reducir el déficit una vez que la economía regrese al crecimiento y la tasa de desempleo comience a descender.
No obstante, los críticos han dicho que el gobierno no cuenta con la voluntad política para tomar los pasos necesarios para balancear su presupuesto, tales como el aumento de impuestos y el recorte de gastos.
El déficit federal de Estados Unidos no será sostenible si el gobierno no impone una disciplina fiscal, anotó William Gale, alto miembro del Instituto Brookings, en Washington.
Otros economistas consideran que la deuda y el desempleo son los principales problemas que pondrán a prueba el futuro de la administración Obama.
Durante el año fiscal 2009, los ingresos del gobierno llegaron a 2,1 billones de dólares, una caída del 16,6 por ciento respecto a 2008, mientras que los gastos gubernamentales aumentaron hasta 3,52 billones de dólares, lo que significó un alza del 18,2 por ciento en comparación con el año anterior.
El Departamento del Tesoro predijo que los déficits alcanzarían la suma total de 9,1 billones de dólares durante la próxima década, a menos de que se tomen acciones correctivas.
El secretario del Tesoro, Tim Geithner, señaló que el rápido incremento de la deuda federal es el resultado de las acciones empredidas por el gobierno para combatir la peor recesión económica desde la Gran Depresión en la década de 1930.
La administración Obama lanzó un paquete de estímulo con valor de 787.000 millones de dólares para impulsar la economía, y otro de 700.000 millones de dólares para estabilizar el sistema financiero, desde que el presidente tomó el cargo a inicios de este año.
Además, Geithner señaló que parte de la deuda proviene del periodo de gobierno de George W. Bush.
El déficit del año fiscal 2009 es en gran parte el producto del gasto y la política fiscal heredada de la administración anterior, de acuerdo con el Departamento.
"El déficit de este año es menor de lo que habíamos anticipado anteriormente, lo cual se debe en parte a que estamos logrando reparar el sistema financiero con un menor costo para los contribuyentes", añadió Geithner.
El presidente Barack Obama ha prometido reducir el déficit una vez que la economía regrese al crecimiento y la tasa de desempleo comience a descender.
No obstante, los críticos han dicho que el gobierno no cuenta con la voluntad política para tomar los pasos necesarios para balancear su presupuesto, tales como el aumento de impuestos y el recorte de gastos.
El déficit federal de Estados Unidos no será sostenible si el gobierno no impone una disciplina fiscal, anotó William Gale, alto miembro del Instituto Brookings, en Washington.
Otros economistas consideran que la deuda y el desempleo son los principales problemas que pondrán a prueba el futuro de la administración Obama.