
Rush Limbaugh
Rush Limbaugh, una institución en Estados Unidos desde hace más de dos décadas, es un polémico conductor radial conservador escuchado cada día por más de 15 millones de personas. Su programa, "The Rush Limbaugh Show", es el talk show de mayor audiencia en la radio nacional, y es retransmitido en más de 600 emisoras de costa a costa del país.
Pero desde que Limbaugh calificó al aire de "puta" y "prostituta" a una estudiante de leyes de la Universidad de Georgetown, Sandra Fluke, por haber defendido ante el Congreso una disposición del gobierno de Obama en favor de la devolución de los gastos de anticoncepción, Limbaugh se ha convertido en una de las personas más controvertidas del país.
"Ella quiere que se le pague por tener relaciones sexuales", dijo indignado Limbaugh, de 61 años, durante su emisión del 29 de febrero.
En pleno año electoral, el asunto no ha dejado de hacer olas.
El tema generó comentarios más allá de los demócratas, para los que cualquier controversia sobre la contracepción es pan bendito. Los republicanos, en cambio, se han mostrado cautos, preocupados por no ganarse la enemistad de un electorado conservador que escucha religiosamente el programa de Limbaugh y sus diatribas contra los demócratas.
En Twitter y en el resto de las redes sociales el tema causó gran impacto, con llamados a los anunciantes de boicotear la emisión y peticiones para denunciar una "guerra contra las mujeres". Algunos músicos, como Peter Gabriel, solicitaron que sus canciones no vuelven a sonar en "The Rush Limbaugh Show".
Limbaugh no suele disculparse. Pero lo hizo, primero el sábado en su página de internet y de nuevo el lunes durante su programa. "Esas dos palabras fueron inadecuadas. Estuvieron fuera de lugar... De nuevo pido disculpas a la señora Fluke por usar esas dos palabras para describirla", dijo a los oyentes.
Pero Fluke, de 30 años, dijo en la cadena ABC que los comentarios de Limbaugh no cambian nada, "especialmente cuando esa declaración se emite cuando él está bajo fuertes presiones de sus patrocinadores".
Desde el comienzo de la polémica, más de 30 patrocinadores, entre ellos AOL, se desvincularon del programa. Dos radios en Hawai y en Massachusetts (noreste) comunicaron que no van a difundir más la emisión, por considerar que "había sobrepasado los límites de la decencia".
"Todo va bien", expresó sin embargo este miércoles Limbaugh, afirmando que su show, que difunde 18 minutos de publicidad por hora, tenía "quizá 18.000 anunciantes".
En rueda de prensa el martes, entre dos preguntas sobre Irán, Obama, que telefoneó a Fluke para darle su apoyo, fue interrogado sobre la sinceridad de las disculpas de Limbaugh.
"No sé qué es lo que tiene dentro del corazón, por lo tanto no voy a hacer un comentario sobre la sinceridad de sus disculpas", declaró el presidente. Pero, añadió, "las palabras mencionadas no tienen lugar en un discurso público".
Limbaugh, que dice de forma casi cotidiana improperios contra Obama, uno de sus blancos favoritos, denunció inmediatamente su "hipocresía". "Todo el mundo sabe lo que tengo dentro del corazón", dijo, rechazando las críticas "de quienes participan en todo esto por la ventaja política que piensan que pueden obtener".
No hay concidencia entre los expertos sobre el impacto de esta tempestad para un presentador radial cuyos ingresos se estiman en 50 millones de dólares al año. Pero una nueva polémica surgió sobre la oportunidad de colocar un busto con su efigie en el Congreso de Misuri (sur), el estado donde creció.
Tras conocer la noticia, la senadora demócrata Claire McCaskill lanzó una petición en su página de internet. En 48 horas casi 10.000 personas respondieron, de las cuales 9.500 se opusieron a la idea, según su sitio web.
Pero desde que Limbaugh calificó al aire de "puta" y "prostituta" a una estudiante de leyes de la Universidad de Georgetown, Sandra Fluke, por haber defendido ante el Congreso una disposición del gobierno de Obama en favor de la devolución de los gastos de anticoncepción, Limbaugh se ha convertido en una de las personas más controvertidas del país.
"Ella quiere que se le pague por tener relaciones sexuales", dijo indignado Limbaugh, de 61 años, durante su emisión del 29 de febrero.
En pleno año electoral, el asunto no ha dejado de hacer olas.
El tema generó comentarios más allá de los demócratas, para los que cualquier controversia sobre la contracepción es pan bendito. Los republicanos, en cambio, se han mostrado cautos, preocupados por no ganarse la enemistad de un electorado conservador que escucha religiosamente el programa de Limbaugh y sus diatribas contra los demócratas.
En Twitter y en el resto de las redes sociales el tema causó gran impacto, con llamados a los anunciantes de boicotear la emisión y peticiones para denunciar una "guerra contra las mujeres". Algunos músicos, como Peter Gabriel, solicitaron que sus canciones no vuelven a sonar en "The Rush Limbaugh Show".
Limbaugh no suele disculparse. Pero lo hizo, primero el sábado en su página de internet y de nuevo el lunes durante su programa. "Esas dos palabras fueron inadecuadas. Estuvieron fuera de lugar... De nuevo pido disculpas a la señora Fluke por usar esas dos palabras para describirla", dijo a los oyentes.
Pero Fluke, de 30 años, dijo en la cadena ABC que los comentarios de Limbaugh no cambian nada, "especialmente cuando esa declaración se emite cuando él está bajo fuertes presiones de sus patrocinadores".
Desde el comienzo de la polémica, más de 30 patrocinadores, entre ellos AOL, se desvincularon del programa. Dos radios en Hawai y en Massachusetts (noreste) comunicaron que no van a difundir más la emisión, por considerar que "había sobrepasado los límites de la decencia".
"Todo va bien", expresó sin embargo este miércoles Limbaugh, afirmando que su show, que difunde 18 minutos de publicidad por hora, tenía "quizá 18.000 anunciantes".
En rueda de prensa el martes, entre dos preguntas sobre Irán, Obama, que telefoneó a Fluke para darle su apoyo, fue interrogado sobre la sinceridad de las disculpas de Limbaugh.
"No sé qué es lo que tiene dentro del corazón, por lo tanto no voy a hacer un comentario sobre la sinceridad de sus disculpas", declaró el presidente. Pero, añadió, "las palabras mencionadas no tienen lugar en un discurso público".
Limbaugh, que dice de forma casi cotidiana improperios contra Obama, uno de sus blancos favoritos, denunció inmediatamente su "hipocresía". "Todo el mundo sabe lo que tengo dentro del corazón", dijo, rechazando las críticas "de quienes participan en todo esto por la ventaja política que piensan que pueden obtener".
No hay concidencia entre los expertos sobre el impacto de esta tempestad para un presentador radial cuyos ingresos se estiman en 50 millones de dólares al año. Pero una nueva polémica surgió sobre la oportunidad de colocar un busto con su efigie en el Congreso de Misuri (sur), el estado donde creció.
Tras conocer la noticia, la senadora demócrata Claire McCaskill lanzó una petición en su página de internet. En 48 horas casi 10.000 personas respondieron, de las cuales 9.500 se opusieron a la idea, según su sitio web.