Difícil reconciliación de Argelia y Marruecos pese a intereses económicos comunes


RABAT. - Argelia y Marruecos, los dos pesos pesados del Magreb, se han enzarzado en un nuevo enfrentamiento diplomático, en particular en torno al Sáhara Occidental, en lo que constituye una nueva muestra de su incapacidad para reconciliarse a pesar de los intereses económicos comunes.



Mohamed VI-izquierda-y Abdulasis Buteflika
Mohamed VI-izquierda-y Abdulasis Buteflika
La enfermedad del presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika y la crisis gubernamental en Marruecos han sido la espoleta que ha reavivado esta vieja rivalidad entre Argel y Rabat, según los analistas.
La reapertura, a finales de junio, de los 1.600 km de de frontera común, cerrada desde 1994 a raíz del sangriento atentado en Marrakech, del que Marruecos culpó a los servicios secretos argelinos ha supuesto un nuevo roce.
Las "condiciones" que impuso Argelia -sobre el Sáhara pero también sobre el tráfico de droga- han molestado a Rabat.
Se trata de una "práctica de otras épocas" que "demuestra una cultura política de tiempos pasados, en total desfase con las exigencias y las perspectivas del siglo XXI", dijo el ministerio de Relaciones Exteriores marroquí.
El portavoz de la diplomacia argelina, Amar Belani, rápidamente denunció una "escalada premeditada" en el marco de una campaña mediática antiargelina.
Cincuenta años después de la "Guerra de las Arenas", la principal manzana de la discordia entre los hermanos enemigos sigue siendo sin ninguna duda el Sáhara Occidental, la ex colonia española controlada por Marruecos. Aunque Argelia asegura que no toma partido por ninguna de las partes, apoya a los independentistas saharauis del Frente Polisario.
En este sentido, el anterior diferendo verbal, el pasado otoño, se debió a un discurso del rey Mohamed VI en el que alegaba que la falta de progreso se debía a la falta de "voluntad sincera" de las "otras partes".
Marruecos "ha torpedeado el proceso de normalización de las relaciones entre nuestros dos países", respondió un responsable argelino.
Después hubo una distensión notable. El ministro marroquí del Interior, Mohand Laenser, llegó a hablar de la voluntad común de reforzar la cooperación en una visita a Argel.
"Arrebato de nacionalismo"
Según Khadija Mohsen-Finan, especialista del Magreb, la nueva vuelta de tuerca está estrechamente ligada a la situación política en los dos países.
"Se pueden constatar arrebatos de nacionalismo", al mismo tiempo que un "alto nivel de agitación en los centros políticos", con la "tentación de aumentar las apuestas", dijo a la AFP.
En Marruecos, el jefe del partido de la independencia (Istiqlal), Hamid Chabat, instó en mayo a "recuperar" Tinduf, zona del suroeste de Argelia donde se encuentran los campos de refugiados saharauis, con el fondo de crisis gubernamental con el aliado islamista.
Del lado de Argel, los problemas de salud del presidente Bouteflika, en el poder desde hace 13 años, han levantado especulaciones sobre la evolución de la relación con Marruecos.
Mientras tanto, la situación actual traba fuertemente la aplicación de la Unión del Magreb Árabe (UMA). El coste de la "no integración" supera el 2% del crecimiento del PIB cada año, lamenta el economista marroquí Fouad Abdelmoumni.
"Es muchísimo (...) y ninguno de los dos países puede permitirse el lujo de continuar en esta lógica", dice.
Pese a la mediocre situación económica, los presupuestos militares han aumentado estos últimos años, en particular en Argelia, donde en 2012 se elevó a 9.300 millones de dólares, frente a los 3.400 millones de dólares en Marruecos, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri).
Para William Lawrence, responsable del Norte de África en el International Crisis Group (ICG), un acuerdo sobre las fronteras sigue siendo posible, pero a condición de separar este asunto del Sáhara.
"Tanto la nación marroquí como argelina se han labrado en torno al dossier del Sáhara. Está profundamente anclado en su ADN", dice.
Recientemente, este diferendo ha llegado a afectar incluso a la designación, en Francia, del presidente del Consejo de Culto Musulmán (CFCM), después de que la Gran Mezquita de París, ligada a Argel, presentó como candidato a un abogado del Polisario, Chems Eddine Hafiz.
Viernes, 5 de Julio 2013
AFP (Agencia France-Presse)
           


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