Los policías dispersaron varios desfiles con gases lacrimógenos e impidieron el paso a las principales plazas de la capital, donde habitualmente se realizan los mitines.
Desde la revuelta de 2011 se registran crisis reiteradas en Egipto y a menudo las manifestaciones terminan con violencia y muertes.
La jornada del jueves era una prueba para los islamistas, y sobre todo para la cofradía de Mursi. Este movimiento, que tiene 86 años y ganó todas las elecciones después de la revuelta de 2011, fue declarado recientemente "terrorista", proscrito, y casi todos los miembros de su dirección, incluyendo a Mursi, fueron arrestados y corren peligro de ser condenados a la pena capital en numerosos procesos.
Su Guía Supremo, Mohamed Badie, ya fue condenado dos veces a pena de muerte.
La implacable y sangrienta represión de las autoridades bajo la dirección del enemigo de Mursi, el ex jefe del ejército Abdel Fata al Sisi, recientemente electo presidente, redujo radicalmente su capacidad de movilización.
En un año, más de 1.400 manifestantes partidarios de Mursi cayeron bajo las balas de las fuerzas del orden, y más de 15.000 personas fueron arrestadas. Cientos de reos fueron condenados a muerte en procesos expeditivos.
La AFP pudo ver a policías utilizar granadas lacrimógenas y perdigones para dispersar a decenas de manifestantes que quemaban neumáticos en una calle de El Cairo.
Para conmemorar el aniversario de lo que la oposición islamista llama "un golpe de Estado militar", la Alianza contra el golpe de Estado, una coalición favorable a Mursi liderada por los Hermanos Musulmanes, convocó en un comunicado a una "jornada de la cólera". En cuanto este llamado fue publicado, cinco responsables de esta coalición, incluyendo a varios jefes de pequeños partidos islamistas que respaldan a Mursi, fueron arrestados.
Dos desfiles fueron dispersados con gases lacrimógenos en El Cairo, según responsables de los servicios de seguridad. Sin embargo, un militante islamista afirmó a la AFP que se habían previsto manifestaciones durante toda la jornada.
- Amnistía Internacional: "catástrofe para derechos humanos" -
Según los defensores de los derechos humanos, la represion lanzada en julio de 2013 es la más sangrienta registrada en varias décadas en el más habitado de los países árabes.
Esta represión, que inicialmente estaba dirigida contra los islamistas partidarios de Mursi, ha sido lanzada ahora contra los militantes laicos y progresistas que apoyaban al ejército hace un año.
Actualmente tiene lugar una verdadera guerra judicial en Egipto, donde los tribunales condenan regularmente a decenas de opositores, en general basándose en una ley que decreta "ilegal" toda manifestación que no haya obtenido una autorización previa del poderoso ministerio del Interior.
Amnistía señaló "un aumento de los arrestos arbitrarios, de las encarcelaciones, de las torturas y las muertes en detención que prueban el grave deterioro de los derechos humanos en Egipto durante el año que siguió a la destitución de Mursi".
Esta ONG denunció también una "catástrofe" para los derechos humanos, mientras "la seguridad del Estado ha regresado y utiliza los mismos métodos de tortura que en los peores momentos del régimen de Hosni Mubarak", derrocado a principios de 2011.
En represalia, los insurgentes yihadistas llevan a cabo ataques que según el gobierno ya dejaron más de 500 muertos entre las fuerzas del orden.
Ante la violencia que ahuyenta a turistas e inversores extranjeros, Sisi, vencedor en mayo de las elecciones presidenciales con 97% de los votos, capitaliza su imagen de hombre fuerte capaz de instaurar la estabilidad.