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Doce indígenas awá, entre ellos cuatro niños, fueron asesinados este miércoles por desconocidos en un resguardo del departamento de Nariño, suroeste de Colombia, informaron a la prensa fuentes aborígenes. Uno de los menores tenía tan sólo un año de edad.
Aunque inicialmente se había informado que la cifra de muertos era de ocho indígenas, una comisión de investigación de la misma etnia, acompañada de fiscales, estableció el número exacto de fallecidos.
El secretario general de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic), Luis Fernando Arias, indicó que la matanza "fue perpetrada por hombres armados y uniformados", en una casa del refugio Gran Rosario, entre los municipios colombianos de Barbacoas y Tumaco, a unos 700 kilómetros al suroeste de Bogotá.
"No hay certeza de qué grupo cometió la masacre", en jurisdicción de la pequeña localidad de El Diviso, añadió Arias, al tiempo que indicó la presencia constante de paramilitares y otros grupos ilegales así como de la Fuerza Pública que siempre ha existido en esa región.
Funcionarios de la Fiscalía llegaron al lugar de la ejecución para levantar los cuerpos, acompañados por patrullas del Ejército y de la Policía, ante la presencia de los grupos armados, añadió Arias; e indicó que hasta el momento no se ha podido establecer si hay otras personas heridas en el lugar.
Desde el pasado febrero cuando se conoció la muerte de ocho indígenas awá, se han cometido otros ocho asesinatos selectivos de miembros de la misma etnia hasta llegar a la matanza de la madrugada de este miércoles, lo cual suma hasta la presente fecha 28 fallecidos de esta tribu.
En los departamentos de Nariño y Putumayo (suroeste), principalmente, viven en 21 resguardos más de 15 mil indígenas awá, una de las etnias con mayor peligro de extinción.
En julio pasado el relator especial de la Oficina de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos de Pueblos Indígenas, James Anaya, aseguró que la situación de los pueblos nativos de Colombia es "grave, crítica y profundamente preocupante", al concluir una visita de cinco días a la nación, durante los cuales se presentó también el asesinato de dos nativos.
Las autoridades originarias recordaron que los líderes y representantes de la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) son sometidos a seguimientos, persecuciones y constantes amenazas tanto en los resguardos como en Pasto, la capital de Nariño.
Este grupo autóctono, cuyo nombre en su propia lengua (Awapit) significa "gente", ha sobrevivido a presiones de colonizadores, guerras civiles, madereros furtivos, a la minería del oro y a los cultivos de coca. También han subsistido a la presencia de grupos armados.
En Colombia se calcula que hay al menos 27 mil 500 awás, los cuales conforman más de 120 comunidades en un territorio de 322 mil hectáreas repartido entre los departamentos de Nariño y Putumayo.
Originalmente eran cazadores, pero debido sobre todo al conflicto armado interno en Colombia tuvieron que dedicarse a la crianza de animales domésticos y la agricultura.
Aunque inicialmente se había informado que la cifra de muertos era de ocho indígenas, una comisión de investigación de la misma etnia, acompañada de fiscales, estableció el número exacto de fallecidos.
El secretario general de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic), Luis Fernando Arias, indicó que la matanza "fue perpetrada por hombres armados y uniformados", en una casa del refugio Gran Rosario, entre los municipios colombianos de Barbacoas y Tumaco, a unos 700 kilómetros al suroeste de Bogotá.
"No hay certeza de qué grupo cometió la masacre", en jurisdicción de la pequeña localidad de El Diviso, añadió Arias, al tiempo que indicó la presencia constante de paramilitares y otros grupos ilegales así como de la Fuerza Pública que siempre ha existido en esa región.
Funcionarios de la Fiscalía llegaron al lugar de la ejecución para levantar los cuerpos, acompañados por patrullas del Ejército y de la Policía, ante la presencia de los grupos armados, añadió Arias; e indicó que hasta el momento no se ha podido establecer si hay otras personas heridas en el lugar.
Desde el pasado febrero cuando se conoció la muerte de ocho indígenas awá, se han cometido otros ocho asesinatos selectivos de miembros de la misma etnia hasta llegar a la matanza de la madrugada de este miércoles, lo cual suma hasta la presente fecha 28 fallecidos de esta tribu.
En los departamentos de Nariño y Putumayo (suroeste), principalmente, viven en 21 resguardos más de 15 mil indígenas awá, una de las etnias con mayor peligro de extinción.
En julio pasado el relator especial de la Oficina de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos de Pueblos Indígenas, James Anaya, aseguró que la situación de los pueblos nativos de Colombia es "grave, crítica y profundamente preocupante", al concluir una visita de cinco días a la nación, durante los cuales se presentó también el asesinato de dos nativos.
Las autoridades originarias recordaron que los líderes y representantes de la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) son sometidos a seguimientos, persecuciones y constantes amenazas tanto en los resguardos como en Pasto, la capital de Nariño.
Este grupo autóctono, cuyo nombre en su propia lengua (Awapit) significa "gente", ha sobrevivido a presiones de colonizadores, guerras civiles, madereros furtivos, a la minería del oro y a los cultivos de coca. También han subsistido a la presencia de grupos armados.
En Colombia se calcula que hay al menos 27 mil 500 awás, los cuales conforman más de 120 comunidades en un territorio de 322 mil hectáreas repartido entre los departamentos de Nariño y Putumayo.
Originalmente eran cazadores, pero debido sobre todo al conflicto armado interno en Colombia tuvieron que dedicarse a la crianza de animales domésticos y la agricultura.
