
Manifestantes islamistas
Desde el 14 de agosto, el ejército y la policía, que recibieron la autorización de disparar contra todo manifestante que se mostrara hostil, dispersan con violencia casi todas las concentraciones de los partidarios de Mursi, organizadas en general por los Hermanos Musulmanes. Unas mil personas han muerto en Egipto desde mediados de agosto, la inmensa mayoría de ellas eran manifestantes pro Mursi.
Además, más de 2.000 Hermanos Musulmanes han sido detenidos, incluidos los principales líderes de la influyente hermandad a la que pertenece el presidente derrocado. El viernes, varias marcha se formaron en El Cairo a la salida de las mezquitas al finalizar la gran oración semanal, que reunió a miles de personas según periodistas de la AFP.
Otras "pequeñas" manifestaciones se iniciaron durante la tarde en diferentes provincias del país, según los medios egipcios. La hermandad musulmana tiene dificultades para movilizar a sus tropas desde hace dos semanas. Cada viernes llama a los seguidores de Mursi a manifestar "pacíficamente" por millones pero no logra movilizar a más de miles de personas.
Antes del 14 de agosto, lograba movilizar fácilmente a cientos de miles de manifestantes. El gobierno interino instalado por el ejército desde la destitución del primer jefe de Estado egipcio elegido democráticamente, el pasado 3 de julio, acusa a los Hermanos Musulmanes de actividades "terroristas" y una oleada sin precedentes de detenciones ha apuntado a la jerarquía de esta hermandad en todos sus niveles, desde el Guía Suprema Mohamed Badie a los cargos locales, incluido en pueblos remotos.
El jueves, el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, salió ileso de un atentado con coche bomba en El Cairo y el gobierno prometió responder con "mano dura" a cualquier amenaza a la "seguridad nacional". También advirtió del peligro de una "oleada de terrorismo", pero señaló que las autoridades no permitirán un regreso al "terrorismo de los años 1980 y 1990".
Además, más de 2.000 Hermanos Musulmanes han sido detenidos, incluidos los principales líderes de la influyente hermandad a la que pertenece el presidente derrocado. El viernes, varias marcha se formaron en El Cairo a la salida de las mezquitas al finalizar la gran oración semanal, que reunió a miles de personas según periodistas de la AFP.
Otras "pequeñas" manifestaciones se iniciaron durante la tarde en diferentes provincias del país, según los medios egipcios. La hermandad musulmana tiene dificultades para movilizar a sus tropas desde hace dos semanas. Cada viernes llama a los seguidores de Mursi a manifestar "pacíficamente" por millones pero no logra movilizar a más de miles de personas.
Antes del 14 de agosto, lograba movilizar fácilmente a cientos de miles de manifestantes. El gobierno interino instalado por el ejército desde la destitución del primer jefe de Estado egipcio elegido democráticamente, el pasado 3 de julio, acusa a los Hermanos Musulmanes de actividades "terroristas" y una oleada sin precedentes de detenciones ha apuntado a la jerarquía de esta hermandad en todos sus niveles, desde el Guía Suprema Mohamed Badie a los cargos locales, incluido en pueblos remotos.
El jueves, el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, salió ileso de un atentado con coche bomba en El Cairo y el gobierno prometió responder con "mano dura" a cualquier amenaza a la "seguridad nacional". También advirtió del peligro de una "oleada de terrorismo", pero señaló que las autoridades no permitirán un regreso al "terrorismo de los años 1980 y 1990".