Múnich (Alemania).(EFE).- La nueva Administración de EE.UU. se presentó hoy en la Conferencia de Seguridad de Múnich con la mano tendida hacia Rusia e Irán y la petición de ayuda a sus socios europeos, en consonancia con los mensajes del presidente Barack Obama de poner fin al unilateralismo de su antecesor, George Bush.
En su primer discurso en Europa tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, el vicepresidente, Joe Biden, proclamó un "nuevo tono" en las relaciones, basado en la cooperación y el diálogo, concretado en gestos como el de contar con Moscú para el desarrollo del polémico escudo antimisiles.
"Estoy aquí como representante de un gobierno que está decidido a emplear un nuevo tono en Washington y en las relaciones de América con los estados del mundo", dijo Biden. "Estados Unidos necesita al mundo pero creo que el mundo también necesita a Estados Unidos", añadió.
La intervención de Biden había sido anunciada por el organizador de la conferencia, Wolfgang Ischinger, como la primera presentación de la política exterior estadounidense a sus socios occidentales, pero se quedó a medio camino.
Biden demostró efectivamente que existe un nuevo tono en el discurso político, por ejemplo al pedir "sinceramente" a los europeos que planteen propuestas de cuál debe ser la futura estrategia en Afganistán, pero sin llegar a colmar las expectativas que había sobre anuncios concretos.
Fue directo al invitar a Irán al diálogo, con la promesa de "provechos" para Teherán en caso de aceptarlo y la amenaza de sanciones y presiones en el caso contrario.
Pide ayuda a los aliados europeos
También pidió a los europeos que acojan a un pequeño número de prisioneros de Guantánamo cuando se cierre esa prisión situada en la isla de Cuba.
Pero el gesto más visible fue hacia Rusia, a la que prometió incluir en su proyecto de crear en el este de Europa un escudo antimisiles, sobre el que el vicepresidente no fue mucho más explícito.
El escudo se pondrá en marcha, dijo "sólo si resulta tecnológicamente "sensato, factible y eficiente desde el punto de vista de los costes" y sólo en "cooperación con los socios de la OTAN y Rusia".
Biden resaltó la importancia de Rusia a la hora de afrontar amenazas conjuntas, como la lucha contra los talibanes, el terrorismo internacional o el comercio con material nuclear.
También se mostró convencido de que EEUU y Rusia lograrán ponerse de acuerdo sobre el tratado que debe suceder al Start (de armas estratégicas) que vence en once meses.
La necesidad de cooperar con Rusia centró también el resto de la sesión de debates y las intervenciones del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de la canciller, Angela Merkel, o del representante de la política exterior europea, Javier Solana.
Sarkozy fue quien empleó el tono más amistoso frente a Moscú al llamar a la calma a aquellos que ven en Rusia una amenaza y restar importancia a las tensiones surgidas tras la crisis de Georgia y la llamada guerra del gas.
"Creo que actualmente Rusia no es una amenaza para la UE o la OTAN. Rusia tiene demasiados conflictos internos como para suponer una amenaza", subrayó.
Merkel, por su parte, dibujó una nueva política de cooperación reforzada entre la UE y Rusia y, al igual que Solana, alabó las propuestas del presidente Dimitri Medvedev de crear una nueva arquitectura de seguridad europea.
A diferencia de Medvedev, quien al formular sus ideas el año pasado tomó la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) como modelo de esa nueva arquitectura, Merkel opinó que la OSCE no es precisamente el ejemplo de institución efectiva
Según Merkel, sería más útil reforzar la cooperación UE-Rusia. En ningún caso, subrayó, la cooperación reforzada debe poner en duda o debilitar la OTAN.
Todos los que intervinieron en esta jornada de debates sobre el futuro de la seguridad europea y las relaciones de la UE con la OTAN, coincidieron en la necesidad de mejorar el funcionamiento de la Política Europea de Seguridad y Defensa, y evitar las duplicidades y derroches que sigue habiendo por falta de cohesión.
El más explícito en su queja fue el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, quien manifestó su "frustración" por el "muro de protección" que sigue existiendo en la cooperación entre la Alianza y la UE.
En su primer discurso en Europa tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, el vicepresidente, Joe Biden, proclamó un "nuevo tono" en las relaciones, basado en la cooperación y el diálogo, concretado en gestos como el de contar con Moscú para el desarrollo del polémico escudo antimisiles.
"Estoy aquí como representante de un gobierno que está decidido a emplear un nuevo tono en Washington y en las relaciones de América con los estados del mundo", dijo Biden. "Estados Unidos necesita al mundo pero creo que el mundo también necesita a Estados Unidos", añadió.
La intervención de Biden había sido anunciada por el organizador de la conferencia, Wolfgang Ischinger, como la primera presentación de la política exterior estadounidense a sus socios occidentales, pero se quedó a medio camino.
Biden demostró efectivamente que existe un nuevo tono en el discurso político, por ejemplo al pedir "sinceramente" a los europeos que planteen propuestas de cuál debe ser la futura estrategia en Afganistán, pero sin llegar a colmar las expectativas que había sobre anuncios concretos.
Fue directo al invitar a Irán al diálogo, con la promesa de "provechos" para Teherán en caso de aceptarlo y la amenaza de sanciones y presiones en el caso contrario.
Pide ayuda a los aliados europeos
También pidió a los europeos que acojan a un pequeño número de prisioneros de Guantánamo cuando se cierre esa prisión situada en la isla de Cuba.
Pero el gesto más visible fue hacia Rusia, a la que prometió incluir en su proyecto de crear en el este de Europa un escudo antimisiles, sobre el que el vicepresidente no fue mucho más explícito.
El escudo se pondrá en marcha, dijo "sólo si resulta tecnológicamente "sensato, factible y eficiente desde el punto de vista de los costes" y sólo en "cooperación con los socios de la OTAN y Rusia".
Biden resaltó la importancia de Rusia a la hora de afrontar amenazas conjuntas, como la lucha contra los talibanes, el terrorismo internacional o el comercio con material nuclear.
También se mostró convencido de que EEUU y Rusia lograrán ponerse de acuerdo sobre el tratado que debe suceder al Start (de armas estratégicas) que vence en once meses.
La necesidad de cooperar con Rusia centró también el resto de la sesión de debates y las intervenciones del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de la canciller, Angela Merkel, o del representante de la política exterior europea, Javier Solana.
Sarkozy fue quien empleó el tono más amistoso frente a Moscú al llamar a la calma a aquellos que ven en Rusia una amenaza y restar importancia a las tensiones surgidas tras la crisis de Georgia y la llamada guerra del gas.
"Creo que actualmente Rusia no es una amenaza para la UE o la OTAN. Rusia tiene demasiados conflictos internos como para suponer una amenaza", subrayó.
Merkel, por su parte, dibujó una nueva política de cooperación reforzada entre la UE y Rusia y, al igual que Solana, alabó las propuestas del presidente Dimitri Medvedev de crear una nueva arquitectura de seguridad europea.
A diferencia de Medvedev, quien al formular sus ideas el año pasado tomó la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) como modelo de esa nueva arquitectura, Merkel opinó que la OSCE no es precisamente el ejemplo de institución efectiva
Según Merkel, sería más útil reforzar la cooperación UE-Rusia. En ningún caso, subrayó, la cooperación reforzada debe poner en duda o debilitar la OTAN.
Todos los que intervinieron en esta jornada de debates sobre el futuro de la seguridad europea y las relaciones de la UE con la OTAN, coincidieron en la necesidad de mejorar el funcionamiento de la Política Europea de Seguridad y Defensa, y evitar las duplicidades y derroches que sigue habiendo por falta de cohesión.
El más explícito en su queja fue el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, quien manifestó su "frustración" por el "muro de protección" que sigue existiendo en la cooperación entre la Alianza y la UE.