Funcionarios estadounidenses confirmaron esos ataques aéreos, revelados inicialmente por The New York Times y por fuerzas islamistas en Libia.
"Los EAU llevaron a cabo esos bombardeos" dijo a la AFP un funcionario estadounidense que requirió el anonimato.
Por su lado, las autoridades emiratíes guardaban el martes un mutismo total sobre el caso. Un funcionario interrogado por la AFP se abstuvo de realizar el menor comentario sobre esos bombardeos.
"No hay reacción" dijo.
Egipto, acusado de haber servido de base para los bombardeos aéreos, desmintió por su lado su implicación.
Egipto y EAU, países aliados en la lucha contra los islamistas, organizaron este año maniobras militares conjuntas en los Emiratos.
Los bombardeos --la primera serie se produjo hace una semana, y una segunda el sábado-- tenían como objetivo evidente impedir a las milicias islamistas apoderarse del aeropuerto de Trípoli, cerrado desde el 13 de julio debido a combates para hacerse con su control.
Pese a los bombardeos, las milicias islamistas libias aseguraron haberse hecho con el control del aeropuerto internacional de Trípoli.
En este contexto, Estados Unidos y la Unión Europea denunciaron la "escalada de la lucha y violencia" en Libia y pidieron una transición democrática y pacífica.
En un comunicado común, Washington, Paris, Londres, Berlín y Roma condenaron las "interferencias exteriores en Libia que exacerban las divisiones".
- Una situación caótica -
Los islamistas, que controlaban la Asamblea libia saliente, acusan al gobierno y al Parlamento resultantes de las elecciones de junio, y que tiene su sede en Tobruk (este), de ser cómplices de esos bombardeos.
La Asamblea saliente (CGN, mayoritariamente islamista), reunida el lunes en Trípoli, encargó al proislamista Omar al Hasi formar un "gobierno de salvación nacional", al considerar que las autoridades de Tobruk habían "perdido toda legitimidad".
El mandato del CGN teóricamente expiraba con la elección del nuevo parlamento, dominado a su vez por los no islamistas y reconocido por la comunidad internacional.
El riesgo de que se instalen gobiernos y parlamentos rivales amenaza con agravar todavía más la situación en Libia, en plena anarquía desde la caída de Muamar Gadafi en 2011.
El nuevo Parlamento expresó su apoyo al "ejército para que prosiga su guerra (contra la coalición de milicias islamistas Fajr Libya y el grupo yihadista Ansar Asharia que controla parte de Bengasi, segunda ciudad del país) hasta obligarlos a cesar sus matanzas y entregar sus armas".
Por su lado, Ansar Asharia, calificado de "terrorista" por Estados Unidos y las autoridades libias, llamó a las demás milicias islamistas, entre ellas Fajr Libya --la que anunció tener el control del aeropuerto de la capital-- a sumarse a su lucha.
Sin embargo, Fajr Libya ha tomado sus distancias con el grupo Ansar Asharia, que rechaza la democracia como modelo de gobierno y desea aplicar la ley islámica en el país.
Fajr Libya afirmó en un comunicado "respetar la Constitución y la alternancia pacífica en el poder" tras esa invitación de Ansar Asharia de sumarse a sus filas.