El viaje de la próxima semana tiene lugar pocos días después de que Washington levantara parcialmente la suspensión de ayuda militar a El Cairo, impuesta por el fracaso del Ejército del país para restablecer la democracia tras la destitución del presidente Mohamed Mursi en julio pasado.
En este marco, la reciente concesión de 10 helicópteros de ataque y 650 millones de dólares a El Cairo generó fuertes críticas a un mes de unas elecciones presidenciales que serán observadas muy de cerca.
Se trata de un "mensaje fuerte, Estados Unidos quiere mejorar, o al menos comenzar a mejorar, su relación con El Cairo a pesar del deterioro de la situación en materia de derechos humanos", estima la analista Amy Hawthorne.
Durante la visita, Nabil Fahmy se reunirá con el secretario de Estado John Kerry y el ministro de Defensa Chuck Hagel.
Aunque Kerry asegura que Egipto cumplió con los términos de su asociación estratégica con Estados Unidos e Israel, se muestra crítico en lo que refiere a los derechos humanos.
Más de 500 personas, principalmente policías y soldados, fueron asesinados en los atentados cometidos por militantes islamistas después de la destitución de Mursi, según las autoridades egipcias. Al mismo tiempo, Amnistía Internacional cuenta 1.400 muertos por la violencia policial y más de 15.000 encarcelados.
"Seguimos preocupados por los pasos que dio Egipto en los últimos meses, que han ido en contra de los principios democráticos como la libertad de prensa, libertad de expresión, libertad de protestar contra los arrestos políticos", explica la portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki.
- "Política incoherente" -
Los vínculos entre Estados Unidos y Egipto son viejos, y Kerry en el pasado ha considerado a la armada egipcia como una fuerza estabilizadora tanto en el país como en la agitada región. Sin embargo, los hechos del último tiempo llevaron a un análisis de la situación y el jefe de la diplomacia estadounidense ha criticado con severidad recientes decisiones de las autoridades de El Cairo.
La ola de inseguridad en el país aumentó la popularidad del exjefe del Ejército Abdel Fatah al Sisi, favorito para los comicios del 26 y 27 de mayo. Washington enfrenta la sombría perspectiva de ver cómo el hombre que derrocó al primer presidente electo democráticamente del país se convierte en el líder.
"Si los asesinatos en masa, arrestos en masa y sentencias de muerte en masa no son suficiente para dejar claro que las libertades están lejos de ser 'restauradas' en Egipto, ¿qué lo es?", se pregunta Sarah Margon, de Human Rights Watch.
Khaled Elgindy, analista de la Institución Brookings, critica la "política incoherente" de Washington: "Egipto no está transitando hacia la democracia, está transitando a algo peor que (el régimen de) Hosni Mubarak", exdictador derrocado en 2011.
"La relación ha sido tensa, por decir lo menos", admitió bajo condición de anonimato un funcionario egipcio, agregando que era necesaria una "conversación franca" sobre el vínculo entre ambos países. "Es bueno que más de 30 años después demos un paso hacia atrás y examinemos la relación, dónde funcionó y dónde no".