
Los dos hombres, manifestantes, fueron muertos a tiros, dijeron fuentes médicas, que señalaron que había, además, una treintena de heridos.
Testigos informaron de que la policía quiso primero dispersar a cientos de manifestantes que intentaron entrar en el local de la Dirección de Seguridad en Suez. Lo hizo con gases lacrimógenos antes de utilizar munición real.
Una fuente de seguridad dijo, sin embargo, que la policía no había disparado contra los manifestantes, subrayando que algunos de los que "atacaron" el edificio estaban armados.
Horas antes, en El Cairo, más de 600 personas resultaron heridas, asfixiadas en su mayoría, en choques entre la policía y los manifestantes en las afueras del Ministerio del Interior, según la televisión estatal.
Durante el día, miles de hinchas del popular club de El Cairo, Al Ahly, así como ciudadanos de a pie, marcharon acusando a los militares en el poder y al Ministerio del Interior por la violencia que mató a 74 personas y dejó cientos de heridos, la noche del miércoles, en Puerto Said (norte).
La policía utilizó gases lacrimógenos contra los manifestantes.
"No fue un accidente deportivo, fue una masacre militar", gritaba la multitud, pidiendo la renuncia del hombre fuerte de Egipto desde la caída del régimen de Hosni Mubarak, el año pasado, el mariscal Husein Tantaui.
Los manifestantes, furiosos contra los dirigentes militares y la policía, marcharon hacia el ministerio del Interior, donde la policía antimotines, que bloqueaba la carretera, lanzó granadas lacrimógenas.
Varios manifestantes heridos fueron evacuados del sector en motocicletas, mientras en la aledaña plaza Tahrir, testigos vieron al menos cinco ambulancias dirigirse al lugar donde se produjeron los choques.
El miércoles por la noche, al menos 74 personas murieron en Puerto Said (norte) en choques entre hinchas después de un partido de fútbol entre Al Masry, un equipo de Puerto Said, y Al Ahly, de El Cairo.
El gobernante consejo militar destituyó a la directiva de la federación egipcia de fútbol y anunció la dimisión del gobernador de la ciudad.
El primer ministro, Kamal al Ganzuri, que anunció las medidas en un debate parlamentario muy agitado, confirmó el cese de los principales responsables de la seguridad de Puerto Said.
Numerosos testigos habían acusado de inoperancia a la fuerza pública y criticado las fallas en el dispositivo de seguridad del partido disputado el miércoles en esa ciudad.
El presidente de la Asamblea, Saad al Katatni, del movimiento de los Hermanos Musulmanes, primera fuerza política del país, consideró que "la masacre de Puerto Said se debe a una tremenda negligencia de los servicios de seguridad", sin llegar a pedir la caída del gobierno.
Algunos diputados, en cambio, tomaron la palabra para pedir "el cese" del gabinete de Ganzuri, o para afirmar que el consejo militar que dirige el país carga con "la entera responsabilidad" de lo ocurrido.
El poder militar tiene que "rendir cuentas", dijo el diputado del Bloque Egipcio (liberal) Mohamed Abu Ahmed, reclamando la partida de los generales al frente del país.
"Es claramente un complot", según Mohamed, un joven vecino de Puerto Said. "Los soldados no hacen nada, dejan pasar a la gente, no registran correctamente. Está claro que esto estaba preparado", dijo.
La televisión estatal anunció el miércoles por la noche el despliegue del ejército en la ciudad de Puerto Said "para evitar nuevos enfrentamientos". Los corresponsales de la AFP no percibieron ninguna presencia de las fuerzas armadas este jueves en el interior de la ciudad, pero sí fuera.
El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA) decretó un duelo nacional de tres días y celebró una reunión de emergencia para examinar "las medidas necesarias para afrontar las consecuencias de estos acontecimientos trágicos".
Tantaui, al frente del CSFA, había asegurado el miércoles por la noche que la seguridad en el país seguiría siendo "buena" y que "estas cosas pueden ocurrir en cualquier lugar del mundo".
Los "ultras", conocidos por ser los hinchas más fervientes del club Al Ahly, estuvieron presentes durante la revuelta de enero-febrero de 2011 contra Mubarak, y siguieron luego participando en manifestaciones hostiles al ejército y la policía, lo que en las redes sociales alimenta las sospechas de una "venganza" en su contra.
Testigos informaron de que la policía quiso primero dispersar a cientos de manifestantes que intentaron entrar en el local de la Dirección de Seguridad en Suez. Lo hizo con gases lacrimógenos antes de utilizar munición real.
Una fuente de seguridad dijo, sin embargo, que la policía no había disparado contra los manifestantes, subrayando que algunos de los que "atacaron" el edificio estaban armados.
Horas antes, en El Cairo, más de 600 personas resultaron heridas, asfixiadas en su mayoría, en choques entre la policía y los manifestantes en las afueras del Ministerio del Interior, según la televisión estatal.
Durante el día, miles de hinchas del popular club de El Cairo, Al Ahly, así como ciudadanos de a pie, marcharon acusando a los militares en el poder y al Ministerio del Interior por la violencia que mató a 74 personas y dejó cientos de heridos, la noche del miércoles, en Puerto Said (norte).
La policía utilizó gases lacrimógenos contra los manifestantes.
"No fue un accidente deportivo, fue una masacre militar", gritaba la multitud, pidiendo la renuncia del hombre fuerte de Egipto desde la caída del régimen de Hosni Mubarak, el año pasado, el mariscal Husein Tantaui.
Los manifestantes, furiosos contra los dirigentes militares y la policía, marcharon hacia el ministerio del Interior, donde la policía antimotines, que bloqueaba la carretera, lanzó granadas lacrimógenas.
Varios manifestantes heridos fueron evacuados del sector en motocicletas, mientras en la aledaña plaza Tahrir, testigos vieron al menos cinco ambulancias dirigirse al lugar donde se produjeron los choques.
El miércoles por la noche, al menos 74 personas murieron en Puerto Said (norte) en choques entre hinchas después de un partido de fútbol entre Al Masry, un equipo de Puerto Said, y Al Ahly, de El Cairo.
El gobernante consejo militar destituyó a la directiva de la federación egipcia de fútbol y anunció la dimisión del gobernador de la ciudad.
El primer ministro, Kamal al Ganzuri, que anunció las medidas en un debate parlamentario muy agitado, confirmó el cese de los principales responsables de la seguridad de Puerto Said.
Numerosos testigos habían acusado de inoperancia a la fuerza pública y criticado las fallas en el dispositivo de seguridad del partido disputado el miércoles en esa ciudad.
El presidente de la Asamblea, Saad al Katatni, del movimiento de los Hermanos Musulmanes, primera fuerza política del país, consideró que "la masacre de Puerto Said se debe a una tremenda negligencia de los servicios de seguridad", sin llegar a pedir la caída del gobierno.
Algunos diputados, en cambio, tomaron la palabra para pedir "el cese" del gabinete de Ganzuri, o para afirmar que el consejo militar que dirige el país carga con "la entera responsabilidad" de lo ocurrido.
El poder militar tiene que "rendir cuentas", dijo el diputado del Bloque Egipcio (liberal) Mohamed Abu Ahmed, reclamando la partida de los generales al frente del país.
"Es claramente un complot", según Mohamed, un joven vecino de Puerto Said. "Los soldados no hacen nada, dejan pasar a la gente, no registran correctamente. Está claro que esto estaba preparado", dijo.
La televisión estatal anunció el miércoles por la noche el despliegue del ejército en la ciudad de Puerto Said "para evitar nuevos enfrentamientos". Los corresponsales de la AFP no percibieron ninguna presencia de las fuerzas armadas este jueves en el interior de la ciudad, pero sí fuera.
El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA) decretó un duelo nacional de tres días y celebró una reunión de emergencia para examinar "las medidas necesarias para afrontar las consecuencias de estos acontecimientos trágicos".
Tantaui, al frente del CSFA, había asegurado el miércoles por la noche que la seguridad en el país seguiría siendo "buena" y que "estas cosas pueden ocurrir en cualquier lugar del mundo".
Los "ultras", conocidos por ser los hinchas más fervientes del club Al Ahly, estuvieron presentes durante la revuelta de enero-febrero de 2011 contra Mubarak, y siguieron luego participando en manifestaciones hostiles al ejército y la policía, lo que en las redes sociales alimenta las sospechas de una "venganza" en su contra.