El viernes, en la inauguración de la conferencia económica internacional sobre el futuro de Egipto en Sharm el-Sheij, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait, que ya han concedido miles de millones a Egipto desde la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi, sorprendieron con la promesa de 12.000 millones de dólares en ayudas o inversiones, de los cuales 3.000 en depósitos al Banco central. Omán añadiría 500 millones.
Por su parte, el conglomerado alemán Siemens anunció la firma con el gobierno de Egipto de contratos y protocolos de acuerdo por un monto total de 10.000 millones de euros para la provisión, en particular, de una central térmica a gas e instalaciones eólicas.
Al Sisi, artífice del derrocamiento de Mursi, es uno de los principales líderes de la región que reclaman la creación de una fuerza árabe común, para combatir a grupos como el Estado Islámico. La propuesta va a ser estudiada en una cumbre de la Liga Árabe a fines de marzo.
El asunto es de una importancia capital, ya que por el momento la coalición internacional liderada por Estados Unidos se limita a bombardear por aire a los yihadistas en Irak y Siria. Las operaciones en tierra están reservadas al ejército iraquí, con el apoyo de milicias, y a las fuerzas kurdas en Siria.
El ejército de Egipto, el país más poblado y mejor armado del mundo árabe, podría constituir precisamente la espina dorsal de una fuerza común árabe.
A fines de febrero, Al Sisi dijo que Arabia Saudita, Kuwait, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos podrían participar en esta iniciativa.
El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, destacó recientemente "la necesidad apremiante de una fuerza árabe".
En este sentido, Egipto ya movilizó a su aviación para bombardear el 16 de febrero a los yihadistas del EI en el este de Libia, tras la ejecución de 21 cristianos coptos egipcios.
- Apoyo político -
"Pienso que el mensaje es claro: la mayor parte del mundo apoya al gobierno, (que está) comprometido con construir un nuevo Egipto", comentó a la AFP Ashraf el Arabi, ministro egipcio de Planificación.
La conferencia de inversores tiene un cariz muy político, y el objetivo de Al Sisi es presentarse como un presidente fuerte capaz de restablecer la seguridad y la estabilidad del país.
"El apoyo de los países del Golfo se basa en que el gobierno egipcio se ha opuesto al movimiento de los Hermanos Musulmanes", la formación de Mursi, explica Mustafa Kamel al Sayyed, profesor de ciencias políticas en la Universidad de El Cairo. Y es que al igual que el gobierno egipcio, esos países del Golfo consideran a los Hermanos Musulmanes una organización "terrorista".
Por otro lado, añade, el apoyo de Estados Unidos se debe a que este país "considera que el gobierno egipcio se enfrenta a la amenaza de los movimientos terroristas".
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha ido a la conferencia de Sharm el Sheij con las manos vacías. Este sábado prometió no obstante que habrá "una decisión muy pronto" sobre el desbloqueo de una asistencia militar a El Cairo de 650 millones de dólares.
Cada año, Estados Unidos entrega en principio una ayuda de 1.500 millones de dólares a Egipto, de los cuales 1.300 millones en el ámbito militar.
Pero una parte de esta asistencia fue congelada tras el derrocamiento de Mursi y la posterior represión de sus partidarios, que dejó más de 1.400 muertos, más de 15.000 encarcelados y cientos de condenados a la pena capital en procesos sumarísimos. Washington condicionó la reanudación de esa ayuda a que hubiera reformas democráticas.
Desde entonces, no obstante, se han entregado helicópteros de guerra Apache para apoyar al ejército egipcio en su lucha contra los yihadistas en la península del Sinaí.