
Un hombre votando
Este controvertido proyecto ha sumido a Egipto en una grave crisis política.
El vicepresidente egipcio, Mahmud Mekki, anunció este sábado su dimisión. "Desde hace un tiempo me he dado cuenta de que la naturaleza del trabajo político no corresponde a mi formación profesional como juez", indicó en un comunicado recibido por la AFP.
Mekki explicó que inicialmente había presentado su renuncia el 7 de noviembre, pero la postergó hasta este sábado por una serie de acontecimientos, como la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en Gaza, y la decisión del presidente Mohamed Mursi de ampliar temporalmente sus poderes.
"Consideré que hoy (sábado) era un momento adecuado para anunciar mi dimisión como vicepresidente de la República", dijo.
Mekki, de 58 años de edad, era un juez respetado cuando Mursi lo nombró vicepresidente el pasado mes de agosto. Su hermano, Ahmed Mekki, es el actual ministro de Justicia.
Mahmud Mekki lideró la oposición de la magistratura al derrocado presidente Hosni Mubarak, y no quiso ser candidato presidencial este año, afirmando que prefería ser políticamente independiente.
El gobierno egipcio desmintió este sábado la dimisión del gobernador del Banco Central Faruq El Okda, indicó la televisión pública, que previamente dio parte de la renuncia.
De momento no se dio ninguna explicación sobre estas informaciones contradictorias.
Desde hace días la prensa egipcia especulaba con una dimisión del gobernador por motivos de salud.
La votación de los cerca de 25 millones de personas llamadas a las urnas terminará a las 19H00 (17H00 GMT), pero la semana pasada la comisión electoral la prolongó cuatro horas, hasta las 23H00 (21H00 GMT).
La comisión, citada por la agencia oficial Mena, indicó que anunciaría los resultados definitivos "dos días después del final de la votación"..
El "sí" ganó con aproximadamente el 57% de los votos en la primera etapa celebrada el sábado pasado, según cifras oficiosas. Esto permite pronosticar una aprobación del proyecto de Constitución a escala nacional.
La división del país en dos zonas de votación consecutiva se llevó a cabo para hacer frente al boicot de los jueces encargados de supervisar el referéndum, enfrentados al presidente islamista, Mohamed Mursi, al que acusan de socavar la independencia de la justicia.
Para los partidarios del presidente, la adopción de una nueva Constitución dotaría por fin al país de un marco institucional estable que pondría fin a la tumultuosa transición que vive Egipto desde la caída del expresidente Hosni Mubarak en febrero de 2011.
"Riesgo de una creciente islamización"
La oposición, compuesta en su mayoría por movimientos de izquierda y liberales, considera que este texto abre la puerta a una creciente islamización y presenta importantes lagunas en materia de protección de las libertades. La oposición denunció numerosos "fraudes e irregularidades" durante la primera etapa del referéndum.
La votación estuvo precedida de varias semanas de manifestaciones que, en ocasiones, derivaron en enfrentamientos entre adversarios y partidarios de Mursi y de la formación de la que salió, los Hermanos Musulmanes.
A principios de diciembre, ocho personas murieron en enfrentamientos de este tipo en los alrededores del palacio presidencial situado en Heliópolis, en las afueras de El Cairo. El viernes, la policía utilizó gases lacrimógenos en Alejandría para dispersar a partidarios y detractores del proyecto de Constitución.
Si el proyecto de ley fundamental es aprobado, se prevé la celebración de elecciones legislativas en dos meses para reemplazar a la Asamblea disuelta en junio.
Pero, según los analistas, la adopción de la nueva Constitución no pondrá fin a la crisis y la inestabilidad podría prolongarse, debido a las profundas diferencias entre los dos bandos en su visión de la sociedad egipcia pos-Mubarak.
Mohamed ElBaradei, el jefe del Frente Nacional de Salvación (FSN), la principal coalición opositora, opinó que "el país está al borde de la quiebra".
Por su parte, el mufti de Egipto Ali Gomaa, una de las principales autoridades musulmanas del país, solicitó a todas las fuerzas políticas "aceptar los resultados del referéndum (...) y situar el interés de Egipto por encima de cualquier consideración partidista".
Este referéndum se lleva a cabo en un contexto de grave crisis económica. Las incertidumbres políticas ya causaron la postergación de una solicitud de préstamo de 4.800 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) y obligaron a Mursi a congelar los aumentos de impuestos que hubieran afectado al clima social.
El vicepresidente egipcio, Mahmud Mekki, anunció este sábado su dimisión. "Desde hace un tiempo me he dado cuenta de que la naturaleza del trabajo político no corresponde a mi formación profesional como juez", indicó en un comunicado recibido por la AFP.
Mekki explicó que inicialmente había presentado su renuncia el 7 de noviembre, pero la postergó hasta este sábado por una serie de acontecimientos, como la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en Gaza, y la decisión del presidente Mohamed Mursi de ampliar temporalmente sus poderes.
"Consideré que hoy (sábado) era un momento adecuado para anunciar mi dimisión como vicepresidente de la República", dijo.
Mekki, de 58 años de edad, era un juez respetado cuando Mursi lo nombró vicepresidente el pasado mes de agosto. Su hermano, Ahmed Mekki, es el actual ministro de Justicia.
Mahmud Mekki lideró la oposición de la magistratura al derrocado presidente Hosni Mubarak, y no quiso ser candidato presidencial este año, afirmando que prefería ser políticamente independiente.
El gobierno egipcio desmintió este sábado la dimisión del gobernador del Banco Central Faruq El Okda, indicó la televisión pública, que previamente dio parte de la renuncia.
De momento no se dio ninguna explicación sobre estas informaciones contradictorias.
Desde hace días la prensa egipcia especulaba con una dimisión del gobernador por motivos de salud.
La votación de los cerca de 25 millones de personas llamadas a las urnas terminará a las 19H00 (17H00 GMT), pero la semana pasada la comisión electoral la prolongó cuatro horas, hasta las 23H00 (21H00 GMT).
La comisión, citada por la agencia oficial Mena, indicó que anunciaría los resultados definitivos "dos días después del final de la votación"..
El "sí" ganó con aproximadamente el 57% de los votos en la primera etapa celebrada el sábado pasado, según cifras oficiosas. Esto permite pronosticar una aprobación del proyecto de Constitución a escala nacional.
La división del país en dos zonas de votación consecutiva se llevó a cabo para hacer frente al boicot de los jueces encargados de supervisar el referéndum, enfrentados al presidente islamista, Mohamed Mursi, al que acusan de socavar la independencia de la justicia.
Para los partidarios del presidente, la adopción de una nueva Constitución dotaría por fin al país de un marco institucional estable que pondría fin a la tumultuosa transición que vive Egipto desde la caída del expresidente Hosni Mubarak en febrero de 2011.
"Riesgo de una creciente islamización"
La oposición, compuesta en su mayoría por movimientos de izquierda y liberales, considera que este texto abre la puerta a una creciente islamización y presenta importantes lagunas en materia de protección de las libertades. La oposición denunció numerosos "fraudes e irregularidades" durante la primera etapa del referéndum.
La votación estuvo precedida de varias semanas de manifestaciones que, en ocasiones, derivaron en enfrentamientos entre adversarios y partidarios de Mursi y de la formación de la que salió, los Hermanos Musulmanes.
A principios de diciembre, ocho personas murieron en enfrentamientos de este tipo en los alrededores del palacio presidencial situado en Heliópolis, en las afueras de El Cairo. El viernes, la policía utilizó gases lacrimógenos en Alejandría para dispersar a partidarios y detractores del proyecto de Constitución.
Si el proyecto de ley fundamental es aprobado, se prevé la celebración de elecciones legislativas en dos meses para reemplazar a la Asamblea disuelta en junio.
Pero, según los analistas, la adopción de la nueva Constitución no pondrá fin a la crisis y la inestabilidad podría prolongarse, debido a las profundas diferencias entre los dos bandos en su visión de la sociedad egipcia pos-Mubarak.
Mohamed ElBaradei, el jefe del Frente Nacional de Salvación (FSN), la principal coalición opositora, opinó que "el país está al borde de la quiebra".
Por su parte, el mufti de Egipto Ali Gomaa, una de las principales autoridades musulmanas del país, solicitó a todas las fuerzas políticas "aceptar los resultados del referéndum (...) y situar el interés de Egipto por encima de cualquier consideración partidista".
Este referéndum se lleva a cabo en un contexto de grave crisis económica. Las incertidumbres políticas ya causaron la postergación de una solicitud de préstamo de 4.800 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) y obligaron a Mursi a congelar los aumentos de impuestos que hubieran afectado al clima social.