
El escándalo estalló el miércoles de la semana pasada cuando Barclays reveló que iba a pagar el equivalente de 290 millones de libras (450 M de dólares, 360 M de euros) para zanjar de manera amistosa investigaciones de los reguladores británicos y estadounidenses en un caso de manipulación de las tasas interbancarias británica Líbor y europea Euríbor de 2005 a 2009.
Sin embargo, esta suma es relativamente modesta en proporción al tamaño del segundo banco británico. La agencia de calificación financiera Fitch subrayó que la cantidad era "fácilmente asumible dado su capital y su capacidad para generar beneficios".
Barclays está en cambio fuertemente desestabilizado por la dimisión de su consejero delegado Bob Diamond, víctima del escándalo. Si se había convertido para la opinión pública en el símbolo de la arrogancia de los banqueros, también hizo de su filial Barclays Capital un mastodonte de la banca de inversión y será difícil encontrarle un sucesor.
"Su marcha es una acontecimiento significativo y constituirá probablemente un elemento perturbador. El grupo cambiará sin duda de forma y el tamaño de su actividad de inversión será modificada", estimaron los analistas de BNP Paribas.
La reputación de la entidad también quedó empañada por este escándalo, uno de los últimos de la larga serie protagonizada por los bancos británicos.
Recientemente se vieron obligados a provisionar miles de millones de libras debido a un contencioso iniciado por las autoridades debido a la venta forzada de seguros con algunos créditos, especialmente inmobiliarios.
Los millonarios bonus pagados a algunos banqueros cuando el país se halla en recesión también hacen correr ríos de tinta. Estas retribuciones se consideran todavía más indecentes cuando se trata de bancos como Lloyd's Banking Group o Royal Bank of Scotland (RBS) que tuvieron que ser rescatados a costa del contribuyente durante la crisis financiera de 2008 para que no quebraran.
Las autoridades británicas, ante la indignación causada por los amaños del Líbor, que potencialmente tuvieron consecuencias en los créditos personales y a empresas, parecen decididas a actuar.
El primer ministro conservador David Cameron anunció el lanzamiento de una investigación parlamentaria sobre el "escándalo vergonzoso" del Líbor, cuyo funcionamiento va a ser revisado, mientras que las autoridades estudian también acciones penales contra los banqueros involucrados.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, pidió por su parte "un verdadero cambio de cultura en el sector".
Este endurecimiento anunciado confirma una tendencia que vio "al sector bancario mundial sometido a una mayor regulación desde hace varios años", observó Fitch.
El gobierno conservador británico ya decidió obligar a los grandes grupos a separar sus actividades de banca minorista y de inversión para 2019 para evitar al contribuyente tener que sufragar nuevos rescates conservando al mismo tiempo el estatuto de Londres como primera plaza financiera europea.
Las consecuencias del escándalo del Líbor deberían ir mucho más allá de Barclays o incluso de la City puesto que una veintena de bancos en todo el mundo habrían participado en estas manipulaciones.