La sesión fue marcada por diatribas y recriminaciones de kurdos y sunitas contra el gobierno del primer ministro saliente, el chiita Nuri al Maliki, presente en la sala, y cuyas posibilidades de pretender a un tercer mandato disminuyen ante el avance de los insurgentes del Estado Islámico (EI) y los reveses sufridos por el ejército.
De acuerdo a la Constitución iraquí, los diputados debían elegir el primer día de sesión al presidente del Parlamento, primera etapa en el proceso de formación de un gobierno.
El caos que reinó durante la sesión es una muestra de las profundas divisiones que minan a Irak, a pesar de que frente a la situación actual la unidad de las diferentes comunidades y confesiones religiosas sería más que necesaria para evitar una implosión del país.
La última declaración del presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, aumenta los temores de una partición de Irak. Este último expresó el martes su deseo de celebrar un referéndum de independencia en unos meses.
- "Vamos a aplastar sus cabezas" -
Durante la sesión, el diputado kurdo Najiba Najib exigió al gobierno de Maliki transferir los fondos que debe a Kurdistán.
A lo que Kazem al-Sayadi, un diputado del bloque de Maliki, respondió: "Masud Barzani es un traidor y un agente. Exportan petróleo a Israel (...). Vamos a aplastar sus cabezas y vamos a mostrarles lo que haremos en cuanto termine la crisis".
Por su parte, varios diputados sunitas abandonaron la sala al mencionarse el EI. La situación se volvió caótica y se decidió entonces levantar la sesión hasta el 8 de julio.
Tras elegir al presidente del Parlamento, los diputados tendrán un plazo de 30 días para designar un presidente de la República.
Este último, a su vez, tendrá que elegir a un candidato del bloque parlamentario que encabezó los comicios legislativos de abril, es decir Maliki, para formar un gobierno, pero según un diplomático occidental, se habla sobre la posibilidad de remplazar a Maliki -incluso dentro de la coalición chiita- tras dos mandatos sucesivos.
La oposición acusa a Maliki de favorecer a los chiitas y de acaparar el poder.
- 500 millones de dólares sauditas -
Para ayudar al gobierno iraquí, Moscú entregó cinco aviones Sukhoi que sobrevolaban el país el martes, mientras que Washington desplegó cerca de 800 hombres - 300 consejeros militares y cerca de 500 soldados para proteger la embajada de Estados Unidos y el aeropuerto de Bagdad.
Estados Unidos, que excluye enviar tropas sobre el terreno tras ocho largos años de presencia militar en Irak, prometió aviones de combate F-16. Pero la entrega podría ser retrasada debido a combates que provocaron la evacuación de personal de una importante base aérea, según el Pentágono.
Irán, por su parte, dijo que no enviará soldados a Irak, pero que podría suministrar armas si Bagdad se lo pide.
Desde el 9 de junio, los yihadistas que controlan amplias regiones de la provincia de Al-Anbar (oeste), han conquistado Mosul y gran parte de su provincia Nínive (norte), así como sectores de las provincias de Diyala (este), Saladino y Kirkuk (oeste).
La ofensiva ha dejado varios cientos de muertos y desplazado a cientos de miles de personas.
El rey Abdalá de Arabia Saudita decidió por su parte otorgar una ayuda de 500 millones de dólares a los iraquíes, a través de organizaciones de la ONU, según anunció un comunicado del Ministerio de Exteriores.
Riad denunció hace poco la política de Maliki, quien a su vez acusó a Arabia Saudita de apoyar a los yihadistas del EI. Estos radicales instauraron un califato entre Irak y Siria, y ordenaron a los musulmanes del mundo obedecer a su líder Abu Bakr al Baghdadi.
El EI tomó el martes el control de Abu Kamal, importante ciudad fronteriza siria con Irak, después de tres días de batalla con combatientes rivales, indicó una ONG.