Saná
Este conjunto arquitectónico único, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, está afectado por la falta de mantenimiento, la edificación de casas con materiales inapropiados y la destrucción de los bustans, los pequeños jardines diseminados entre las construcciones, denuncian los urbanistas.
Saná, que se eleva a 2.200 metros de altura, es habitada desde hace más de 2.500 años. En los siglos VII y VIII fue un importante centro de propagación del Islam, según la UNESCO.
El patrimonio religioso y político de la ciudad se concentra en 106 mezquitas, 12 baños turcos y 6.500 casas que datan de antes del siglo XI.
La UNESCO urgió en 2012 a las autoridades yemenitas a "garantizar la protección del patrimonio cultural del país".
Sin embargo, en medio de la crisis política que sacude al país, las autoridades no parecen en condiciones de proteger la memoria histórica de la capital.
"El gobierno y la comunidad internacional solo tienen algo in mente: el diálogo nacional (para sacar al país de la crisis), y olvidan todo el resto incluyendo el patrimonio", constata con amargura Naji Saleh Thawaba, director de la entidad que vela por la preservación de las ciudades históricas de Yemen.
Medios materiales irrisorios
Fundada en 1990, la Organización para la Preservación de las ciudades históricas de Yemen (GOPHCY, por sus siglas en inglés) tiene como cometido la creación de una estrategia de desarrollo para las urbanizaciones antiguas, pero según su director los medios financieros no existen.
"El ministerio de Finanzas no ha previsto nada para los estudios sobre preservación, para impedir los abusos, hacer seguimiento, controlar e inspeccionar sobre el terreno", explicó Thawabaa la AFP.
"Tenemos un presupuesto de a penas cinco millones de rials (23.000 dólares) para ocuparnos de 600 casas", añadió Ammat Razzag Jehaf, adjunta de Thawaba.
Los dos responsables solicitan la ayuda de la UNESCO.
"La única solución práctica sería una misión de la UNESCO que permitiera unificar los esfuerzos nacionales e internacionales para preservar esta herencia. Sin esta misión no habrá cambios", afirmó Thawaba.
"Esperamos que la UNESCO nos tienda la mano para encontrar donantes que vengan a socorrer Saná", declaró por su parte Jehaf.
La UNESCO lleva adelante varias misiones en Saná y aporta su asistencia a operaciones de restauración. Pero la GOPHCY indica que actualmente no dispone de ninguna información oficial sobre el estado de conservación del casco antiguo de la capital, porque por razones de seguridad no pudo mandar una misión sobre el terreno.
"El gobierno no nos presta atención"
Por su parte, los habitantes de Saná consideran que las autoridades no hacen lo suficiente por la ciudad y que deben asumir sus responsabilidades.
"El gobierno no nos presta ninguna atención mientras que muchas casas se están hundiendo", declara un habitante del barrio histórico, Abdel Aziz Dhahiani.
"No lo podemos restaurar nosotros mismos. Esperamos una intervención del gobierno que no llega. Tenemos casas en ruinas desde hace 15 años y nadie mueve un dedo", indica otra habitante. "A veces restauran la fachada y dejan lo de adentro igual", agrega.
La estación de las lluvias degrada cada año las casas. Los turistas vienen cada vez menos a Saná, y a Yemen en general, debido a la inestabilidad política, deprimiendo aún más la economía local y a los artesanos de la capital.
Saná, que se eleva a 2.200 metros de altura, es habitada desde hace más de 2.500 años. En los siglos VII y VIII fue un importante centro de propagación del Islam, según la UNESCO.
El patrimonio religioso y político de la ciudad se concentra en 106 mezquitas, 12 baños turcos y 6.500 casas que datan de antes del siglo XI.
La UNESCO urgió en 2012 a las autoridades yemenitas a "garantizar la protección del patrimonio cultural del país".
Sin embargo, en medio de la crisis política que sacude al país, las autoridades no parecen en condiciones de proteger la memoria histórica de la capital.
"El gobierno y la comunidad internacional solo tienen algo in mente: el diálogo nacional (para sacar al país de la crisis), y olvidan todo el resto incluyendo el patrimonio", constata con amargura Naji Saleh Thawaba, director de la entidad que vela por la preservación de las ciudades históricas de Yemen.
Medios materiales irrisorios
Fundada en 1990, la Organización para la Preservación de las ciudades históricas de Yemen (GOPHCY, por sus siglas en inglés) tiene como cometido la creación de una estrategia de desarrollo para las urbanizaciones antiguas, pero según su director los medios financieros no existen.
"El ministerio de Finanzas no ha previsto nada para los estudios sobre preservación, para impedir los abusos, hacer seguimiento, controlar e inspeccionar sobre el terreno", explicó Thawabaa la AFP.
"Tenemos un presupuesto de a penas cinco millones de rials (23.000 dólares) para ocuparnos de 600 casas", añadió Ammat Razzag Jehaf, adjunta de Thawaba.
Los dos responsables solicitan la ayuda de la UNESCO.
"La única solución práctica sería una misión de la UNESCO que permitiera unificar los esfuerzos nacionales e internacionales para preservar esta herencia. Sin esta misión no habrá cambios", afirmó Thawaba.
"Esperamos que la UNESCO nos tienda la mano para encontrar donantes que vengan a socorrer Saná", declaró por su parte Jehaf.
La UNESCO lleva adelante varias misiones en Saná y aporta su asistencia a operaciones de restauración. Pero la GOPHCY indica que actualmente no dispone de ninguna información oficial sobre el estado de conservación del casco antiguo de la capital, porque por razones de seguridad no pudo mandar una misión sobre el terreno.
"El gobierno no nos presta atención"
Por su parte, los habitantes de Saná consideran que las autoridades no hacen lo suficiente por la ciudad y que deben asumir sus responsabilidades.
"El gobierno no nos presta ninguna atención mientras que muchas casas se están hundiendo", declara un habitante del barrio histórico, Abdel Aziz Dhahiani.
"No lo podemos restaurar nosotros mismos. Esperamos una intervención del gobierno que no llega. Tenemos casas en ruinas desde hace 15 años y nadie mueve un dedo", indica otra habitante. "A veces restauran la fachada y dejan lo de adentro igual", agrega.
La estación de las lluvias degrada cada año las casas. Los turistas vienen cada vez menos a Saná, y a Yemen en general, debido a la inestabilidad política, deprimiendo aún más la economía local y a los artesanos de la capital.