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"Fue difícil de escribir porque su estructura es mucho más compleja, no lineal, no tradicional, con un montón de personajes", y su gestación llevó dos años y medio, explicó a la AFP Hosseini, durante una visita a Milán días atrás para presentar su nuevo libro en Europa.
"Me alegré cuando terminé de escribirlo. Después no tengo control de lo que pasa", sonríe modestamente el autor nacido en 1965 en Kabul y conocido por sus novelas "Cometas en el cielo" (2003), también llevada al cine con éxito, y "Mil soles espléndidos" (2007).
Pero la estrella literaria de este fenómeno editorial no parece dejar de brillar. Sus dos primeros libros han vendido unos 38 millones de ejemplares, y su nueva novela, lanzada en mayo en Estados Unidos, ya ha superado los tres millones de ventas de acuerdo con su editor. El texto será traducido a 40 idiomas, entre ellos el malayo y el islandés.
El libro comienza con una inquietante fábula popular sobre un demonio que secuestra niños en las aldeas afganas y continúa con la historia de dos niños pobres forzados a una separación desgarradora que los marcará de por vida. Desde una aldea de Afganistán en la década de 1950, la trama transita entre Kabul, París, una isla griega y California, donde el autor reside desde hace años.
"Siento que tengo una deuda con Afganistán"
Para Hosseini, este libro difiere de los anteriores en que es "menos centrado en lo afgano", con una guerra que "no es una presencia tan inminente" y que pesa menos en sus personajes.
"Es una historia más personal de conflictos humanos" dentro de las familias, dijo.
Los personajes también son "moralmente más ambiguos y con matices (...) no son tan fáciles de juzgar", dice el escritor, un exmédico cuya familia emigró a Estados Unidos cuando él aún era niño.
No es que el destino de Afganistán dejara de preocuparle. Al contrario, Hosseini regresa regularmente allí como enviado en nombre del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y tiene una fundación con su nombre que proporciona ayuda humanitaria a la población, en particular a los refugiados afganos que regresan de países vecinos.
"Siento que tengo una deuda con Afganistán a causa de mi éxito (...) pero mis libros están escritos por razones muy personales. Siempre se trata de una especie de enigma humano, una especie de verdad que trato de hacer salir, una dinámica que trato de explorar. Es muy íntimo y personal", explica.
Pero aunque sea uno de los afganos más famosos del mundo, Hosseini no cree que deba ser considerado "embajador de Afganistán". "No he vivido en Afganistán desde hace 33 años", subraya.
Y a pesar de que sus libros abordan temas tan delicados como la difícil condición de la mujer, el escritor no busca cambiar la realidad afgana.
"Es muy importante para mí hacer hincapié en que no tengo la intención, ni la ambición, de cambiar el modo de pensar en Afganistán. Quiero ser muy respetuoso del hecho de que no es un exiliado afgano quien inducirá un cambio en Afganistán", asegura.
Sobre la cuestión de los refugiados, como los que perecieron en el reciente naufragio de Lampedusa en el sur de Italia, llama a Occidente a defender sus valores, a abandonar "su mentalidad de fortaleza" y a hacer más, recordando que la gran mayoría de los refugiados del mundo actualmente vive en un país en vías de desarrollo, como Pakistán o Jordania.
"Nadie dice que una persona deba abrir la puerta y recibir al mundo en su país. Los refugiados no eligieron su destino, su destino se abatió sobre ellos. Preferirían estar en su casa", dijo.
