"Pueblo de Anbar, los criminales secuestraron a Faluya", afirmó el gobernador Ahmed al Dulaimi en un comunicado. "Pero juro ante Dios que lograremos la victoria contra la injusticia y que Faluya volverá a la normalidad".
En la provincia de Al Anbar de mayoría sunita, que fue un bastión de la insurrección tras la invasión estadounidense de 2003, los yihadistas del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) y combatientes de tribus antigubernamentales tomaron el control en enero de Faluya y de barrios de Ramadi, a 60 y 100 km al oeste de la capital.
Dulaimi dio una semana a estos insurgentes para que depongan las armas a cambio de una amnistía y precisó que las autoridades no negociarán con el EIIL ni con sus miembros, que calificó de "asesinos y criminales".
En Ramadi, la capital provincial que fue escenario de combates en las últimas semanas, las fuerzas de seguridad desactivaron 400 bombas, explicó este sábado a la AFP el coronel de la policía Hamid Shanduj.