Funeral en el sur de Líbano de los más de 100 muertos en el bombardeo israelí sobre la aldea de Qana en 1996 por orden de Shimon Peres
En medio del concierto de alabanzas internacionales hacia el premio Nobel de la Paz fallecido el miércoles, los países árabes han mostrado un perfil bajo.
Ni Egipto ni Jordania publicaron ninguna declaración oficial, precisamente dos países que firmaron un acuerdo de paz con Israel.
A pesar de los acuerdos de Camp David de 1979 (Egipto-Israel) y los de Wadi Araba de 1994 (Jordiania-Israel), la opinión pública de ambos países sigue siendo mayormente hostil hacia Israel.
En Egipto, donde el 6 de octubre, fecha de la guerra de Yom Kipur de 1973, es un día festivo, las décadas de guerra con Israel siguen siendo un recuerdo doloroso.
Como ejemplo, el pasado marzo, el Parlamento egipcio excluyó a un diputado, Tewfik Okasha, que había recibido en su domicilio al embajador israelí en una cena.
En Jordania, donde más de la mitad de la población es de origen palestino, el antagonismo con Israel sigue estando muy vivo.
Entre los principales reproches que se le hacen a Peres, figura el bombardeo, cuando era primer ministro, de un campamento de la ONU cerca de la localidad libanesa de Caná en 1996, en el que murieron 106 civiles libaneses.
El ministro de Salud libanés, Wael Abu Faur, habló sin tapujos en un comunicado publicado el jueves tras la muerte de Shimon Peres: "mil condenaciones a su alma, a pesar de que esté en el infierno. Le había deseado una muerte que correspondiera a sus crímenes contra árabes y palestinos".
Una reacción que contrasta con la de Mahmud Abas, presidente de la Autoridad Palestina, que elogió el miércoles a Peres como un "socio valiente para la paz". Además, Abas tiene previsto acudir el viernes al funeral de Estado en Jerusalén.
Entre los pocos responsables que se pronunciaron positivamente, figura también el ministro de Relaciones Exteriores de Baréin, jeque Jaled ben Ahmed al Jalifa, que tuiteó: "Descanse en paz el presidente Shimon Peres, hombre de guerra y hombre de una paz todavía inalcanzable en Oriente Medio".
De Irán a Marruecos, los titulares de prensa daban cuenta este jueves de la imagen negativa de Peres.
"Peres, el ingeniero de la masacre de Caná, muerto", lucía en portada Al Ahram, el periódico estatal de Egipto. Por otro lado, el diario privado Al Masry al Yum, describía a Peres como alguien que "cometió crímenes de guerra contra los palestinos en [los territorios ocupados] y en Líbano".
En Jordania, el rotativo Al Rai criticaba el "discurso hipócrita del Occidente colonizador", que presenta a Peres como a un hombre de paz, pretendiendo "olvidar [sus] crímenes".
El diario libanés Al Ajbar titulaba su artículo sobre Peres: "El padrino de las colonias y un asesino, ¿quién lo añora?". El artículo recordaba que a Peres se le apodó en ocasiones el "carnicero de Caná", aunque también mencionaba sus lazos con figuras árabes moderadas. "Peres es un asesino y un criminal de guerra [...] Sólo lamentan [su muerte] los hipócritas y los cómplices", concluía la publicación.
Esta animosidad también se hacía patente en las redes sociales.
Un periodista del diario israelí Haaretz, Barak Ravid, que tildaba, en árabe en un tuit, el silencio de los responsables árabes de "inhumano e inmoral", provocó una oleada de comentarios iracundos de internautas árabes.
"¿Presentó sus disculpas el expresidente Peres por sus posiciones inhumanas e inmorales hacia los árabes y los palestinos?", lanzó Jamil Dakwar, un abogado de la asociación estadounidense de defensa de los derechos humanos, ACLU.
Ni Egipto ni Jordania publicaron ninguna declaración oficial, precisamente dos países que firmaron un acuerdo de paz con Israel.
A pesar de los acuerdos de Camp David de 1979 (Egipto-Israel) y los de Wadi Araba de 1994 (Jordiania-Israel), la opinión pública de ambos países sigue siendo mayormente hostil hacia Israel.
En Egipto, donde el 6 de octubre, fecha de la guerra de Yom Kipur de 1973, es un día festivo, las décadas de guerra con Israel siguen siendo un recuerdo doloroso.
Como ejemplo, el pasado marzo, el Parlamento egipcio excluyó a un diputado, Tewfik Okasha, que había recibido en su domicilio al embajador israelí en una cena.
En Jordania, donde más de la mitad de la población es de origen palestino, el antagonismo con Israel sigue estando muy vivo.
Entre los principales reproches que se le hacen a Peres, figura el bombardeo, cuando era primer ministro, de un campamento de la ONU cerca de la localidad libanesa de Caná en 1996, en el que murieron 106 civiles libaneses.
El ministro de Salud libanés, Wael Abu Faur, habló sin tapujos en un comunicado publicado el jueves tras la muerte de Shimon Peres: "mil condenaciones a su alma, a pesar de que esté en el infierno. Le había deseado una muerte que correspondiera a sus crímenes contra árabes y palestinos".
Una reacción que contrasta con la de Mahmud Abas, presidente de la Autoridad Palestina, que elogió el miércoles a Peres como un "socio valiente para la paz". Además, Abas tiene previsto acudir el viernes al funeral de Estado en Jerusalén.
- 'Carnicero de Caná' -
Entre los pocos responsables que se pronunciaron positivamente, figura también el ministro de Relaciones Exteriores de Baréin, jeque Jaled ben Ahmed al Jalifa, que tuiteó: "Descanse en paz el presidente Shimon Peres, hombre de guerra y hombre de una paz todavía inalcanzable en Oriente Medio".
De Irán a Marruecos, los titulares de prensa daban cuenta este jueves de la imagen negativa de Peres.
"Peres, el ingeniero de la masacre de Caná, muerto", lucía en portada Al Ahram, el periódico estatal de Egipto. Por otro lado, el diario privado Al Masry al Yum, describía a Peres como alguien que "cometió crímenes de guerra contra los palestinos en [los territorios ocupados] y en Líbano".
En Jordania, el rotativo Al Rai criticaba el "discurso hipócrita del Occidente colonizador", que presenta a Peres como a un hombre de paz, pretendiendo "olvidar [sus] crímenes".
El diario libanés Al Ajbar titulaba su artículo sobre Peres: "El padrino de las colonias y un asesino, ¿quién lo añora?". El artículo recordaba que a Peres se le apodó en ocasiones el "carnicero de Caná", aunque también mencionaba sus lazos con figuras árabes moderadas. "Peres es un asesino y un criminal de guerra [...] Sólo lamentan [su muerte] los hipócritas y los cómplices", concluía la publicación.
Esta animosidad también se hacía patente en las redes sociales.
Un periodista del diario israelí Haaretz, Barak Ravid, que tildaba, en árabe en un tuit, el silencio de los responsables árabes de "inhumano e inmoral", provocó una oleada de comentarios iracundos de internautas árabes.
"¿Presentó sus disculpas el expresidente Peres por sus posiciones inhumanas e inmorales hacia los árabes y los palestinos?", lanzó Jamil Dakwar, un abogado de la asociación estadounidense de defensa de los derechos humanos, ACLU.