El presidente estadounidense, Barack Obama, prometió el envío de consejeros militares para ayudar al ejército iraquí a hacer frente a la ofensiva lanzada el 9 de junio por los yihadistas sunitas del Ejército Islámico en Irak y el Levante (EIIL), si bien descartó por el momento ataques aéreos.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, ofreció a Maliki el "apoyo total" de Rusia en su lucha para liberar al país "de la república de los terroristas", en referencia a los yihadistas.
Asimismo, Estados Unidos enviará al jefe de su diplomancia, John Kerry, a Oriente Medio y a Europa para abordar la crisis iraquí, una gira que según fuentes parlamentarias estadounidenses incluirá una etapa en Irak.
En el terreno, los insurgentes consolidaban su control sobre amplias partes del territorio repartidas en cuatro provincias del norte y el este del país e intentaban trazar un camino hacia Bagdad, uno de sus objetivos.
Tras la desbandada de los primeros días, las fuerzas armadas buscan retomar la iniciativa. Sin embargo, los combates nocturnos en Al Qaim (oeste), en la frontera con Siria, dejaron 34 soldados iraquíes muertos.
Al menos 30 combatientes chiitas más murieron en enfrentamientos con los insurgentes sunitas en la ciudad de Muqdadiyah, situada 90 kilómetros al noreste de Bagdad, según fuentes policiales y médicas.
Después de instar la semana pasada a los ciudadanos iraquíes de todas las confesiones a tomar las armas contra el EIIL, el influyente ayatolá chiita Al Sistani insistió en la expulsión de los insurgentes sunitas antes de que sea demasiado tarde.
- Evitar los errores del pasado -
El portavoz del líder chiita añadió que Al Sistani también instaba a "la formación de un gobierno eficaz" que "evite los errores del pasado", en una crítica implícita al ejecutivo de Maliki, un chiita que tiene problemas para formar un nuevo ejecutivo a pesar de vencer en las elecciones legislativas de abril.
En el poder desde 2006, Maliki está acusado de llevar a cabo una política de sesgo confesional que margina a la minoría sunita, lo que ha preparado el terreno a la ofensiva yihadista.
Para Obama, las futuras actuaciones del primer ministro chiita podrían determinar el futuro del país e instó a los dirigentes iraquíes a enfrentar "el desafío" de "superar la desconfianza, las profundas divisiones confesionales" y el oportunismo político.
En Washington, la idea de la marcha de Maliki cobra cada vez más fuerza.
Después de los ochos años de presencia estadounidense en el país tras derrocar al presidente sunita Sadam Husein y que costó la vida a 4.500 soldados, Obama afirmó que no habrá solución militar en el país.
A pesar de las críticas contra el jefe de gobierno iraquí, el presidente estadounidense afirmó que ayudaría a los iraquíes en su combate contra los "terroristas" que amenazan también los "intereses estadounidenses".
Obama indicó que su país estaba dispuesto a "emprender acciones militares contra un objetivo militar concreto si y cuando la situación en el terreno lo requiera", pero sin desplegar tropas.
En este contexto, Washington advirtió a Irán, país de mayoría chiita y vecino de Irak, también de mayoría chiita, contra "una intervención militar únicamente en nombre de los chiitas".
Teherán acusó, por su parte, a Obama de falta de "voluntad" para combatir el "terrorismo".
- Más de un millón de desplazados -
Desde el 9 de junio, el EIIL ha tomado la segunda ciudad del país, Mosul, una gran parte de su provincia de Nínive (norte), Tikrit y otros sectores de las provincias de Saladino (norte), Diyala (este) y Kirkuk (norte) con el objetivo de crear un estado islámico.
Esta ofensiva de los yihadistas, quienes también se apoderaron de una fábrica de producción de armas químicas al norte de Bagdad, ha provocado más de un millón de desplazados.
Las agencias humanitarias de Naciones Unidas indicaron que aumentarán su ayuda a los desplazados, pero la creciente inseguridad complica su tarea. Este viernes está prevista una reunión de los países donantes a puerta cerrada en Ginebra.