Roman Polanski, de 75 años, fugitivo de la justicia estadounidense desde hace más de tres décadas, no cree en la imparcialidad del sistema judicial de Los Ángeles. Los abogados del polémico y complejo director, acusado de violar a una menor en 1977 -él mismo admitió frente a la justicia haber mantenido relaciones sexuales con la víctima- y al mismo tiempo autor de obras maestras del cine como Chinatown o El inquilino, solicitaron el pasado lunes que el juicio pendiente contra él en aquella jurisdicción por aquel delito se traslade a otra ciudad. "Todo el sistema de justicia de Los Ángeles tendría que ser descalificado y no debería continuar con este caso".
La petición no es aleatoria: los abogados de Polanski afirman que en esa ciudad el director nunca podrá tener un juicio justo y para justificarlo se apoyan en las revelaciones hechas públicas en el documental Roman Polanski: wanted and desired, donde un fiscal hoy retirado explica abiertamente cómo hace tres décadas trató de convencer a Laurence J. Rittenband, el juez encargado de aquel caso, de que Polanksi era, básicamente, un pervertido.
Entre las pruebas con las que el fiscal trató de influir a escondidas en el juez figuran fotografías de Polanski con dos chicas jóvenes en la fiesta de la cerveza en Alemania. Además, Chad Hummel, uno de los abogados del director, asegura que en 1997 otro juez del Tribunal Supremo de Los Ángeles, Paul Fidler, trató de llegar a un acuerdo con Polanski ofreciéndole una condena mínima a cambio de que el juicio pudiera televisarse, algo que aquel tribunal hoy niega.
En realidad la lucha de Polanski contra la justicia de Los Ángeles comenzó hace ya un mes, cuando sus abogados solicitaron que su caso fuera desestimado por los múltiples errores y prejuicios con los que fue tratado el cineasta durante el juicio y que el mencionado documental ponía de manifiesto. Tras aquella petición, un portavoz del Tribunal Supremo de Los Ángeles aseguró que el director tendría que presentarse ante la corte para que aquella solicitud se pudiera tener en cuenta. Esas declaraciones han sido consideradas por los abogados del cineasta una muestra más de los continuos errores que la justicia de la ciudad ha cometido contra él, puesto que "esos comentarios públicos son una forma de prejuzgar las bases sobre las que Polanski ha solicitado la desestimación del caso y demuestran que se han hecho sin conocimiento completo de los argumentos", según sus abogados.
El próximo día 21 se debatirá la petición en los tribunales, pero el culebrón Polanski parece aún muy lejos de concluirse. Cuando el director polaco, que en los años sesenta había iniciado una muy prometedora carrera en Hollywood con títulos como La semilla del diablo, fue acusado de violar a una niña años durante una sesión de fotos, dio inicio uno de los capítulos más enrevesados del extraño mundo de las estrellas.
Polanski, judío, que había sobrevivido al Holocausto nazi y cuya esposa, Sharon Tate, había fallecido de forma sangrienta a manos de la Familia Manson en 1969, fue arrestado en 1977 tras ser acusado de violación, sodomía y de haber drogado a su víctima, Samantha Geimer, que entonces tenía 13 años. La niña había posado para él durante una sesión de fotos organizada para la revista Vogue y posteriormente le acusó de violación. Tras ser arrestado, llegó a un acuerdo con el juez Laurence J. Rittenband para que se desestimaran todas las acusaciones a cambio de que él admitiera haber mantenido relaciones sexuales con la menor. Pasó 42 días bajo examen psiquiátrico en una cárcel de Los Ángeles y al salir, temiendo que el juez no cumpliera su palabra, decidió huir a Francia, bajo cuyas leyes no puede ser deportado a Estados Unidos. El cineasta ha vivido allí desde entonces y nunca ha podido regresar a Hollywood, un lugar donde, pese a todo, sus películas siguen siendo aplaudidas, como demuestra el Oscar que recibió al mejor director por El pianista, en 2002. En su caso, al menos, su vida real, que bien podría ser carne para un guión de Hollywood, no ha empañado su existencia profesional.
El documental 'Roman Polanski: wanted and desired', de Steven Soderbergh se estrena en cines el 9 de enero
La petición no es aleatoria: los abogados de Polanski afirman que en esa ciudad el director nunca podrá tener un juicio justo y para justificarlo se apoyan en las revelaciones hechas públicas en el documental Roman Polanski: wanted and desired, donde un fiscal hoy retirado explica abiertamente cómo hace tres décadas trató de convencer a Laurence J. Rittenband, el juez encargado de aquel caso, de que Polanksi era, básicamente, un pervertido.
Entre las pruebas con las que el fiscal trató de influir a escondidas en el juez figuran fotografías de Polanski con dos chicas jóvenes en la fiesta de la cerveza en Alemania. Además, Chad Hummel, uno de los abogados del director, asegura que en 1997 otro juez del Tribunal Supremo de Los Ángeles, Paul Fidler, trató de llegar a un acuerdo con Polanski ofreciéndole una condena mínima a cambio de que el juicio pudiera televisarse, algo que aquel tribunal hoy niega.
En realidad la lucha de Polanski contra la justicia de Los Ángeles comenzó hace ya un mes, cuando sus abogados solicitaron que su caso fuera desestimado por los múltiples errores y prejuicios con los que fue tratado el cineasta durante el juicio y que el mencionado documental ponía de manifiesto. Tras aquella petición, un portavoz del Tribunal Supremo de Los Ángeles aseguró que el director tendría que presentarse ante la corte para que aquella solicitud se pudiera tener en cuenta. Esas declaraciones han sido consideradas por los abogados del cineasta una muestra más de los continuos errores que la justicia de la ciudad ha cometido contra él, puesto que "esos comentarios públicos son una forma de prejuzgar las bases sobre las que Polanski ha solicitado la desestimación del caso y demuestran que se han hecho sin conocimiento completo de los argumentos", según sus abogados.
El próximo día 21 se debatirá la petición en los tribunales, pero el culebrón Polanski parece aún muy lejos de concluirse. Cuando el director polaco, que en los años sesenta había iniciado una muy prometedora carrera en Hollywood con títulos como La semilla del diablo, fue acusado de violar a una niña años durante una sesión de fotos, dio inicio uno de los capítulos más enrevesados del extraño mundo de las estrellas.
Polanski, judío, que había sobrevivido al Holocausto nazi y cuya esposa, Sharon Tate, había fallecido de forma sangrienta a manos de la Familia Manson en 1969, fue arrestado en 1977 tras ser acusado de violación, sodomía y de haber drogado a su víctima, Samantha Geimer, que entonces tenía 13 años. La niña había posado para él durante una sesión de fotos organizada para la revista Vogue y posteriormente le acusó de violación. Tras ser arrestado, llegó a un acuerdo con el juez Laurence J. Rittenband para que se desestimaran todas las acusaciones a cambio de que él admitiera haber mantenido relaciones sexuales con la menor. Pasó 42 días bajo examen psiquiátrico en una cárcel de Los Ángeles y al salir, temiendo que el juez no cumpliera su palabra, decidió huir a Francia, bajo cuyas leyes no puede ser deportado a Estados Unidos. El cineasta ha vivido allí desde entonces y nunca ha podido regresar a Hollywood, un lugar donde, pese a todo, sus películas siguen siendo aplaudidas, como demuestra el Oscar que recibió al mejor director por El pianista, en 2002. En su caso, al menos, su vida real, que bien podría ser carne para un guión de Hollywood, no ha empañado su existencia profesional.
El documental 'Roman Polanski: wanted and desired', de Steven Soderbergh se estrena en cines el 9 de enero