El sultán Hasanal Bolkiah, uno de los hombres más ricos del mundo, anunció en un discurso oficial la promulgación de un nuevo código penal islámico que entrará progresivamente en vigor en los próximos seis meses y sólo se aplicará a los musulmanes.
La nueva legislación prevé la amputación de miembros como sanción para los ladrones, la flagelación en caso de consumo de alcohol o aborto y la lapidación como castigo para los adúlteros.
"Con la entrada en vigor de esta legislación, cumplimos nuestro deber con Alá", declaró el sultán.
El sultanato de Brunéi, un Estado minúsculo situado en la costa norte de la isla de Borneo, es uno de los países más ricos del mundo gracias a sus inmensos recursos en hidrocarburos.
Los dos tercios de sus 400.000 habitantes son musulmanes, el 13% de la población es budista y el 10%, cristiana.
El islam es la religión oficial del país, considerado más conservador que sus vecinos, como Malasia e Indonesia.
El consumo de alcohol está prohibido y la práctica de otras religiones se rige por una reglamentación estricta.
Brunéi cuenta ya con dos sistemas judiciales: uno civil y otro islámico. Este último se ocupa de los litigios menos graves, como los matrimoniales.
El sultán Hasanal Bolkiah intentaba desde 1996 hacer aplicar la sharia.
La crítica política es muy escasa en este pequeño país, pero la aplicación de la "sharia" sí que se ha convertido en una fuente de discordia.
Muchos habitantes consideran que la iniciativa del sultán contradice la apertura internacional y la modernidad crecientes del reino. También consideran que no se aviene con la mentalidad de los malayos, la etnia mayoritaria, que tiene una visión más flexible de la ley islámica.
"Me parece casi incompatible con la cultura malaya, que es tranquila", dice Tuah Ibrahim, un conductor de bote-taxi de la capital, Bandar Seri Begawan.
"No me imagino que mi país se convierta en una nueva Arabia Saudí", dice.
Su Majestad Paduka Seri Baginda Sultan Haji Hasanal Bolkiah Mu'izzaddin Waddaulah, que es como se hace llamar oficialmente, reina como monarca absoluto en este pequeño territorio desde 1967, el año en que sucedió a su padre.
El sultán es conocido por su inmensa riqueza, estimada en 20.000 millones de dólares por la revista estadounidense Forbes. Prueba de ello es su colección de miles de Rolls-Royce, Aston-Martin y Lamborghini.
En los últimos años parece haber tendido a una mayor ortodoxia islámica. El sultán hizo obligatorios la enseñanza de la religión para todos los niños musulmanes, y el cierre de todos los comercios durante la oración del viernes.