Los cuatro países, que conforman el grupo Basic (por sus iniciales), convocaron de forma inesperada una conferencia de prensa en Le Bourget (al norte de París), donde 195 países negocian un acuerdo sobre el cambio climático.
En un comunicado expresaron su compromiso con la búsqueda de "un acuerdo global, equilibrado, ambicioso y jurídicamente vinculante", así como su apego al principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas",
Esa fórmula, recogida de la Convención de Rio de 1992, designa a los países industrializados como los responsables históricos del calentamiento global, y es usada por los emergentes para rechazar reclamos de quienes les hacen notar que sus rápidos procesos de industrialización los han convertido a su vez en grandes contaminadores de la actualidad.
Frente a reclamos de ese tipo, los Basic buscan mantener la unidad, tanto entre sí como con los países en desarrollo, que quieren limitar el aumento de las temperaturas a 1,5º respecto a la era preindustrial, en tanto que los emergentes se inclinan por los 2º para no ver amenazado su crecimiento.
El ministro chino, Xie Zhenhua, que abrió y piloteó la conferencia de prensa, recordó que los Basic forman parte del conglomerado de 134 países emergentes y en desarrollo conocido como G77+China. "Nos comunicamos periódicamente entre nosotros, estamos unidos y compartimos nuestros puntos de vista", declaró.
"Nadie tiene que quedar relegado", subrayó la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
Los Basic tienen por su lado disensiones internas en temas de los plazos de revisión de los compromisos del acuerdo, tras su entrada en vigor en 2020. Brasil quiere que la primera se haga cinco años después, e India diez.
Pero no están dispuestos a que ese u otros asuntos debiliten sus reclamos. "India propone diez años, nosotros cinco. Forma parte del conjunto, eso es una negociación. Pero estoy segura de que habrá una convergencia", dijo Teixeira.
El ministro indio, Prakash Javadekar, apuntó los dardos hacia los países ricos.
"Es importante que los países desarrollados, que tienen la responsabilidad histórica y la capacidad, tomen la delantera en la reducción de emisiones y aporten los fondos y las tecnologías que necesita el mundo en desarrollo. Desafortunadamente, no es eso lo que sucede", afirmó.
Javadekar planteó, casi al pasar, que los compromisos nacionales (INDC, en la jerga de las negociaciones climáticas) no se refieran solo a medidas de mitigación del impacto de las emisiones de GEI, sino que incluyan también las medidas de adaptación y las ayudas financieras.
La idea es que "los INDC y el nuevo acuerdo no se limiten a la mitigación sino que incluyan la adaptación y el apoyo", afirmó.
La idea fue recogida con interés por Matthieu Orphelin, portavoz de la Fundación Nicolas Hulot, una ONG que sigue de cerca las negociaciones del clima.
"Esa idea de que los países desarrollados digan en sus INDC cuáles serán sus ayudas me pareció bastante interesante. Es algo que nos permitiría ir hacia un acuerdo ambicioso", declaró Orphelin a la AFP.
Cuando los Basic convocaron de improviso una rueda de prensa, "temimos una mala sorpresa", dijo Orphelin, que recuerda aún el fracaso de las negociaciones de Copenhague en 2009.
Pero los emergentes tuvieron "un tono de consenso", agregó, aliviado.
En un comunicado expresaron su compromiso con la búsqueda de "un acuerdo global, equilibrado, ambicioso y jurídicamente vinculante", así como su apego al principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas",
Esa fórmula, recogida de la Convención de Rio de 1992, designa a los países industrializados como los responsables históricos del calentamiento global, y es usada por los emergentes para rechazar reclamos de quienes les hacen notar que sus rápidos procesos de industrialización los han convertido a su vez en grandes contaminadores de la actualidad.
- Uno para todos y todos para uno -
Frente a reclamos de ese tipo, los Basic buscan mantener la unidad, tanto entre sí como con los países en desarrollo, que quieren limitar el aumento de las temperaturas a 1,5º respecto a la era preindustrial, en tanto que los emergentes se inclinan por los 2º para no ver amenazado su crecimiento.
El ministro chino, Xie Zhenhua, que abrió y piloteó la conferencia de prensa, recordó que los Basic forman parte del conglomerado de 134 países emergentes y en desarrollo conocido como G77+China. "Nos comunicamos periódicamente entre nosotros, estamos unidos y compartimos nuestros puntos de vista", declaró.
"Nadie tiene que quedar relegado", subrayó la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
Los Basic tienen por su lado disensiones internas en temas de los plazos de revisión de los compromisos del acuerdo, tras su entrada en vigor en 2020. Brasil quiere que la primera se haga cinco años después, e India diez.
Pero no están dispuestos a que ese u otros asuntos debiliten sus reclamos. "India propone diez años, nosotros cinco. Forma parte del conjunto, eso es una negociación. Pero estoy segura de que habrá una convergencia", dijo Teixeira.
El ministro indio, Prakash Javadekar, apuntó los dardos hacia los países ricos.
"Es importante que los países desarrollados, que tienen la responsabilidad histórica y la capacidad, tomen la delantera en la reducción de emisiones y aporten los fondos y las tecnologías que necesita el mundo en desarrollo. Desafortunadamente, no es eso lo que sucede", afirmó.
- Una idea 'interesante' -
Javadekar planteó, casi al pasar, que los compromisos nacionales (INDC, en la jerga de las negociaciones climáticas) no se refieran solo a medidas de mitigación del impacto de las emisiones de GEI, sino que incluyan también las medidas de adaptación y las ayudas financieras.
La idea es que "los INDC y el nuevo acuerdo no se limiten a la mitigación sino que incluyan la adaptación y el apoyo", afirmó.
La idea fue recogida con interés por Matthieu Orphelin, portavoz de la Fundación Nicolas Hulot, una ONG que sigue de cerca las negociaciones del clima.
"Esa idea de que los países desarrollados digan en sus INDC cuáles serán sus ayudas me pareció bastante interesante. Es algo que nos permitiría ir hacia un acuerdo ambicioso", declaró Orphelin a la AFP.
Cuando los Basic convocaron de improviso una rueda de prensa, "temimos una mala sorpresa", dijo Orphelin, que recuerda aún el fracaso de las negociaciones de Copenhague en 2009.
Pero los emergentes tuvieron "un tono de consenso", agregó, aliviado.