Apenas el Departamento de Estado había anunciado que trabajaría junto al "nuevo y tecnocrático gobierno palestino", al que el lunes el presidente Mahmud Abas tomó juramento, Israel hizo sentir su ira.
Según la radio pública israelí, el primer ministro Benjamin Netanyahu se siente "traicionado y engañado" por la actitud de Washington, ya que, según dijo, el secretario de Estado John Kerry le había prometido que Estados Unidos no reconocería de manera inmediata al nuevo gobierno palestino.
Las relaciones entre ambos países, que en el pasado supieron tejer una unión sacrosanta, se han deteriorado desde que Barack Obama llegó a la Casa Blanca. El mandatario estadounidense y Netanyahu mantienen un vínculo cargado de tensiones que la visita de Obama a Israel, el año pasado, no atenuó.
El fracaso del último intento por relanzar las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, liderado por Kerry, dejó un mal gusto a Washington, además de hacer planear nuevamente el fantasma de la guerra en Medio Oriente.
Por su parte, los israelíes mostraron su ira cuando medios de comunicación dieron cuenta de las declaraciones de un alto funcionario estadounidense -se piensa que se trató de Martin Indyk, el jefe de los negociadores norteamericanos- según el cual la responsabilidad del fracaso del diálogo de paz recaía en los dirigidos por Netanhayu.
La vocera adjunta del Departamento de Estado Marie Harf trató de atemperar la furiosa reacción israelí, al afirmar este martes que ambos países "mantienen una larga, histórica e inquebrantable amistad desde hace muchas décadas y bajo muchas administraciones y que ha resistido a un montón de momentos difíciles".
Dijo también que su postura tradicional de considerar al grupo palestino Hamas como una organización terrorista no había cambiado.
"No tenemos ningún contacto con Hamas. Ningún miembro de Hamas integra este gobierno" palestino, insistió.
- El Congreso al ataque -
Pero la experta en temas de Medio Oriente Marina Ottaway comentó que la decisión de Estados Unidos de colaborar estrechamente con el nuevo gobierno palestino sólo condujo a crear "otra cuña" en la relación con Israel.
"La administración Obama está mostrando una vez más que está esencialmente dispuesta a desafiar a Israel sobre ciertos temas", dijo Ottaway, analista en el Wilson Center, a la AFP.
Estimó no obstante que no es seguro que Obama haya dicho "su última palabra" en este asunto, al prever que el poderoso lobby judío estadounidense se moverá para organizar la resistencia en el Congreso.
Dejando entrever que se avecinan efectivamente enfrentamientos entre la Casa Blanca y el cuerpo legislativo, el senador republicano Marco Rubio manifestó el martes a la AFP su "profunda decepción" con lo actuado por el Ejecutivo.
"Creo que lo que nosotros debemos hacer es apegarnos a la ley. Y la ley es muy clara: si no reconocen el derecho a la existencia de Israel no pueden recibir asistencia de Estados Unidos", remarcó refiriéndose a los palestinos.
El representante demócrata Eliot Engel coincidió con su par opositor. "Estados Unidos no está obligado a ayudar a la Autoridad Palestina si ésta se reconcilia con un conocido grupo terrorista", afirmó.
Israel también se ha sentido agraviado por la decisión de Estados Unidos de negociar y acordar con Irán respecto a su programa nuclear.
Kerry fue objeto de duros ataques de parte de varios miembros del gobierno de Netanyahu cuando señaló que sin un acuerdo de paz con los palestinos Israel podría acrecentar su aislamiento en el plano internacional.
En abril, el jefe de la diplomacia estadounidense se vio obligado a relativizar sus dichos tras sostener que Israel podría convertirse en "un estado que aplica un sistema de apartheid, con ciudadanos de segunda clase". Si bien remarcó que no había sido oportuno en la elección de las palabras, Kerry no se disculpó por sus declaraciones.