
El ministro griego de economía, Evangelos Venizelos, a la izquierda, y el presidente del BCE Jean-Claude Trichet.
"Tenemos que tranquilizar a los inversores y a otros Estados", conminó el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, al término de la cumbre ampliada de la UE, con sus 27 miembros, que precedió a otra de la Eurozona (17 países).
El objetivo es preparar las medidas a ser adoptadas el miércoles para presentarlas a los países emergentes e industrializados del G20 en Cannes (sur de Francia) el 3 y 4 de noviembre.
La canciller alemana, Angela Merkel, exhortó al gobierno italiano a que reduzca la deuda "de manera creíble" en los próximos años.
Italia tiene una gran fuerza económica, pero tiene también una deuda muy elevada y debe reducirla "de manera creíble", dijo Merkel.
Con una deuda de 1,9 billones de euros (cerca del 120% del PIB), los socios europeos dudan de la capacidad del gobierno de Silivio Berlusconi para mantener las finanzas públicas bajo control, que le han valido nuevas rebajas de la nota por las agencias de calificación recientemente.
Ante la amenaza de que la crisis de deuda arrastre a grandes economías como Italia y España, tercera y cuarta economías europeas, Alemania y Francia siguen negociando frenéticamente para superar sus diferencias y darle mayor capacidad de acción al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
Sarkozy contó a la prensa que "un acuerdo vasto se perfila para reforzar al FEEF".
A su lado Merkel aseguró que las dos opciones que se consideran ahora para reforzar el FEEF no involucran al Banco Central Europeo (BCE), como quería Francia, ya que "no lo permiten los tratados".
Francia se inclinaba por darle una licencia bancaria al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) que le permitiera pedir crédito al BCE.
Por el contrario, Alemania defiende que el FEEF, dotado actualmente con 440.000 millones de euros, dé garantías a los tenedores de deuda, haciéndose cargo de entre un 20% a 30% de las pérdidas si un país entra en default, lo que impulsará a los inversores a comprar bonos de países en dificultades.
Así, el FEEF multiplicaría su capacidad sin pedir más garantías a los Estados europeos. Pero en ese caso, Francia tiene el temor de perder su máxima nota crediticia AAA.
Durante las maratónicas reuniones que se iniciaron el viernes en Bruselas, los europeos buscaron además estabilizar la economía de Grecia, asfixiada por una deuda de 350.000 millones de euros (162% de su PIB).
Así fue que alcanzaron un acuerdo de principio para aumentar de forma "sustancial" la participación de los bancos, principales acreedores de la deuda griega, a los que se les pedirá que acepten una quita de al menos 50%, contra el 21% decidida en julio.
A cambio, los dirigentes europeos coincidieron en la necesidad de recapitalizar la banca europea, con una inyección de unos 108.000 millones de euros, aunque todavía estas medidas deberán ser negociadas con el sector bancario.
De esa manera también se amortiguará el choque que supondrá el plan de elevar el capital básico de calidad a un ratio de un 9%, desde un 5%.
En medio de una catarata de críticas por la lentitud en emprender reformas, los líderes europeos acordaron este domingo examinar la posibilidad de modificar los tratados para reforzar la disciplina presupuestaria y mejorar el consenso económico.
Una cumbre de los 17 países de la Eurozona sumada a una de la UE se prevé el miércoles para aprobar y poner rápidamente en marcha este arsenal de medidas.
Merkel advirtió no obstante, que es necesario superar "una serie de etapas" para "superar la crisis de la deuda.
"No son las últimas decisiones que vamos a adoptar", advirtió.
El objetivo es preparar las medidas a ser adoptadas el miércoles para presentarlas a los países emergentes e industrializados del G20 en Cannes (sur de Francia) el 3 y 4 de noviembre.
La canciller alemana, Angela Merkel, exhortó al gobierno italiano a que reduzca la deuda "de manera creíble" en los próximos años.
Italia tiene una gran fuerza económica, pero tiene también una deuda muy elevada y debe reducirla "de manera creíble", dijo Merkel.
Con una deuda de 1,9 billones de euros (cerca del 120% del PIB), los socios europeos dudan de la capacidad del gobierno de Silivio Berlusconi para mantener las finanzas públicas bajo control, que le han valido nuevas rebajas de la nota por las agencias de calificación recientemente.
Ante la amenaza de que la crisis de deuda arrastre a grandes economías como Italia y España, tercera y cuarta economías europeas, Alemania y Francia siguen negociando frenéticamente para superar sus diferencias y darle mayor capacidad de acción al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
Sarkozy contó a la prensa que "un acuerdo vasto se perfila para reforzar al FEEF".
A su lado Merkel aseguró que las dos opciones que se consideran ahora para reforzar el FEEF no involucran al Banco Central Europeo (BCE), como quería Francia, ya que "no lo permiten los tratados".
Francia se inclinaba por darle una licencia bancaria al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) que le permitiera pedir crédito al BCE.
Por el contrario, Alemania defiende que el FEEF, dotado actualmente con 440.000 millones de euros, dé garantías a los tenedores de deuda, haciéndose cargo de entre un 20% a 30% de las pérdidas si un país entra en default, lo que impulsará a los inversores a comprar bonos de países en dificultades.
Así, el FEEF multiplicaría su capacidad sin pedir más garantías a los Estados europeos. Pero en ese caso, Francia tiene el temor de perder su máxima nota crediticia AAA.
Durante las maratónicas reuniones que se iniciaron el viernes en Bruselas, los europeos buscaron además estabilizar la economía de Grecia, asfixiada por una deuda de 350.000 millones de euros (162% de su PIB).
Así fue que alcanzaron un acuerdo de principio para aumentar de forma "sustancial" la participación de los bancos, principales acreedores de la deuda griega, a los que se les pedirá que acepten una quita de al menos 50%, contra el 21% decidida en julio.
A cambio, los dirigentes europeos coincidieron en la necesidad de recapitalizar la banca europea, con una inyección de unos 108.000 millones de euros, aunque todavía estas medidas deberán ser negociadas con el sector bancario.
De esa manera también se amortiguará el choque que supondrá el plan de elevar el capital básico de calidad a un ratio de un 9%, desde un 5%.
En medio de una catarata de críticas por la lentitud en emprender reformas, los líderes europeos acordaron este domingo examinar la posibilidad de modificar los tratados para reforzar la disciplina presupuestaria y mejorar el consenso económico.
Una cumbre de los 17 países de la Eurozona sumada a una de la UE se prevé el miércoles para aprobar y poner rápidamente en marcha este arsenal de medidas.
Merkel advirtió no obstante, que es necesario superar "una serie de etapas" para "superar la crisis de la deuda.
"No son las últimas decisiones que vamos a adoptar", advirtió.