Hekmatyar firmó en septiembre un acuerdo de paz con el gobierno afgano que le garantizaba la vuelta al país y la amnistía para él y para sus seguidores.
"¡Únanse a nosotros y detengan esta guerra cuyas principales víctimas son los afganos y sus casas que están destruyendo!", dijo en la capital provincial de Laghman, al este de Kabul. Tocado con el tradicional turbante negro, prometió a sus simpatizantes estar "a su lado" en este nuevo capítulo.
Hekmatyar, de 67 años, fue aclamado por la multitud al grito de "¡Alá Akbar!" (Dios es el más grande). En su arenga, denunció la matanza de más de 135 reclutas en el ataque talibán de la semana pasada. "No podemos tolerar ataques contra hombres que están rezando, que les disparen", dijo sobre estos soldados, muchos de los cuales se encontraban en una mezquita.
El jefe del Partido Hezb-i-Islami, veterano de la yihad contra los soviéticos, advirtió sin embargo a las "fuerzas extranjeras (que) no pueden ganar esta guerra", el mismo día en el que empezaban a llegar Marines de un destacamento para reforzar la operación de la OTAN.
"Dadnos la oportunidad de hallar una solución para nuestro país y de solucionar nuestros problemas, apoyadnos en este sentido", afirmó.
Los talibanes anunciaron el viernes el lanzamiento de su ofensiva de primavera.
Gulbuddin Hekmatyar desapareció a finales de los años 90, dejando tras de sí una reputación que le valió el sobrenombre del "Carnicero de Kabul" en la prensa internacional.
Cuando él era primer ministro en 1992, Kabul sufrió bombardeos terribles con numerosas víctimas.
Fue expulsado por los talibanes en 1996. Se cree que vivió en Irán y después en Pakistán, donde en 2004 llamó a la "guerra santa" contra Estados Unidos.
En virtud del acuerdo de paz firmado con el gobierno de unión nacional presidido por Ashraf Ghani, Hekmatyar se comprometió a deponer las armas en los últimos focos de resistencia bajo control de sus combatientes y a promover la reconciliación.
"¡Únanse a nosotros y detengan esta guerra cuyas principales víctimas son los afganos y sus casas que están destruyendo!", dijo en la capital provincial de Laghman, al este de Kabul. Tocado con el tradicional turbante negro, prometió a sus simpatizantes estar "a su lado" en este nuevo capítulo.
Hekmatyar, de 67 años, fue aclamado por la multitud al grito de "¡Alá Akbar!" (Dios es el más grande). En su arenga, denunció la matanza de más de 135 reclutas en el ataque talibán de la semana pasada. "No podemos tolerar ataques contra hombres que están rezando, que les disparen", dijo sobre estos soldados, muchos de los cuales se encontraban en una mezquita.
El jefe del Partido Hezb-i-Islami, veterano de la yihad contra los soviéticos, advirtió sin embargo a las "fuerzas extranjeras (que) no pueden ganar esta guerra", el mismo día en el que empezaban a llegar Marines de un destacamento para reforzar la operación de la OTAN.
"Dadnos la oportunidad de hallar una solución para nuestro país y de solucionar nuestros problemas, apoyadnos en este sentido", afirmó.
Los talibanes anunciaron el viernes el lanzamiento de su ofensiva de primavera.
Gulbuddin Hekmatyar desapareció a finales de los años 90, dejando tras de sí una reputación que le valió el sobrenombre del "Carnicero de Kabul" en la prensa internacional.
Cuando él era primer ministro en 1992, Kabul sufrió bombardeos terribles con numerosas víctimas.
Fue expulsado por los talibanes en 1996. Se cree que vivió en Irán y después en Pakistán, donde en 2004 llamó a la "guerra santa" contra Estados Unidos.
En virtud del acuerdo de paz firmado con el gobierno de unión nacional presidido por Ashraf Ghani, Hekmatyar se comprometió a deponer las armas en los últimos focos de resistencia bajo control de sus combatientes y a promover la reconciliación.