Antes del azúcar ya habían empezado a escasear en el país, el más poblado de Oriente Medio, productos básicos como el arroz, el aceite de cocina, la leche infantil o los medicamentos.
Para hacer frente al problema, las autoridades decidieron la semana pasada requisar miles de toneladas de azúcar en las fábricas de pasteles y de repostería de El Cairo, para venderlas luego a bajo precio a la población.
En internet un conductor de tuk-tuk (un triciclo motorizado) se ha convertido en portavoz de la exasperación con un vídeo visto miles de veces y en la calle la gente también está frustrada, como los clientes que esperan en una panadería del barrio de Maadi, en el Cairo.
El presidente Abdel Fattah al Sisi "tendría que ayudarnos y no lo ha hecho" dice Um Mahmud, una mujer de la limpieza. "Voté por él, ordena proyectos pero para nosotros nada", lamenta en referencia a las recientes obras para ampliar el Canal de Suez.
El gobierno está preocupado por la posibilidad de grandes manifestaciones de protesta en un país con un 27,8% de su población viviendo bajo el umbral de la pobreza y con una inflación del 14%.
Sin embargo la represión que han ejercido hasta ahora las autoridades hace poco probable un movimiento de protesta. Además muchos egipcios están cansados de la inestabilidad que ha alejado a turistas e inversores del país.
El presidente Sisi ya ha advertido que pondrá en marcha las reformas económicas aplazadas durante años. "Las reformas son difíciles pero inevitables", dijo el 15 de octubre.
Entre ellas, nuevos recortes de las subvenciones públicas a la electricidad o la gasolina, que representan el 7,9% del total de los gastos del gobierno.
En agosto, el parlamento adoptó un impuesto sobre el valor añadido (IVA) del 13% para el año fiscal 2016-2017 y que sustituye una tasa anterior del 10%.
Estas medidas forman parte de las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de un préstamo de 12.000 millones de dólares repartido en tres años.
"En los últimos tiempos el gobierno intenta obtener un préstamo del FMI y lograr un nivel de financiación decente", explica a la AFP Mohamed Abu Basha, un economista del banco de inversión EFG Hermes.
En los últimos años Egipto ha visto caer sus reservas de dólares. En septiembre eran de 19.600 millones, un 50% menos que en 2011, antes de la revolución que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
Gran parte de estas reservas han servido para sostener la libra egipcia, en un país donde muchos productos de primera necesidad, como el trigo, son importados.
Los inversores y las instituciones internacionales piden desde hace años medidas de ajuste como la reducción de subvenciones, a pesar de su impacto social.
Al mismo tiempo medidas como requisar bienes o las acusaciones del gobierno a las empresas de acaparar "preocupan a la comunidad de inversores", explica Menna Shams El Din, responsable de Edita Food Industries, propietaria de una de las fábricas donde fue requisado el azúcar.
"La gestión de la crisis del azúcar es muy preocupante para los inversores", dice por su parte Ziad Bahaa Eldin, economista y ex vice primer ministro del gobierno de transición tras la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi.
Según él el gobierno no tiene en cuenta que el aumento del azúcar también se debe a la situación del mercado mundial y a los nuevos aranceles.
Pero igual que otros economistas, Bahaa Eldin no cree que haya manifestaciones masivas en las calles el próximo 11 de noviembre, a pesar de una llamamiento anónimo lanzado en las redes sociales.
Para hacer frente al problema, las autoridades decidieron la semana pasada requisar miles de toneladas de azúcar en las fábricas de pasteles y de repostería de El Cairo, para venderlas luego a bajo precio a la población.
En internet un conductor de tuk-tuk (un triciclo motorizado) se ha convertido en portavoz de la exasperación con un vídeo visto miles de veces y en la calle la gente también está frustrada, como los clientes que esperan en una panadería del barrio de Maadi, en el Cairo.
El presidente Abdel Fattah al Sisi "tendría que ayudarnos y no lo ha hecho" dice Um Mahmud, una mujer de la limpieza. "Voté por él, ordena proyectos pero para nosotros nada", lamenta en referencia a las recientes obras para ampliar el Canal de Suez.
El gobierno está preocupado por la posibilidad de grandes manifestaciones de protesta en un país con un 27,8% de su población viviendo bajo el umbral de la pobreza y con una inflación del 14%.
Sin embargo la represión que han ejercido hasta ahora las autoridades hace poco probable un movimiento de protesta. Además muchos egipcios están cansados de la inestabilidad que ha alejado a turistas e inversores del país.
El presidente Sisi ya ha advertido que pondrá en marcha las reformas económicas aplazadas durante años. "Las reformas son difíciles pero inevitables", dijo el 15 de octubre.
Entre ellas, nuevos recortes de las subvenciones públicas a la electricidad o la gasolina, que representan el 7,9% del total de los gastos del gobierno.
- Préstamo del FMI -
En agosto, el parlamento adoptó un impuesto sobre el valor añadido (IVA) del 13% para el año fiscal 2016-2017 y que sustituye una tasa anterior del 10%.
Estas medidas forman parte de las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de un préstamo de 12.000 millones de dólares repartido en tres años.
"En los últimos tiempos el gobierno intenta obtener un préstamo del FMI y lograr un nivel de financiación decente", explica a la AFP Mohamed Abu Basha, un economista del banco de inversión EFG Hermes.
En los últimos años Egipto ha visto caer sus reservas de dólares. En septiembre eran de 19.600 millones, un 50% menos que en 2011, antes de la revolución que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
Gran parte de estas reservas han servido para sostener la libra egipcia, en un país donde muchos productos de primera necesidad, como el trigo, son importados.
Los inversores y las instituciones internacionales piden desde hace años medidas de ajuste como la reducción de subvenciones, a pesar de su impacto social.
Al mismo tiempo medidas como requisar bienes o las acusaciones del gobierno a las empresas de acaparar "preocupan a la comunidad de inversores", explica Menna Shams El Din, responsable de Edita Food Industries, propietaria de una de las fábricas donde fue requisado el azúcar.
"La gestión de la crisis del azúcar es muy preocupante para los inversores", dice por su parte Ziad Bahaa Eldin, economista y ex vice primer ministro del gobierno de transición tras la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi.
Según él el gobierno no tiene en cuenta que el aumento del azúcar también se debe a la situación del mercado mundial y a los nuevos aranceles.
Pero igual que otros economistas, Bahaa Eldin no cree que haya manifestaciones masivas en las calles el próximo 11 de noviembre, a pesar de una llamamiento anónimo lanzado en las redes sociales.