Algunos rebeldes huyen de los disparos de fuerzas gubernamentales en Libia.
Representantes de unos 35 países y de varios organismos internacionales -ONU, OTAN, Unión Europea (UE), Organización de la Conferencia Islámica (OCI) y Liga Árabe- iniciaron la reunión de Londres con promesas de continuar las acciones militares hasta que Gadafi cese sus "ataques criminales" y de "ayudar" al pueblo libio a "planear" su futuro después del conflicto.
El primer ministro británico, David Cameron, subrayó que la población de Misrata continuaba "sufriendo ataques criminales por parte del régimen", que incumple de manera "flagrante" la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Esa resolución abrió la vía de la intervención aliada, al autorizar recurrir a todos los medios necesarios para impedir la matanza de civiles por parte de las fuerzas de Gadafi en su lucha contra la rebelión.
Pero Gadafi ve las cosas de otro modo y denunció una "ofensiva bárbara e injusta contra Libia", según un comunicado de la agencia oficial Jana.
"Dejen Libia a los libios, están llevando a cabo una operación de exterminio contra un pueblo seguro y destruyendo un país en desarrollo", agregó el coronel Gadafi, en el poder desde 1969, que desde mediados de febrero enfrenta una rebelión que se hizo con el control de varias zonas del país, sobre todo en el este.
La coalición liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña desencadenó el 19 de marzo una campaña de bombardeos que frenó la contraofensiva de las fuerzas de Gadafi cerca de Bengasi (la capital rebelde, a 1.000 km al este de Trípoli) y permitió a los insurgentes recuperar algunas ciudades y localidades petroleras.
Pero las fuerzas regulares contuvieron a su vez el lunes el avance de sus enemigos, cuando se hallaban a apenas 100 km de Sirte, la ciudad natal de Gadafi, y este martes los obligaron a replegarse unos 40 km, hasta la localidad de Nofilia, bajo el fuego de armas pesadas y morteros.
Dos fuertes explosiones sacudieron el martes Trípoli, en el sector donde se halla la residencia de Gadafi, y otras siete Tayura, en los alrededores al este de la capital, comprobaron un periodista de la AFP y testigos.
Según un habitante de ese barrio, aviones lanzaron cinco bombas contra un sitio militar ubicado en esta zona.
El lunes por la noche los ataques se concentraron en las regiones de Gharyan y Sorman (oeste), Mezda (centro) y Tayura.
Los aviones y un buque de guerra estadounidense bombardearon además tres navíos libios en el puerto de Misrata, una ciudad rebelde a 200 km de Trípoli, asediada por las tropas del régimen.
Las fuerzas de Gadafi también avanzaban en el enclave opositor de Misrata, según los rebeldes, que temen "una masacre" en caso de que caiga la ciudad. Según un médico del hospital local, las fuerzas de Gadafi mataron a por lo menos 142 personas e hirieron a más de 1.400 en esa localidad desde el 18 de marzo.
El presidente estadounidense Barack Obama justificó el lunes su decisión de intervenir en Libia alegando que permitió "impedir una masacre", pero advirtió que una campaña militar para derrocar a Gadafi podría repetir el baño de sangre y el sufrimiento de Irak.
En el plano político, el Consejo Nacional de Transición (CNT), la autoridad provisional que representa a los rebeldes, prometió "elecciones libres y justas" tras la caída de Gadafi.
El CNT fue reconocido por Francia y por Qatar y mantiene reuniones con muchas delegaciones que asisten a la conferencia de Londres, aunque no fue invitado a participar en ésta.
En esta reunión se formó un grupo de contacto sobre Libia, que celebrará su primera reunión en Qatar.
Unas 330.000 personas, casi todas de otras nacionalidades, se vieron obligadas a huir de Libia desde el inicio de la rebelión, y unas 9.000 se hallan bloqueadas en las fronteras con Túnez y Egipto, según datos de la ONU.
El primer ministro británico, David Cameron, subrayó que la población de Misrata continuaba "sufriendo ataques criminales por parte del régimen", que incumple de manera "flagrante" la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Esa resolución abrió la vía de la intervención aliada, al autorizar recurrir a todos los medios necesarios para impedir la matanza de civiles por parte de las fuerzas de Gadafi en su lucha contra la rebelión.
Pero Gadafi ve las cosas de otro modo y denunció una "ofensiva bárbara e injusta contra Libia", según un comunicado de la agencia oficial Jana.
"Dejen Libia a los libios, están llevando a cabo una operación de exterminio contra un pueblo seguro y destruyendo un país en desarrollo", agregó el coronel Gadafi, en el poder desde 1969, que desde mediados de febrero enfrenta una rebelión que se hizo con el control de varias zonas del país, sobre todo en el este.
La coalición liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña desencadenó el 19 de marzo una campaña de bombardeos que frenó la contraofensiva de las fuerzas de Gadafi cerca de Bengasi (la capital rebelde, a 1.000 km al este de Trípoli) y permitió a los insurgentes recuperar algunas ciudades y localidades petroleras.
Pero las fuerzas regulares contuvieron a su vez el lunes el avance de sus enemigos, cuando se hallaban a apenas 100 km de Sirte, la ciudad natal de Gadafi, y este martes los obligaron a replegarse unos 40 km, hasta la localidad de Nofilia, bajo el fuego de armas pesadas y morteros.
Dos fuertes explosiones sacudieron el martes Trípoli, en el sector donde se halla la residencia de Gadafi, y otras siete Tayura, en los alrededores al este de la capital, comprobaron un periodista de la AFP y testigos.
Según un habitante de ese barrio, aviones lanzaron cinco bombas contra un sitio militar ubicado en esta zona.
El lunes por la noche los ataques se concentraron en las regiones de Gharyan y Sorman (oeste), Mezda (centro) y Tayura.
Los aviones y un buque de guerra estadounidense bombardearon además tres navíos libios en el puerto de Misrata, una ciudad rebelde a 200 km de Trípoli, asediada por las tropas del régimen.
Las fuerzas de Gadafi también avanzaban en el enclave opositor de Misrata, según los rebeldes, que temen "una masacre" en caso de que caiga la ciudad. Según un médico del hospital local, las fuerzas de Gadafi mataron a por lo menos 142 personas e hirieron a más de 1.400 en esa localidad desde el 18 de marzo.
El presidente estadounidense Barack Obama justificó el lunes su decisión de intervenir en Libia alegando que permitió "impedir una masacre", pero advirtió que una campaña militar para derrocar a Gadafi podría repetir el baño de sangre y el sufrimiento de Irak.
En el plano político, el Consejo Nacional de Transición (CNT), la autoridad provisional que representa a los rebeldes, prometió "elecciones libres y justas" tras la caída de Gadafi.
El CNT fue reconocido por Francia y por Qatar y mantiene reuniones con muchas delegaciones que asisten a la conferencia de Londres, aunque no fue invitado a participar en ésta.
En esta reunión se formó un grupo de contacto sobre Libia, que celebrará su primera reunión en Qatar.
Unas 330.000 personas, casi todas de otras nacionalidades, se vieron obligadas a huir de Libia desde el inicio de la rebelión, y unas 9.000 se hallan bloqueadas en las fronteras con Túnez y Egipto, según datos de la ONU.