Como cada sábado, 'Mister George' cuelga su traje de opositor a la presidenta Ellen Johnson Sirleaf y se viste con una camiseta de fútbol para entrenar con amigos en Paynesville, en la periferia este de Monrovia, antes de disputar un partido los domingos, cuando sus obligaciones se lo permiten.
El sábado, Weah, con el cráneo afeitado, lucía una camiseta con su nombre y el número 18. Tiene ya 49 años, pero sigue manteniéndose en buena forma.
En el estadio Willis D. Knuckles Jr, en el que entrena, todo es muy distinto a cuando jugaba en el Parque de los Príncipes con el París Saint-Germain o en San Siro con el Milan, club ese último con el que ganó el Balón de Oro en 1995. Entonces las gradas estaban repletas de hinchas y en Paynesville sólo hay apenas unas decenas de aficionados para ver lo que ocurre en un campo de arena.
"Veníamos aquí para ver jugar a nuestros hermanos mayores", recuerda Weah en declaraciones a la AFP, después de haber entrenado y haberse cambiado de ropa.
"Estos niños que están aquí para vernos no vienen sólo al fútbol, sino a una escuela de vida", estima.
El exfutbolista es muy popular en su país. Como político de la oposición, cuenta también con detractores, pero no se cruza con ellos en este barrio pobre al que acude frecuentemente.
Entre los espectadores, Wilson Toba, un hombre de unos cincuenta años, no oculta que es un fan incondicional del jugador más emblemático de la historia del país.
"Es un chico de aquí, salió de aquí", subraya Toba. "Somos pobres y todos nos apoyamos", añade, en referencia la combate político de Weah, jefe del Congreso para el Cambio Democrático (CDC).
El jueves de esta semana, George Weah se lanzó oficialmente a la carrera para las elecciones presidenciales, que tendrán lugar en 2017 en Liberia, presentándose como el "candidato de la esperanza".
"Cuando vivía en el gueto en Gibraltar (barrio pobre de Monrovia, donde fue criado por su abuela), no había ninguna esperanza, pero a pesar de eso sí que las tuve", declaró el sábado a la AFP. "Poco importan las dificultades. He viajado para tener oportunidades y mi vida cambió. Estoy ahora aquí para ayudar a los jóvenes a tener oportunidades", afirma.
Ya fue candidato a las presidenciales de 2005 y entonces fue derrotado pro Ellen Johnson Sirleaf. Un resultado que puso en duda, antes de renunciar finalmente a su recurso.
Lo intentó de nuevo en 2011, como candidato a la vicepresidencia.
Sirleaf no se puede volver a presentar en 2017 por una limitación constitucional de mandatos y en principio George Weah tendría que verse en la contienda electoral con su vicepresidente, Joseph Boakai, de 71 años.
El exfutbolista consiguió convertirse en diciembre de 2014 en senador de la provincia de Montserrado (oeste, donde está situada Monrovia), distanciando con claridad a Robert Sirleaf, uno de los hijos de la presidenta.
Jonah Sawieh, exfutbolista de la selección liberiana que juega cada semana con él, insiste en que George sigue siendo George: "Siempre será el mismo, vendrá siempre a jugar con su pueblo".
Weah lo confirmó a la AFP: "Aunque sea elegido presidente de Liberia, me seguirán viendo jugar aquí. Siempre estaré aquí".
En el poder tendrá importantes desafíos, en un país del África negra con grandes desigualdades. Entre sus prioridades suele citar la Sanidad y la Educación.
Más allá de la labor política, George Weah también colabora en trabajos humanitarios en su país. Creó en agosto de 2014 una asociación para recaudar dinero en la lucha contra el Ébola, por la epidemia que afectaba entonces severamente a Liberia, Guinea y Sierra Leona.
De 2012 a 2014 fue 'Embajador para la Paz', un puesto para el que fue designado por la presidenta Sirleaf, con la misión de ayudar en el proceso de paz en el país, después de la sangrienta guerra civil (1989-2003), que provocó 250.000 muertos en Liberia.
El sábado, Weah, con el cráneo afeitado, lucía una camiseta con su nombre y el número 18. Tiene ya 49 años, pero sigue manteniéndose en buena forma.
En el estadio Willis D. Knuckles Jr, en el que entrena, todo es muy distinto a cuando jugaba en el Parque de los Príncipes con el París Saint-Germain o en San Siro con el Milan, club ese último con el que ganó el Balón de Oro en 1995. Entonces las gradas estaban repletas de hinchas y en Paynesville sólo hay apenas unas decenas de aficionados para ver lo que ocurre en un campo de arena.
"Veníamos aquí para ver jugar a nuestros hermanos mayores", recuerda Weah en declaraciones a la AFP, después de haber entrenado y haberse cambiado de ropa.
"Estos niños que están aquí para vernos no vienen sólo al fútbol, sino a una escuela de vida", estima.
El exfutbolista es muy popular en su país. Como político de la oposición, cuenta también con detractores, pero no se cruza con ellos en este barrio pobre al que acude frecuentemente.
Entre los espectadores, Wilson Toba, un hombre de unos cincuenta años, no oculta que es un fan incondicional del jugador más emblemático de la historia del país.
"Es un chico de aquí, salió de aquí", subraya Toba. "Somos pobres y todos nos apoyamos", añade, en referencia la combate político de Weah, jefe del Congreso para el Cambio Democrático (CDC).
El jueves de esta semana, George Weah se lanzó oficialmente a la carrera para las elecciones presidenciales, que tendrán lugar en 2017 en Liberia, presentándose como el "candidato de la esperanza".
"Cuando vivía en el gueto en Gibraltar (barrio pobre de Monrovia, donde fue criado por su abuela), no había ninguna esperanza, pero a pesar de eso sí que las tuve", declaró el sábado a la AFP. "Poco importan las dificultades. He viajado para tener oportunidades y mi vida cambió. Estoy ahora aquí para ayudar a los jóvenes a tener oportunidades", afirma.
- "Siempre estaré aquí" -
Ya fue candidato a las presidenciales de 2005 y entonces fue derrotado pro Ellen Johnson Sirleaf. Un resultado que puso en duda, antes de renunciar finalmente a su recurso.
Lo intentó de nuevo en 2011, como candidato a la vicepresidencia.
Sirleaf no se puede volver a presentar en 2017 por una limitación constitucional de mandatos y en principio George Weah tendría que verse en la contienda electoral con su vicepresidente, Joseph Boakai, de 71 años.
El exfutbolista consiguió convertirse en diciembre de 2014 en senador de la provincia de Montserrado (oeste, donde está situada Monrovia), distanciando con claridad a Robert Sirleaf, uno de los hijos de la presidenta.
Jonah Sawieh, exfutbolista de la selección liberiana que juega cada semana con él, insiste en que George sigue siendo George: "Siempre será el mismo, vendrá siempre a jugar con su pueblo".
Weah lo confirmó a la AFP: "Aunque sea elegido presidente de Liberia, me seguirán viendo jugar aquí. Siempre estaré aquí".
En el poder tendrá importantes desafíos, en un país del África negra con grandes desigualdades. Entre sus prioridades suele citar la Sanidad y la Educación.
Más allá de la labor política, George Weah también colabora en trabajos humanitarios en su país. Creó en agosto de 2014 una asociación para recaudar dinero en la lucha contra el Ébola, por la epidemia que afectaba entonces severamente a Liberia, Guinea y Sierra Leona.
De 2012 a 2014 fue 'Embajador para la Paz', un puesto para el que fue designado por la presidenta Sirleaf, con la misión de ayudar en el proceso de paz en el país, después de la sangrienta guerra civil (1989-2003), que provocó 250.000 muertos en Liberia.