En el último episodio de violencia, un suicida hizo estallar este sábado un vehículo atiborrado de explosivos en las oficinas centrales del servicio iraquí de inteligencia, en pleno corazón de Bagdad, y mató a dos personas, según funcionarios.
Estados Unidos, que ayuda a los iraquíes en su lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) con armas, consejeros y bombardeos aéreos, dijo que examina diferentes opciones para responder a la decapitación por parte de estos extremistas sunitas del periodista estadounidense James Foley, un acto calificado de "ataque terrorista".
En plena ofensiva de los combatientes del Estado Islámico (EI) que las fuerzas kurdas e iraquíes tratan de desalojar de las regiones conquistadas desde el 9 de junio, un ataque imputado a los milicianos chiitas tomó el viernes como blanco una mezquita sunita, en la región de Hamrin, al noreste de Bagdad, matando a 70 personas.
Estados Unidos condenó este "abominable ataque", perpetrado presuntamente en represalia por la muerte de milicianos chiitas en enfrentamientos o en la explosión de una bomba al paso de una de sus patrullas.
Después del ataque, unos enfrentamientos opusieron a habitantes sunitas con los milicianos chiitas, pero no hubo víctimas.
Este ataque podría disparar el descontento de la minoría sunita con el poder chiita, que a su vez necesita su cooperación en su combate contra el EI.
- Llamamiento a la unidad -
El primer ministro designado, el chiita Haidar al Abadi, que sucede al muy controvertido Nuri al Maliki, acusado de haber sembrado el caos al marginalizar a la minoría sunita (20%), llamó a la unidad y condenó el atentado que podría complicar aún más las negociaciones en curso con vistas a formar un gobierno.
El sábado, el presidente del parlamento, el suní Salim al Juburi, pidió la unidad y dijo que "el principal objetivo (del ataque) era destrozar los esfuerzos realizados para formar un gobierno".
"Todas las entidades políticas han condenado el crimen, todas han expresado su rabia por lo ocurrido", dijo en televisión. "Ahora esperamos medidas prácticas para que los responsables respondan por sus actos".
La ONG Amnistía Internacional calificó el ataque de "masacre" y dijo que las autoridades iraquíes "deben investigar adecuadamente la matanza de decenas de fieles".
En plena invasión estadounidense de Irak, los enfrentamientos entre chiitas y sunitas dejaron en 2006 y 2007 decenas de miles de muertos.
En una tribuna publicada por el Washington Post, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, declaró que su país apoyaría un sistema federal en Irak con tres regiones semiautónomas atribuidas a los chiitas, sunitas y kurdos, al tiempo que abogó por la unidad.
Después de su derrota de los primeros días de la ofensiva, las fuerzas iraquíes cuentan ahora, según las regiones, con el apoyo de milicianos chiitas y de tribus sunitas, además del de los kurdos en el norte, para frenar al EI.
El grupo EI que emitió el martes un vídeo en el que muestra la decapitación del periodista James Foley combate también en la vecina Siria, donde se enfrenta a las fuerzas del régimen de Bashar al Asad, principalmente en la provincia de Raqa (norte).
Desde el 8 de agosto, Estados Unidos lleva a cabo una campaña aérea contra el EI en el norte de Irak y el grupo ha amenazado con matar a un segundo rehén estadounidense, el periodista Steven Sotloff, si no pone fin a estos ataques.
Washington sin embargo contempla extender sus ataques aéreos a Siria.
El viceconsejero nacional de seguridad, Ben Rhodes, coincidió el viernes por la noche en que "cualquier estrategia contra el EI tiene que llevarse a cabo a ambos lados de la frontera, en Irak y en Siria".
Un oficial del ejército dijo al Wall Street Journal que los ataques a objetivos de alto nivel, como líderes del grupo yihadista, pueden organizarse tanto en una hora como en una semana.