Este gobierno, no reconocido por la comunidad internacional y apoyado por la coalición de milicias de Fajr Libya, llamó en un comunicado a "los oficiales y soldados del Estado Mayor del ejército libio, las fuerzas del ministerio del Interior y todos los servicios de seguridad, así como a los revolucionarios del 17 de febrero de todas las ciudades (...) a la movilización urgente".
En el escrito, leído por el primer ministro designado de este gobierno, se pedía a todas las fuerzas que no abandonaran a su "patria" y que estuvieran "preparados para defender la tierra, el honor y la religión".
El llamamiento se produjo horas después de la muerte de cinco miembros de las milicias de Fajr Libya en un atentado suicida contra un puesto de control en el oeste del país reivindicado por la rama libia del EI, que ha declarado la guerra a las fuerzas que controlan la capital.
El gobierno de Trípoli subrayó que está "determinado a combatir el pensamiento extremista (...) hasta su erradicación" y a "combatir a los takfiris (en alusión a los extremistas sunitas)".
Libia se hundió en el caos tras la caída de Muamar Gadafi en 2011. Las milicias se han hecho con el control sobre el terreno y dos autoridades, cada una dotada de su propio gobierno y su propio parlamento, se disputan el poder.
El gobierno reconocido por la comunidad internacional tiene su sede en Tobruk, al este.
Aprovechando la inestabilidad del país, el EI, que se ha hecho con grandes extensiones de territorio en Siria e Irak, entró el año pasado en Libia, donde controla zonas de la región de Sirte, al este de Trípoli.