Günter Grass
Titulado "Lo que hay que decir", el poema en prosa publicado en el diario alemán Süddeutsche Zeitung y en el español El País, denuncia eventuales ataques preventivos israelíes contra instalaciones nucleares iraníes como un proyecto que "podría exterminar al pueblo iraní (...) porque en su jurisdicción se sospecha la fabricación de una bomba atómica".
Al mismo tiempo, está "ese otro país en el que desde hace años -aunque mantenido en secreto- se dispone de un creciente potencial nuclear, fuera de control, ya que es inaccesible a toda inspección", añade el Nobel de literatura de 1999, tomando como objetivo a Israel sin nombrarlo al principio de su texto.
Grass denuncia "el silencio general sobre ese hecho" - al que dice haber "sometido (su) propio silencio" y que califica de "gravosa mentira"- porque "en cuanto no se respeta, 'antisemitismo' se llama la condena".
"¿Por qué solo ahora lo digo (...) Israel, potencia nuclear, pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza? Porque hay que decir lo que mañana podría ser demasiado tarde", explica el autor.
"Lo admito: no sigo callando porque estoy harto de la hipocresía de Occidente" respecto a Israel, "causante de ese peligro visible", dice Grass.
La reacción de Israel no se ha hecho esperar. "Es una tradición europea la de increpar a los judíos antes de la Pascua judía", lanzó en un comunicado el número dos de la embajada de Israel en Berlín, Emmanuel Nahshon.
"Israel es el único país del mundo cuestionado públicamente en su derecho a existir", añade, a la vez que precisa que los israelíes "quieren vivir en paz con sus vecinos de la región". "No estamos dispuestos a endosar el papel que Günter Grass nos atribuye en el trabajo del pasado del pueblo alemán".
Henryk Broder, editorialista, ya le ha respondido en el diario Die Welt. "Grass siempre tuvo un problema con los judíos, pero jamás lo había expresado tan claramente como en este poema", escribe.
En 2006, Günter Grass, conocido por sus posicionamientos de izquierdas, había reconocido haber formado parte de las Waffen SS durante su juventud, él que a menudo reenvíaba a Alemania a su pasado nazi.
Al mismo tiempo, está "ese otro país en el que desde hace años -aunque mantenido en secreto- se dispone de un creciente potencial nuclear, fuera de control, ya que es inaccesible a toda inspección", añade el Nobel de literatura de 1999, tomando como objetivo a Israel sin nombrarlo al principio de su texto.
Grass denuncia "el silencio general sobre ese hecho" - al que dice haber "sometido (su) propio silencio" y que califica de "gravosa mentira"- porque "en cuanto no se respeta, 'antisemitismo' se llama la condena".
"¿Por qué solo ahora lo digo (...) Israel, potencia nuclear, pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza? Porque hay que decir lo que mañana podría ser demasiado tarde", explica el autor.
"Lo admito: no sigo callando porque estoy harto de la hipocresía de Occidente" respecto a Israel, "causante de ese peligro visible", dice Grass.
La reacción de Israel no se ha hecho esperar. "Es una tradición europea la de increpar a los judíos antes de la Pascua judía", lanzó en un comunicado el número dos de la embajada de Israel en Berlín, Emmanuel Nahshon.
"Israel es el único país del mundo cuestionado públicamente en su derecho a existir", añade, a la vez que precisa que los israelíes "quieren vivir en paz con sus vecinos de la región". "No estamos dispuestos a endosar el papel que Günter Grass nos atribuye en el trabajo del pasado del pueblo alemán".
Henryk Broder, editorialista, ya le ha respondido en el diario Die Welt. "Grass siempre tuvo un problema con los judíos, pero jamás lo había expresado tan claramente como en este poema", escribe.
En 2006, Günter Grass, conocido por sus posicionamientos de izquierdas, había reconocido haber formado parte de las Waffen SS durante su juventud, él que a menudo reenvíaba a Alemania a su pasado nazi.