
Milicianos de las brigadas Al Qassam, de Hamas.
El movimiento Hamas, principal potencia militar de la franja de Gaza, que gobierna, reivindicó el disparo de "120 cohetes contra las posiciones militares del enemigo", dentro del total de 130 cohetes y obuses lanzados contra Israel en la confrontación ocurrida del lunes al jueves.
Éste se saldó con diez palestinos muertos, en su mayoría combatientes, y cuatro agentes fronterizos israelíes heridos.
"Abril de 2011 fue la última vez que Hamas participó oficialmente en disparos de cohetes", recuerdan los analistas de defensa del diario israelí Haaretz.
"La mayoría de los cohetes fueron disparados contra bases militares o las fuerzas de seguridad", destacan. "Está claro que Hamas ha cambiado las reglas del juego, y sólo disparará cohetes contra blancos militares", para que Israel no tenga motivos para responder masivamente.
"Nuestro enfrentamiento con el enemigo se ha mantenido en un nivel mínimo de potencia de fuego y de respuesta. Es un mensaje que los dirigentes (israelíes) deberían comprender perfectamente", apuntaron las Brigadas Ezzedin al Qassam, el brazo armado de Hamas, diciéndose dispuestas a prolongar la tregua si Israel hace otro tanto.
Según Ahmad al Turk, profesor de periodismo en la Universidad Islámica de Gaza, la situación política en Egipto "está cambiando en favor de Hamas y de los palestinos", por lo que "ya no es previsible que los palestinos se callen ante la escalada israelí".
Prudencia de ambos lados
El inicio de la confrontación coincidió con la reivindicación de la victoria en la elección presidencial egipcia de Mohamed Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes, "casa matriz" de Hamas. El anuncio, que no fue confirmado aún por resultados oficiales, inspiró gritos de victoria en las mezquitas de Gaza.
La proclamación de victoria llevó a Hamas a "probar las intenciones de Israel, para ver si los israelíes tenían la capacidad de lanzarse en una guerra contra Gaza" en el futuro, estima Mujaimer Abu Saada, profesor de ciencias políticas en la Universidad Al Azhar de Gaza.
Según un alto responsable israelí que pidió el anonimato, "hay una conexión entre el estallido de violencia en Gaza y las elecciones en Egipto".
"Los islamistas están intentando modificar el statu quo. Esperan que un gobierno islamista en El Cairo sea más complaciente con las actividades terroristas en Gaza y el Sinaí", limítrofe con Israel, afirma el responsable.
Según el diario israelí Maariv, "las dos partes gestionan el conflicto como erizos, es decir, con mucha prudencia".
"Cada uno se dice que el otro quiere salir indemne de las hostilidades, y ninguna de las dos partes tiene realmente en vista un objetivo (de guerra) realizable".
Éste se saldó con diez palestinos muertos, en su mayoría combatientes, y cuatro agentes fronterizos israelíes heridos.
"Abril de 2011 fue la última vez que Hamas participó oficialmente en disparos de cohetes", recuerdan los analistas de defensa del diario israelí Haaretz.
"La mayoría de los cohetes fueron disparados contra bases militares o las fuerzas de seguridad", destacan. "Está claro que Hamas ha cambiado las reglas del juego, y sólo disparará cohetes contra blancos militares", para que Israel no tenga motivos para responder masivamente.
"Nuestro enfrentamiento con el enemigo se ha mantenido en un nivel mínimo de potencia de fuego y de respuesta. Es un mensaje que los dirigentes (israelíes) deberían comprender perfectamente", apuntaron las Brigadas Ezzedin al Qassam, el brazo armado de Hamas, diciéndose dispuestas a prolongar la tregua si Israel hace otro tanto.
Según Ahmad al Turk, profesor de periodismo en la Universidad Islámica de Gaza, la situación política en Egipto "está cambiando en favor de Hamas y de los palestinos", por lo que "ya no es previsible que los palestinos se callen ante la escalada israelí".
Prudencia de ambos lados
El inicio de la confrontación coincidió con la reivindicación de la victoria en la elección presidencial egipcia de Mohamed Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes, "casa matriz" de Hamas. El anuncio, que no fue confirmado aún por resultados oficiales, inspiró gritos de victoria en las mezquitas de Gaza.
La proclamación de victoria llevó a Hamas a "probar las intenciones de Israel, para ver si los israelíes tenían la capacidad de lanzarse en una guerra contra Gaza" en el futuro, estima Mujaimer Abu Saada, profesor de ciencias políticas en la Universidad Al Azhar de Gaza.
Según un alto responsable israelí que pidió el anonimato, "hay una conexión entre el estallido de violencia en Gaza y las elecciones en Egipto".
"Los islamistas están intentando modificar el statu quo. Esperan que un gobierno islamista en El Cairo sea más complaciente con las actividades terroristas en Gaza y el Sinaí", limítrofe con Israel, afirma el responsable.
Según el diario israelí Maariv, "las dos partes gestionan el conflicto como erizos, es decir, con mucha prudencia".
"Cada uno se dice que el otro quiere salir indemne de las hostilidades, y ninguna de las dos partes tiene realmente en vista un objetivo (de guerra) realizable".