"Naciones Unidas declaró hoy que existe hambruna en dos regiones del sur de Somalia: el sur de Bakool y Lower Shabelle", indicó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) en Somalia.
El gobierno somalí expresó su esperanza de que "el reconocimiento de la gravedad de la situación en esas regiones ayude a limitar las carencias", acelerando los envíos de alimentos y material médico.
Las personas directamente afectadas por la hambruna son unas 350.000, pero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Roma, estimó que unos 12 millones requieren asistencia de emergencia en toda la región y evaluó en 120 millones de dólares (84 millones de euros) los aportes necesarios de la comunidad internacional para garantizar esa ayuda.
Bakool y Lower Shabelle están controladas por los insurgentes Shebab, que se reivindican próximos a la red Al Qaida.
Esas milicias expulsaron hace dos años a las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria, acusándolas de ser espías occidentales y cruzados cristianos, pero recientemente anunciaron haber levantado algunas restricciones y la ONU envió la semana pasada material humanitario por avión.
"Si no actuamos ahora, la hambruna se extenderá a las ocho regiones del sur de Somalia en los dos próximos meses, debido a las malas cosechas y a la aparición de enfermedades infecciosas", advirtió Mark Bowden, coordinador humanitario de Naciones Unidas para Somalia.
La OCHA estima que casi la mitad de la población somalí, o sea 3,7 millones de personas -2,8 millones de las cuales viven en el sur- se encuentran en situación crítica.
"Varias sequías han afectado al país en los últimos años, y el conflicto (con los islamistas) ha dificultado enormemente las actividades de las agencias (humanitarias) y el acceso a las comunidades en el sur del país", agregó OCHA en un comunicado.
Según la ONU, la crisis alimentaria en la región - que incluye a Yibuti, Etiopía, Kenia y Uganda- es la peor en dos décadas.
"Dada la combinación de la gravedad y de la extensión geográfica, esta es la peor crisis de la seguridad alimentaria en Africa desde la hambruna de 1991-92 en Somalia", precisó la entidad de la ONU.
Los índices de mortalidad y desnutrición en la zona son equiparables o incluso superiores a los de las recientes crisis de Níger en 2005, Etiopía en 2001 y Sudán en 1998, agregó.
El estado de hambruna se declara cuando al menos el 20% de hogares de una región sufre carencias alimentarias extremas con escasas capacidades de enfrentarlas, así como malnutrición aguda de un 30% de la población y un promedio de dos muertos cada diez mil habitantes por día, de acuerdo con la definición de la ONU.
Los índices de malnutrición en Somalia son actualmente los peores del mundo, y llegan al 50% en algunas regiones del sur, señaló Bowden.
"Cada día de retraso en la asistencia es literalmente una cuestión de vida o muerte para niños y para sus familias en las zonas afectadas", insistió Bowden.
Unos 78.000 somalíes dejaron sus tierras y se refugiaron en Etiopía y Kenia en los últimos dos meses.
El gobierno somalí expresó su esperanza de que "el reconocimiento de la gravedad de la situación en esas regiones ayude a limitar las carencias", acelerando los envíos de alimentos y material médico.
Las personas directamente afectadas por la hambruna son unas 350.000, pero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Roma, estimó que unos 12 millones requieren asistencia de emergencia en toda la región y evaluó en 120 millones de dólares (84 millones de euros) los aportes necesarios de la comunidad internacional para garantizar esa ayuda.
Bakool y Lower Shabelle están controladas por los insurgentes Shebab, que se reivindican próximos a la red Al Qaida.
Esas milicias expulsaron hace dos años a las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria, acusándolas de ser espías occidentales y cruzados cristianos, pero recientemente anunciaron haber levantado algunas restricciones y la ONU envió la semana pasada material humanitario por avión.
"Si no actuamos ahora, la hambruna se extenderá a las ocho regiones del sur de Somalia en los dos próximos meses, debido a las malas cosechas y a la aparición de enfermedades infecciosas", advirtió Mark Bowden, coordinador humanitario de Naciones Unidas para Somalia.
La OCHA estima que casi la mitad de la población somalí, o sea 3,7 millones de personas -2,8 millones de las cuales viven en el sur- se encuentran en situación crítica.
"Varias sequías han afectado al país en los últimos años, y el conflicto (con los islamistas) ha dificultado enormemente las actividades de las agencias (humanitarias) y el acceso a las comunidades en el sur del país", agregó OCHA en un comunicado.
Según la ONU, la crisis alimentaria en la región - que incluye a Yibuti, Etiopía, Kenia y Uganda- es la peor en dos décadas.
"Dada la combinación de la gravedad y de la extensión geográfica, esta es la peor crisis de la seguridad alimentaria en Africa desde la hambruna de 1991-92 en Somalia", precisó la entidad de la ONU.
Los índices de mortalidad y desnutrición en la zona son equiparables o incluso superiores a los de las recientes crisis de Níger en 2005, Etiopía en 2001 y Sudán en 1998, agregó.
El estado de hambruna se declara cuando al menos el 20% de hogares de una región sufre carencias alimentarias extremas con escasas capacidades de enfrentarlas, así como malnutrición aguda de un 30% de la población y un promedio de dos muertos cada diez mil habitantes por día, de acuerdo con la definición de la ONU.
Los índices de malnutrición en Somalia son actualmente los peores del mundo, y llegan al 50% en algunas regiones del sur, señaló Bowden.
"Cada día de retraso en la asistencia es literalmente una cuestión de vida o muerte para niños y para sus familias en las zonas afectadas", insistió Bowden.
Unos 78.000 somalíes dejaron sus tierras y se refugiaron en Etiopía y Kenia en los últimos dos meses.