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"El asesinato de Hasan al Lakis no es un simple asunto entre los israelíes y nosotros", dijo Nasrala en un discurso difundido en una gran pantalla durante una ceremonia de homenaje al occiso dirigente.
"Tenemos cuentas que saldar con los israelíes, hay cuentas antiguas y hay nuevas cuentas que saldar", dijo.
"Tarde o temprano, los asesinos serán castigados (...) Quienes mataron a nuestros hermanos no estarán seguros en ningún lugar del mundo", dijo Nasrala ante miles de partidarios.
"Su sangre no fue derramada en vano (...) El castigo recaerá en el momento en que lo decidamos", insistió el secretario general del partido.
"Los israelíes piensan que Hezbolá está ocupada (con la guerra en Siria y) con la situación en Líbano. Yo les digo: 'Os equivocáis'", indicó.
Nasrala se refería así a su participación en apoyo al régimen de Bashar al Asad contra los rebeldes en la guerra de Siria. La participación de Hezbolá y el conflicto en sí mismo dividen a Líbano y han tenido repercusiones mortales en el país.
Hasan al Lakis fue asesinado en el estacionamiento de su vivienda en la madrugada del 4 de diciembre.
Nasrala afirma que este dirigente era "uno de los cerebros del Hezbolá", aunque rechazó revelar la posición que ocupaba en el partido, considerando que estaba vinculada a su "trabajo de yihadista".
Solo explicó que "trabajaba para desarrollar las capacidades" del Hezbolá, y lo calificó de "amigo y hermano".
El último asesinato de un líder del Hezbolá se remonta a 2008, en Damasco, donde Imad Mughniye, el principal comandante militar del partido, murió en un atentado con coche bomba. Este asesinato también fue imputado a Israel, enemigo declarado del poderoso movimiento armado, que negó toda implicación.
