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TEGUCIGALPA, 1 julio 2009 (AFP) -
Zelaya, derrocado el domingo y enviado al exilio de inmediato, será detenido "inmediatamante" si regresa al país, donde es acusado de varios delitos, entre ellos "traición a la patria" y "usurpación de funciones", anunció este martes el fiscal general Luis Alberto Rubí.
El presidente derrocado ha anunciado su intención de regresar a Honduras el jueves, acompañado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, y varios jefes de Estado latinoamericanos, entre ellos la argentina Cristina Kirchner.
A la misma hora del anuncio del fiscal general hondureño, desde Nueva York, la Asamblea General de las Naciones Unidas pedía por aclamación "la inmediata e incondicional restauración del gobierno legítimo" encabezado por Zelaya.
Zelaya, en su mensaje ante la ONU, calificó al golpe de Estado como un "zarpazo a la democracia" perpetrado por "líneas de élite que se oponen a los cambios".
El director de la ONG Consenso Ciudadano, Efraín Díaz, considera que la visita anunciada de Insulza acompañando a Zelaya sería "inapropiada".
En el contexto de polarización del país, "más que ayudar va a agravar el problema", dijo a la AFP.
Zelaya, quien llegó al poder en elecciones democráticas ungido por un partido de derecha, giró a la izquierda y llevó a Honduras a integrarse en la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).
Ahora, una comisión del Congreso hondureño anunció que analizará la eventual salida del país de esta Alianza que integran un grupo de naciones con gobiernos de izquierda, entre ellos Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El domingo, militares que cumplían órdenes de la Corte Suprema, tomaron por asalto la residencia de Zelaya, lo capturaron y lo expulsaron del país rumbo a Costa Rica.
Horas después, el Congreso leyó una supuesta carta de renuncia de Zelaya --que el presidente derrocado niega haber dimitido-- y decidió designar a Roberto Micheletti como presidente.
La comunidad internacional ha cerrado filas en torno a Zelaya. Los organismos financieros internacionales decidieron congelar los fondos para Honduras.
Pero una parte del pueblo hondureño, apoya a Micheletti, como lo demostraron las miles de personas reunidas este martes en el Parque Central, donde gritaban "¡que no vuelva, que no vuelva!".
"Ni 1 día más", decía una pancarta escrita sobre la silueta de un sombrero como los que suele lucir Zelaya.
Poco más allá, unas 2.000 personas convocadas por organizaciones sindicales y sociales daban su apoyo a Zelaya, prácticamente sus únicos pilares después de sus enfrentamientos con partidos, empresarios, universidades y otros sectores.
Las centrales sindicales convocaron un paro y cortaron carreteras, pero era difícil saber su alcance.
"El país está parado ahorita", dijo a la AFP Juan Barahona, dirigente de una de las centrales sindicales.
Sin embargo, Micheletti, en un mensaje a la nación aseguró que "hay tranquilidad a lo largo y ancho del país" y pidió a los funcionarios que se reintegren a sus trabajos.
Asimismo, decretaron ampliar el toque de queda hasta el viernes, que regirá entre las 9 y las 5 de la mañana.
Las autoridades elegidas para reemplazar a Zelaya insisten en que no hubo un golpe de Estado, sino un proceso legal instruido al presidente por desacato a la justicia, que le prohibió celebrar una consulta popular que daría el paso inicial a una reforma de la Constitución.
"Respetamos a todo el mundo y sólo pedimos que nos respeten y nos dejen en paz, porque el país se encamina a elecciones generales libres y transparentes en noviembre", agregó el ex presidente del poder legislativo.
Por último, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) solicitó visitar Honduras para evaluar la situación de una treintena de personas que podrían estar desaparecidas o detenidas tras el golpe de Estado del domingo, informó su presidenta Luz Patricia Mejía.
bur-af/rpl
© 1994-2009 Agence France-Presse
Zelaya, derrocado el domingo y enviado al exilio de inmediato, será detenido "inmediatamante" si regresa al país, donde es acusado de varios delitos, entre ellos "traición a la patria" y "usurpación de funciones", anunció este martes el fiscal general Luis Alberto Rubí.
El presidente derrocado ha anunciado su intención de regresar a Honduras el jueves, acompañado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, y varios jefes de Estado latinoamericanos, entre ellos la argentina Cristina Kirchner.
A la misma hora del anuncio del fiscal general hondureño, desde Nueva York, la Asamblea General de las Naciones Unidas pedía por aclamación "la inmediata e incondicional restauración del gobierno legítimo" encabezado por Zelaya.
Zelaya, en su mensaje ante la ONU, calificó al golpe de Estado como un "zarpazo a la democracia" perpetrado por "líneas de élite que se oponen a los cambios".
El director de la ONG Consenso Ciudadano, Efraín Díaz, considera que la visita anunciada de Insulza acompañando a Zelaya sería "inapropiada".
En el contexto de polarización del país, "más que ayudar va a agravar el problema", dijo a la AFP.
Zelaya, quien llegó al poder en elecciones democráticas ungido por un partido de derecha, giró a la izquierda y llevó a Honduras a integrarse en la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).
Ahora, una comisión del Congreso hondureño anunció que analizará la eventual salida del país de esta Alianza que integran un grupo de naciones con gobiernos de izquierda, entre ellos Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El domingo, militares que cumplían órdenes de la Corte Suprema, tomaron por asalto la residencia de Zelaya, lo capturaron y lo expulsaron del país rumbo a Costa Rica.
Horas después, el Congreso leyó una supuesta carta de renuncia de Zelaya --que el presidente derrocado niega haber dimitido-- y decidió designar a Roberto Micheletti como presidente.
La comunidad internacional ha cerrado filas en torno a Zelaya. Los organismos financieros internacionales decidieron congelar los fondos para Honduras.
Pero una parte del pueblo hondureño, apoya a Micheletti, como lo demostraron las miles de personas reunidas este martes en el Parque Central, donde gritaban "¡que no vuelva, que no vuelva!".
"Ni 1 día más", decía una pancarta escrita sobre la silueta de un sombrero como los que suele lucir Zelaya.
Poco más allá, unas 2.000 personas convocadas por organizaciones sindicales y sociales daban su apoyo a Zelaya, prácticamente sus únicos pilares después de sus enfrentamientos con partidos, empresarios, universidades y otros sectores.
Las centrales sindicales convocaron un paro y cortaron carreteras, pero era difícil saber su alcance.
"El país está parado ahorita", dijo a la AFP Juan Barahona, dirigente de una de las centrales sindicales.
Sin embargo, Micheletti, en un mensaje a la nación aseguró que "hay tranquilidad a lo largo y ancho del país" y pidió a los funcionarios que se reintegren a sus trabajos.
Asimismo, decretaron ampliar el toque de queda hasta el viernes, que regirá entre las 9 y las 5 de la mañana.
Las autoridades elegidas para reemplazar a Zelaya insisten en que no hubo un golpe de Estado, sino un proceso legal instruido al presidente por desacato a la justicia, que le prohibió celebrar una consulta popular que daría el paso inicial a una reforma de la Constitución.
"Respetamos a todo el mundo y sólo pedimos que nos respeten y nos dejen en paz, porque el país se encamina a elecciones generales libres y transparentes en noviembre", agregó el ex presidente del poder legislativo.
Por último, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) solicitó visitar Honduras para evaluar la situación de una treintena de personas que podrían estar desaparecidas o detenidas tras el golpe de Estado del domingo, informó su presidenta Luz Patricia Mejía.
bur-af/rpl
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