Bajo el lema "así no va", cerca de 50.000 personas desfilaron por las calles de Milán, 70.000 en Turín, 50.000 en Nápoles, 40.000 en Roma y 15.000 en Palermo para pedir al gobierno de izquierda que "cambie" su política económica.
Se trata del primer paro general desde que el primer ministro de izquierda Renzi asumió el poder en febrero pasado.
El gobierno "se equivoca al excluir al sindicato y no dejarnos participar en la política económica", denunció Susanna Camusso, secretaria general del mayor sindicato italiano, CGIL, también de izquierda.
"La emergencia que atraviesa este país se llama trabajo, hacen falta políticas para crear empleos, pero no un empleo cualquiera, sin derechos y sin profesionalidad", afirmó.
Desde Turquía, donde se encontraba para un foro económico, Renzi, advirtió que no cederá a la presión de los sindicatos.
"Respeto al sindicato, pero no pienso como ellos. Italia tiene que cambiar inclusive para ellos", declaró tras confirmar la línea de sus reformas.
Unas 54 manifestaciones fueron organizadas en distintas ciudades del país para protestar contra la reforma laboral de Renzi que flexibiliza las condiciones de despido de los trabajadores con contrato fijo y que, a juicio de los sindicatos, introduce medidas ineficaces.
En Milán y Turín, las dos grandes ciudades del norte industrializado, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden.
En Roma, cientos de globos de todos los colores con el rostro de Renzi adornado con la nariz de Pinocho fueron lanzadas para denunciar "las mentiras" del primer ministro de izquierda.
El paro que afectó tanto al sector público como al privado, fue convocado por dos importantes sindicatos del país, CGIL y UIL (moderados) y se unió UGL (derecha).
La confederación católica, CISL, la segunda por número de inscritos, no quiso adherir al paro y defiende un "pacto social".
El sector del transporte por tren se vio afectado así como el aéreo, por la anulación de numerosos vuelos.
Según los sindicatos, la mitad de los trayectos de tren y vuelos programados fueron anulados y el 70% de los buses y líneas de transporte se detuvieron.
Las grandes líneas de tren se vieron afectadas pero se mantuvo el servicios mínimo de trenes de alta velocidad.
- Contra la Ley de Empleos -
Para las organizaciones sindicales, las medidas de Renzi reducen los derechos y la dignidad de los trabajadores, y no favorecen la creación de empleo, además de legalizar formas de abuso por parte de los patrones.
La nueva ley, llamada "Jobs Act" (Ley de Empleos), adoptada la semana pasada, prevé reducir los derechos y facilita los despidos durante los primeros años de contrato.
Con el paro, los sindicatos esperan presionar al gobierno, que deberá legislar en los próximos seis meses mediante "decretos delegados" sobre los temas incluidos en la ley votada.
El sindicato considera que el peso de la crisis económica que afecta desde hace tres años a Italia ha recaído sobre los trabajadores y que los recortes y reformas han agravado el empobrecimiento de los trabajadores.
Junto a delegaciones de trabajadores y desempleados desfilaron los estudiantes en Bari (sur), Trieste (noreste), Pisa (centro), Turín (noroeste), entre otros.
El desempleo afecta al 44% de los jóvenes en Italia, y la mayoría de los primeros trabajos que consiguen son precarios.
Renzi anunció también la modificación del controvertido artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, un símbolo de la lucha social en Italia, que protege de los despidos abusivos.
Las organizaciones sindicales critican también la ley de presupuestos para el 2015, cuyas medidas son consideradas insuficientes para reactivar una economía en recesión.