"Aquí no discutimos la creación de un corredor, estamos discutiendo el reconocimiento de un corredor que ya existe, y que los Estados decidieron dividirlo con fronteras", indicó en rueda de prensa en Bogotá Angela Kaxuyana, representante de la Coordinación de Indígenas de la Amazonía de Brasil.
Según las comunidades aborígenes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Suriname, Venezuela, Guyana y Guyana Francesa, el reconocimiento de este corredor permitirá articular esfuerzos para preservar la biodiversidad y pactar un área de reserva natural del tamaño de México, con cerca de 200 millones de hectáreas.
"El corredor es una oportunidad para visibilizar la forma de manejo de los territorios indígenas, desde nuestros saberes ancestrales (...) Pretende mantener esta conectividad, necesaria para sostener la vida y garantizar la resiliencia del planeta ante el cambio climático", expresó Tuntiak Katan, vicepresidente de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).
En ese sentido, resaltaron que este esfuerzo no se trata de discursos políticos, sino de acciones concretas para salvar el planeta de la amenaza climática.
"Aquí creamos líneas que permitan mitigar todas las afectaciones que surgen del calentamiento global, creemos que los pueblos indígenas, vinculados a estos bosques, son más que guardianes, son los responsables de garantizar el ciclo de la vida en esta cuenca, que se alinea y está conectada con otras latitudes y continentes", señaló Jorge Pérez, proveniente de una comunidad aborigen del Perú.
Las declaraciones fueron entregadas después de una semana entera de discusión en Bogotá, organizada por la ONG estadounidense Avaaz, donde se concluyó la necesidad de constituir el "Corredor biocultural sagrado territorial que comprende los Andes, la Amazonía y el Atlántico".
"El corredor es biológico y cultural, pues es el área que abarca la mayor cantidad de bosques tropicales en el mundo; alberga más de 400 identidades culturales y espirituales; donde se concentra la mayor identidad biológica del planeta", declararon.
Las comunidades indígenas señalaron que están en diálogo con el Estado, pero trabajan por su cuenta para salvar este espacio, considerado el pulmón del mundo.
Para concluir, hicieron un llamado a los gobiernos, las organizaciones internacionales, y a la población que habita el planeta para colaborar, pues consideran que "si se acaba el Amazonas, se acaba la vida".
Según las comunidades aborígenes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Suriname, Venezuela, Guyana y Guyana Francesa, el reconocimiento de este corredor permitirá articular esfuerzos para preservar la biodiversidad y pactar un área de reserva natural del tamaño de México, con cerca de 200 millones de hectáreas.
"El corredor es una oportunidad para visibilizar la forma de manejo de los territorios indígenas, desde nuestros saberes ancestrales (...) Pretende mantener esta conectividad, necesaria para sostener la vida y garantizar la resiliencia del planeta ante el cambio climático", expresó Tuntiak Katan, vicepresidente de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).
En ese sentido, resaltaron que este esfuerzo no se trata de discursos políticos, sino de acciones concretas para salvar el planeta de la amenaza climática.
"Aquí creamos líneas que permitan mitigar todas las afectaciones que surgen del calentamiento global, creemos que los pueblos indígenas, vinculados a estos bosques, son más que guardianes, son los responsables de garantizar el ciclo de la vida en esta cuenca, que se alinea y está conectada con otras latitudes y continentes", señaló Jorge Pérez, proveniente de una comunidad aborigen del Perú.
Las declaraciones fueron entregadas después de una semana entera de discusión en Bogotá, organizada por la ONG estadounidense Avaaz, donde se concluyó la necesidad de constituir el "Corredor biocultural sagrado territorial que comprende los Andes, la Amazonía y el Atlántico".
"El corredor es biológico y cultural, pues es el área que abarca la mayor cantidad de bosques tropicales en el mundo; alberga más de 400 identidades culturales y espirituales; donde se concentra la mayor identidad biológica del planeta", declararon.
Las comunidades indígenas señalaron que están en diálogo con el Estado, pero trabajan por su cuenta para salvar este espacio, considerado el pulmón del mundo.
Para concluir, hicieron un llamado a los gobiernos, las organizaciones internacionales, y a la población que habita el planeta para colaborar, pues consideran que "si se acaba el Amazonas, se acaba la vida".