Tras más de cuatro días de intensas negociaciones en Ginebra, Irán y el grupo 5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, más Alemania) anunciaron en la madrugada del domingo un acuerdo por el cual la República Islámica acepta limitar su programa nuclear a cambio de que se suavicen parcialmente las sanciones económicas impuestas al país.
El acuerdo, temporal, abre un período de conversaciones de seis meses en el que se buscará una solución global a la cuestión.
Prevé que "en lo que se refiere al stock de uranio existente enriquecido al 20%, guardará la mitad en óxido de uranio para fabricar combustible destinado al (reactor civil iraní) TRR. Diluirá el (stock) restante al 20% de UF6 (hexafluoruro de uranio: gas que alimenta directamente las centrifugadoras de uranio) a menos del 5%".
Teherán se compromete también a no enriquecer uranio a más del 5% durante seis meses y a no construir nuevas instalaciones de enriquecimiento.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó este pacto de "error histórico" y su oficina lo describió como "un mal acuerdo, que ofrece a Irán lo que quería: el levantamiento parcial de las sanciones y el mantenimiento de una parte esencial de su programa nuclear".
Un "primer paso" importante
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que consideró el acuerdo un "importante primer paso", llamó el domingo a Netanyahu.
"El presidente dijo al primer ministro que quiere que Estados Unidos e Israel comiencen consultas inmediatamente sobre nuestros esfuerzos para negociar una solución global" sobre el programa nuclear iraní, dijo el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest.
El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, calificó por su parte el acuerdo de un "logro" y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que este pacto "podría ser el comienzo de un acuerdo histórico para los pueblos y naciones del Medio Oriente y más allá de esa región".
"Se ha efectuado un gran avance, pero solo el primero en un largo y difícil camino", afirmó el presidente ruso, Vladimir Putin, mientras su colega francés, François Hollande, consideró el acuerdo como "una etapa hacia el cese del programa militar nuclear iraní".
El Secretario de Estado nortamericano, John Kerry, advirtió el domingo por la noche que "ahora empieza la parte realmente difícil". Recién llegado a Londres procedente de Ginebra, Kerry añadió que "se trata de un esfuerzo para lograr un acuerdo completo, que requerirá efectuar un gran trabajo en términos de verificación, de transparencia y de responsabilidad".
Kerry había tratado también de tranquilizar a Israel, todavía desde Ginebra, asegurando que un acuerdo nuclear "hará el mundo (...), a nuestros socios de la región y a nuestro aliado Israel más seguros".
El Congreso estadounidense ya anunció que era favorable a nuevas sanciones reforzadas que sólo se aplicarían en caso de que Teherán no cumpliera el acuerdo alcanzado en Ginebra. "Las sanciones entrarían en vigor si hacen trampa o si el desmantelamiento no se hubiera iniciado de aquí a seis meses", resumió un consejero de un senador estadounidense.
Para los expertos, este acuerdo constituye un avance, ya que establece una gama más importante de obligaciones y verificaciones sobre el programa nuclear iraní, incluso si la ambigüedad en algunos puntos permite diferentes interpretaciones.
El más delicado de ellos es el enriquecimiento de uranio, que ha llevado a Estados Unidos, la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de la ONU a endurecer en los últimos años las sanciones comerciales y financieras contra Irán.
El presidente iraní, Hasan Rohani, estimó que "en el acuerdo, el derecho a enriquecer uranio en territorio iraní fue aceptado".
Sin embargo, Kerry, aseguró que el texto "no dice que Irán tenga derecho al enriquecimiento [de uranio], digan lo que digan ciertas interpretaciones".
"Lo que dice [el documento] es que en el marco de una solución completa, si alcanzamos el siguiente nivel de esta solución completa, Irán estará en condiciones de disfrutar de sus derechos fundamentales a disponer de la energía nuclear con fines pacíficos, lo que implicará lo que llamamos un programa de enriquecimiento definido mutuamente y limitado a las necesidades prácticas", explicó Hague.
Desde Washington, Obama aseguró que este acuerdo "cierra el camino más evidente" a que Irán logre la bomba atómica, aunque subrayó las "grandes dificultades" que siguen existiendo respecto a este tema que afecta a la comunidad internacional desde hace una década. Las sanciones "más severas se seguirán aplicando", añadió.
Los occidentales e Israel sospechan que Teherán trata de fabricar la bomba atómica bajo la apariencia de un programa nuclear civil, algo que Irán niega.
Actualmente, la República Islámica enriquece uranio al 20%, un nivel que despierta sospechas de que su objetivo sea avanzar hacia la fabricación de un arma atómica, lo que requiere un enriquecimiento al 90%.