Israel empieza a preocuparse por el boicot económico palestino


MISHOR ADUMIM, Michael Blum, (AFP) - "¡El boicot es terrorismo económico!", protesta Avi Elkayam, un empresario israelí que dirige la asociación de industriales de Mishor Adumim, una colonia judía de Cisjordania.



Obreros palestinos trabajan en Maale Adumim
Obreros palestinos trabajan en Maale Adumim
Aunque reconoce que el boicot "sólo tiene un impacto mínimo" en los negocios, Elkayam se inquieta por el futuro.
Con la ambición de preparar su Estado independiente, la Autoridad Palestina mantiene un boicot de los productos procedentes de las 120 colonias judías de Cisjordania ocupada, una decisión que cuenta con el asentimiento de la "calle palestina".
La Autoridad Palestina se plantea también sancionar a los palestinos que sigan yendo a trabajar en las colonias a partir del 1 de enero próximo, una medida mucho menos popular.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu fustigó la decisión de la Autoridad Palestina, diciendo que "pese a nuestros esfuerzos por desarrollar una paz económica, los palestinos toman decisiones que van, ante todo, contra sus intereses".
Con sus 300 compañías, la zona industrial de Mishor Adumim da empleo a 3.000 palestinos de la región, del total de 22.000 que trabajan en empresas israelíes implantadas en Cisjordania.
Avi Elkayam, de 35 años, dirige una confitería que tiene un volumen de negocios de 1 millón de shekels (250.000 dólares), del cual un 5% proviene de los territorios palestinos.
"Sabemos cómo evitar el boicot, cambiando las etiquetas de nuestros productos, por ejemplo", explica Elkayam, que asegura que ninguna empresa de Mishor Adumim ha cerrado a causa de la iniciativa palestina.
Sin embargo, cuando se le plantea la posibilidad de que se termine la mano de obra palestina, Avi Elkayam se encoleriza: "desde hace 20 años, estamos aquí, palestinos e israelíes, ¿por qué intentar romper esta coexistencia? Somos un ejemplo para la paz, ¡pero nadie nos comprende!".
Una responsable de la empresa vecina, que prefiere mantenerse en el anonimato, no oculta sus temores.
Ella vende sus productos en el mundo entero, y para evitar las campañas internacionales de boicot, a veces emplea etiquetas que indican una procedencia distinta de la de su fábrica de Cisjordania. Las colonias están consideradas como ilegales por la comunidad internacional.
Más de 200 palestinos, en su mayoría de Jericó, acuden cada mañana a su fábrica para trabajar.
"Dependemos de los palestinos para la fabricación de nuestros productos, y ellos dependen de nosotros para alimentar a sus familias", cuenta.
En el supermercado Rami Levy, en la colonia de Gush Etzion, cerca de Belén, los clientes palestinos compran junto a los israelíes, en su mayoría colonos que vienen de los asentamientos vecinos.
Para Salamat, director palestino de una escuela de Belén, que viene por primera vez a hacer sus compras en este supermercado, el primer ministro palestino Salam "Fayyad puede decir lo que quiera, pero debería más bien venir a comprar aquí".
Ovadia Levy, director del supermercado donde más de la mitad de los 110 empleados son palestinos, se muestra confiado: "seguirán comprando aquí, porque los precios son atractivos, y hay una mayor variedad de productos".
Levy sostiene que las primeras víctimas del boicot serán los propios palestinos.
"Necesitan alimentar a sus hijos, y la Autoridad Palestina no les ofrece ninguna alternativa", dice.
Lo mismo piensa Musa Johar, un palestino de 55 años, habitante de un pueblo vecino, que declara: "nadie va a decirme cómo ganarme la vida".
"Nosotros no hacemos política, lo que queremos es seguir llevando dinero a casa, y no será la Autoridad Palestina quien me dé de comer", argumenta este obrero de la construcción.
Domingo, 4 de Julio 2010
AFP, Agence France-Presse
           


Nuevo comentario:

Noticias | Opiniòn | Comentario