Un inmigrante africano, en Tel Aviv.
"Todos parten de manera voluntaria", precisó a la AFP un portavoz del departamento de inmigración del Ministerio de Interior. Los inmigrantes que aceptaron dejar Israel recibieron una indemnización de partida de unos 1.000 euros por adulto y 400 euros por niño.
Después de este vuelo a Juba está previsto otro la próxima semana.
En el aeropuerto, Peter Andrew, un sursudanés que vivía en Israel desde hace más de 5 años aseguró que estaba "contento de regresar" a su país.
El ministro de Interior, Elie Yishai, jefe del partido ultraortodoxo, que estaba presente en el aeropuerto, afirmó que la primera etapa de la operación de repatriación era "un éxito". "Sólo es un comienzo, ya que hay que defender los intereses del Estado de Israel", agregó.
Yishai fue acusado por una parte de los comentaristas de haber lanzado una campaña antiinmigración con tintes racistas, aunque la campaña contra los clandestinos despertó pocas protestas en Israel.
Según el Ministerio de Interior, las autoridades continuaban el domingo su campaña de arrestos de clandestinos lanzada hace una semana. Más de 300 inmigrantes, en su mayoría sursudaneses, fueron detenidos para ser expulsados y otros 500 aceptaron partir voluntariamente.
El director general de la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, Harel Locker, anunció en la radio pública que "sólo 38 extranjeros se infiltraron en el territorio israelí durante el fin de semana, es decir la cifra más baja en un fin de semana desde hace años".
El gobierno decidió expulsar a 1.500 sursudaneses y 2.000 marfileños en situación irregular, tras recibir el visto bueno de la justicia.
Según las estadísticas oficiales, más de 60.000 inmigrantes africanos -llegados esencialmente de Sudán, de Sudán del Sur y de Eritrea- se instalaron ilegalmente en Israel.
Israel está construyendo un cerco de 250 km de largo en la frontera con Egipto para intentar impedir el ingreso ilegal de inmigrantes. Unos 170 km ya fueron construidos y la obra será terminada para fin de año.
Después de este vuelo a Juba está previsto otro la próxima semana.
En el aeropuerto, Peter Andrew, un sursudanés que vivía en Israel desde hace más de 5 años aseguró que estaba "contento de regresar" a su país.
El ministro de Interior, Elie Yishai, jefe del partido ultraortodoxo, que estaba presente en el aeropuerto, afirmó que la primera etapa de la operación de repatriación era "un éxito". "Sólo es un comienzo, ya que hay que defender los intereses del Estado de Israel", agregó.
Yishai fue acusado por una parte de los comentaristas de haber lanzado una campaña antiinmigración con tintes racistas, aunque la campaña contra los clandestinos despertó pocas protestas en Israel.
Según el Ministerio de Interior, las autoridades continuaban el domingo su campaña de arrestos de clandestinos lanzada hace una semana. Más de 300 inmigrantes, en su mayoría sursudaneses, fueron detenidos para ser expulsados y otros 500 aceptaron partir voluntariamente.
El director general de la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, Harel Locker, anunció en la radio pública que "sólo 38 extranjeros se infiltraron en el territorio israelí durante el fin de semana, es decir la cifra más baja en un fin de semana desde hace años".
El gobierno decidió expulsar a 1.500 sursudaneses y 2.000 marfileños en situación irregular, tras recibir el visto bueno de la justicia.
Según las estadísticas oficiales, más de 60.000 inmigrantes africanos -llegados esencialmente de Sudán, de Sudán del Sur y de Eritrea- se instalaron ilegalmente en Israel.
Israel está construyendo un cerco de 250 km de largo en la frontera con Egipto para intentar impedir el ingreso ilegal de inmigrantes. Unos 170 km ya fueron construidos y la obra será terminada para fin de año.