Manifestantes israelíes de orígen etíope, en Jerusalén.
Algunos manifestantes etíopes se habían maquillado de blanco mientras que otros manifestantes israelíes se pintaron el rostro de negro.
Esta movilización se produjo después de informaciones de prensa de la semana pasada según las cuales los habitantes de Kiryat Malachi se negaban a alquilar apartamentos a etíopes.
"Los etíopes son las primeras víctimas del racismo, pero el problema aflige a toda la nación", declaró a la AFP Shlomo Molla, diputado de Kadima (oposición) quien es de origen etíope.
Los militantes exigen una ley antirracista con el fin de "cambiar la sociedad israelí desde adentro".
Tras reunirse frente al Parlamento, los manifestantes desfilaron hasta la residencia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, actualmente de visita en Holanda.
Más de 120.000 judíos de origen etíope viven en Israel. Son descendientes de comunidades que permanecieron aislados de otros judíos durante siglos; las autoridades religiosas de Israel los reconocieron tardíamente como miembros de la fe judía.
Esta medida provocó dos oleadas de emigración hacia Israel, en 1984 y en 1991, pero los inmigrantes etíopes han debido luchar para integrarse a la sociedad israelí, pese a una importante ayuda gubernamental.
Esta movilización se produjo después de informaciones de prensa de la semana pasada según las cuales los habitantes de Kiryat Malachi se negaban a alquilar apartamentos a etíopes.
"Los etíopes son las primeras víctimas del racismo, pero el problema aflige a toda la nación", declaró a la AFP Shlomo Molla, diputado de Kadima (oposición) quien es de origen etíope.
Los militantes exigen una ley antirracista con el fin de "cambiar la sociedad israelí desde adentro".
Tras reunirse frente al Parlamento, los manifestantes desfilaron hasta la residencia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, actualmente de visita en Holanda.
Más de 120.000 judíos de origen etíope viven en Israel. Son descendientes de comunidades que permanecieron aislados de otros judíos durante siglos; las autoridades religiosas de Israel los reconocieron tardíamente como miembros de la fe judía.
Esta medida provocó dos oleadas de emigración hacia Israel, en 1984 y en 1991, pero los inmigrantes etíopes han debido luchar para integrarse a la sociedad israelí, pese a una importante ayuda gubernamental.