
Pier Luigi Bersani
El Tesoro italiano colocó 6.500 millones de euros de deuda pública a medio y largo plazo, ofreciendo las tasas de interés más altas desde octubre. No obstante, éstas quedaron por debajo de lo que temían los analistas, y la demanda fue robusta, lo que demuestra que los inversores confían de momento en la deuda italiana.
La emisión se presentaba como una operación de riesgo, ante la tormenta política desatada el martes por los resultados de las legislativas, que auguran un largo período de inestabilidad.
El país, la tercera mayor economía de la Eurozona, se encuentra sin una mayoría clara en un contexto de recesión y alto endeudamiento, y con la Comisión Europea pidiéndole que siga con las reformas económicas emprendidas por el anterior gabinete del tecnócrata Mario Monti.
La agencia de calificación Moody's echó leña al fuego este miércoles, advirtiendo de que podría rebajar la nota soberana de Italia.
También se aventuró a advertir sobre las posibles "implicaciones" de una subida de los intereses sobre la deuda italiana en otros países de la zona euro, como Portugal o España.
Lo que amenaza con "relanzar potencialmente la crisis de la deuda en la Eurozona", según los augurios de la agencia.
La Bolsa de Milán, que el martes se descalabró perdiendo al cierre 4,89%, parecía recuperar la calma este miércoles y a media sesión se movía en terreno positivo.
Superado el impacto del escenario que más temían los mercados, "sigue reinando la incertidumbre en cuanto a las posibles evoluciones políticas", señalaron los economistas del banco Intesa Sanpaolo.
Y es que para los círculos financieros, el tiempo apremia.
La incógnita sobre el futuro del programa de reformas y el mal estado de la economía italiana, en recesión, pueden constituir "una mezcla tóxica" para los inversores extranjeros, que podrían exigir rendimientos más altos en los próximos meses para comprar deuda italiana a largo plazo, advierte Raj Badiani, analista de IHS Global Insight.
El problema, precisamente, es que Italia debe captar este año al menos 420.000 millones de euros en los mercados de renta fija, detalla Badiani.
"El país querrá evitar la repetición de las presiones que sufrió a fines de 2011, cuando las tasas de interés sobre su deuda se elevaron a niveles insostenibles, y pensamos que la clase política italiana, aún traumatizada, recibirá mucha presión para actuar", añade el analista.
En caso de fracaso y de fuerte presión de los mercados, Italia podría verse obligada a recurrir al programa de compra de deuda pública del Banco Central Europeo (BCE), para rebajar la tensión.
Badiani estima en cambio que Roma hará lo máximo para evitar ese extremo, dado que los electores han demostrado que "no están dispuestos a aceptar nuevas medidas de austeridad", como condición al apoyo del BCE.
En cuanto a las negociaciones políticas, este miércoles no estaba previsto ningún anuncio ni reunión entre líderes, según la prensa italiana, que hablaba de "pausa de reflexión".
No obstante, según los medios locales, está habiendo contactos oficiosos entre los partidos.
El martes próximo se prevé una reunión de la dirección del Partido Democrático de Pier Luigi Bersani, cuya coalición de izquierda tiene una mayoría cómoda en la cámara baja pero insuficiente en el Senado.
El Parlamento deberá reunirse a más tardar el 15 de marzo, lo que todavía deja un tiempo para encontrar una solución.
El martes por la tarde, Bersani abrió la puerta a una colaboración con el movimiento antiausteridad del cómico Beppe Grillo, que atrajo a una cuarta parte del electorado.
Sin embargo, Grillo descartó cualquier alianza formal con cualquier partido, y anunció que su movimiento juzgará "reforma por reforma, ley por ley" la oportunidad de apoyar al gobierno.
Según la prensa italiana, algunos miembros del PD lamentan que Bersani haya descartado de entrada formar una "gran coalición" con el Partido de la Libertad del ex primer ministro Silvio Berlusconi.
La emisión se presentaba como una operación de riesgo, ante la tormenta política desatada el martes por los resultados de las legislativas, que auguran un largo período de inestabilidad.
El país, la tercera mayor economía de la Eurozona, se encuentra sin una mayoría clara en un contexto de recesión y alto endeudamiento, y con la Comisión Europea pidiéndole que siga con las reformas económicas emprendidas por el anterior gabinete del tecnócrata Mario Monti.
La agencia de calificación Moody's echó leña al fuego este miércoles, advirtiendo de que podría rebajar la nota soberana de Italia.
También se aventuró a advertir sobre las posibles "implicaciones" de una subida de los intereses sobre la deuda italiana en otros países de la zona euro, como Portugal o España.
Lo que amenaza con "relanzar potencialmente la crisis de la deuda en la Eurozona", según los augurios de la agencia.
La Bolsa de Milán, que el martes se descalabró perdiendo al cierre 4,89%, parecía recuperar la calma este miércoles y a media sesión se movía en terreno positivo.
Superado el impacto del escenario que más temían los mercados, "sigue reinando la incertidumbre en cuanto a las posibles evoluciones políticas", señalaron los economistas del banco Intesa Sanpaolo.
Y es que para los círculos financieros, el tiempo apremia.
La incógnita sobre el futuro del programa de reformas y el mal estado de la economía italiana, en recesión, pueden constituir "una mezcla tóxica" para los inversores extranjeros, que podrían exigir rendimientos más altos en los próximos meses para comprar deuda italiana a largo plazo, advierte Raj Badiani, analista de IHS Global Insight.
El problema, precisamente, es que Italia debe captar este año al menos 420.000 millones de euros en los mercados de renta fija, detalla Badiani.
"El país querrá evitar la repetición de las presiones que sufrió a fines de 2011, cuando las tasas de interés sobre su deuda se elevaron a niveles insostenibles, y pensamos que la clase política italiana, aún traumatizada, recibirá mucha presión para actuar", añade el analista.
En caso de fracaso y de fuerte presión de los mercados, Italia podría verse obligada a recurrir al programa de compra de deuda pública del Banco Central Europeo (BCE), para rebajar la tensión.
Badiani estima en cambio que Roma hará lo máximo para evitar ese extremo, dado que los electores han demostrado que "no están dispuestos a aceptar nuevas medidas de austeridad", como condición al apoyo del BCE.
En cuanto a las negociaciones políticas, este miércoles no estaba previsto ningún anuncio ni reunión entre líderes, según la prensa italiana, que hablaba de "pausa de reflexión".
No obstante, según los medios locales, está habiendo contactos oficiosos entre los partidos.
El martes próximo se prevé una reunión de la dirección del Partido Democrático de Pier Luigi Bersani, cuya coalición de izquierda tiene una mayoría cómoda en la cámara baja pero insuficiente en el Senado.
El Parlamento deberá reunirse a más tardar el 15 de marzo, lo que todavía deja un tiempo para encontrar una solución.
El martes por la tarde, Bersani abrió la puerta a una colaboración con el movimiento antiausteridad del cómico Beppe Grillo, que atrajo a una cuarta parte del electorado.
Sin embargo, Grillo descartó cualquier alianza formal con cualquier partido, y anunció que su movimiento juzgará "reforma por reforma, ley por ley" la oportunidad de apoyar al gobierno.
Según la prensa italiana, algunos miembros del PD lamentan que Bersani haya descartado de entrada formar una "gran coalición" con el Partido de la Libertad del ex primer ministro Silvio Berlusconi.